A través de la verídica y conmovedora historia de Ahotep, Christian Jacq nos muestra un Egipto fabuloso al borde de la desaparición, que renacerá de sus cenizas impulsado por el valor y la pasión de una valiente y astuta joven. Sin la reina Ahotep, el Valle de los Reyes nunca habría existido, Egipto no hubiera conocido el período de esplendor que fue el Imperio Nuevo ni a los más gloriosos de sus faraones, entre ellos Ramsés el Grande.
1208, Roma. Un legado papal que carga en secreto la «herencia del diablo», unos documentos que amenazan al papa Inocencio III y a la Iglesia, es asesinado y los escritos, robados. Será entonces cuando el Papa proclamará una aterradora cruzada contra los cátaros que acabará arrasando Occitania.
Ajena a la catástrofe que la acecha, Bruna, una joven dama enamorada de Hugo, un trovador español, no imagina el destino que le espera. Mientras, en París, un pendenciero y juerguista estudiante de teología, Guillermo, se ve obligado a unirse a la lucha, en la que tendrá que recuperar los escritos robados y matar a Bruna…
El destino de los tres jóvenes se enlazará en esta devastadora cruzada, entre amores apasionados, rivalidades y muerte.
La guerra ha acabado. Y una nueva guerra acaba de empezar. Tres veces a lo largo de su historia, Nikan ha luchado por su supervivencia en las sangrientas Guerras de la Amapola. Aunque la tercera acaba de terminar, Rin no puede olvidar la atrocidad que cometió para salvar a su pueblo. Ahora está tratando de librarse de su culpa, de su adicción al opio y de las órdenes asesinas del ardiente Fénix, el dios vengativo que ha bendecido a Rin con su temible poder. Aunque no quiere seguir viviendo, se niega a morir hasta vengarse de la Emperatriz, que traicionó a la que fue la tierra natal de Rin. Su única esperanza es unir fuerzas con el poderoso jefe militar del Dragón, que planea conquistar Nikan, derrocar a la Emperatriz y crear una nueva república. Pero ni la Emperatriz ni el jefe militar del Dragón son lo que parecen. Cuantas más atrocidades presencia Rin, más teme que su amor por Nikan la obligue a usar el apocalíptico poder del Fénix una vez más. Porque Rin está dispuesta a sacrificar lo que haga falta para salvar a su país… y para conseguir su venganza.