Los supervivientes del Apocalipsis Z se lanzan a una arriesgada travesía a través del Atlántico que termina en naufragio en medio de un terrible huracán. Rescatados en el último momento por un grupo de misteriosos norteamericanos, se ven obligados a acompañar a sus salvadores hasta una pequeña ciudad del golfo de México que continúa su vida como si el Apocalipsis jamás hubiese ocurrido. Sin embargo, pronto descubrirán que bajo ese paraíso placentero se esconden terribles secretos y un desafío que pondrá a prueba su capacidad para seguir vivos.
Los supervivientes del Apocalipsis Z huyen a las islas Canarias con la esperanza de encontrar una zona que no esté infestada de No Muertos. A duras penas consiguen llegar hasta Tenerife, donde tropiezan con un escenario aterrador: las islas están al borde de una guerra civil abierta entre dos gobiernos opuestos y su población se desespera por la falta de recursos para sobrevivir. Una suma de errores y malentendidos hará que las autoridades encarguen a los protagonistas una misión casi suicida: volar a Madrid para saquear el Hospital de La Paz, el último gran almacén de medicamentos que queda en una Europa vacía y devastada, y llevar su contenido de vuelta a las islas.
Carola siempre se ha sentido un poco fuera de lugar. Al marcharse a Madrid a estudiar con sus amigas pensó que podría darle un giro a su vida e intentar salvar una relación que hacía aguas. Sin embargo, un año después las cosas con Adrián siguen igual y no puede evitar ver como su mundo se hace cada vez más pequeño y la rutina la ahoga.
Por eso, cuando se le presenta la oportunidad de ir de Erasmus a Dublín y alejarse de todo, no duda en aprovecharla con la esperanza de que todo cambie.
Y allí, una noche cualquiera, conoce a Gael, con su pelo rubio, sus hoyuelos marcados y su sonrisa amable. Gael, que le recordará lo que es sentir mariposas en el estómago y hará que se plantee cosas que nunca antes se había atrevido a pensar: ¿Y si el amor en realidad fuese dar sin exigir? ¿Podrá Carola dejar sus inseguridades atrás y volver a empezar?
A veces, amar significa dar un salto al vacío.