El viaje de un niño de nueve años a través de la estepa ucraniana, rumbo al instituto en que habrá de cursar sus primeros estudios, dibuja la línea argumental de La estepa (1888), la novela corta que proporcionó a Chéjov reconocimiento y que le convirtió en un escritor de éxito.En El barranco (1900), donde el adulterio alterna con el asesinato y los más variados delitos, una impresión de fluidez conseguida sin forzar en ningún momento el estilo caracteriza el relato de principio a fin.Estas dos narraciones son un magnífico ejemplo del arte de Chéjov, cuya influencia se dejó notar inmediatamente en sus contemporáneos y que aún hoy sigue vigente en modernas tendencias como el minimalismo y el realismo sucio.
En una noche de agosto en Noruega, un resplandor enciende el cielo de golpe: es una enorme estrella nueva que se eleva vertiginosa, sin que nadie pueda explicarla. Magnetizados, inquietos, la observan unos personajes en medio de sus propias encrucijadas. Está Arne, profesor de literatura, que trata de lidiar con las dificultades del matrimonio con su mujer Tove, que sufre trastorno bipolar. Y está también Kathrine, pastor de la Iglesia que se sorprende cuando, al volver de un seminario, decide pasar la noche en un hotel en lugar de en su propia casa.
Haplo, el patryn liberado del Laberinto, es enviado por el Señor del Nexo a Pryan, el reino del fuego. A bordo del Ala de Dragón, Haplo cruza la Puerta de la Muerte y se dirige a ese sofocante reino donde la permanente luz solar y la abundancia de lluvias ha dado lugar a una jungla exuberante, tan inmensa que los humanos y los elfos viven en las copas de los árboles y sólo los enanos residen en las proximidades del suelo.
El mandato que lleva Haplo es sembrar el caos entre los habitantes de Pryan y preparar así el terreno para que los patryn puedan dominarlo. Sin embargo, las constantes guerras ya han conseguido este objetivo. Los enfrentamientos y el odio racial, mantenidos durante generaciones, no cesarán ni siquiera bajo la amenaza de aniquilación a manos de los legendarios titanes.
Al grito de: «¡Muerte!» y armado con una magia lo bastante poderosa como para rivalizar con la del propio Haplo, un sacerdote humano y su dragón cabalgan a la vanguardia de la destrucción. La salvación de Haplo depende de su capacidad para vencer a los titanes..., pero todavía no conoce la manera de arrasar a esos gigantes renegados.