«Parece que un suicidio en la familia constata lo que siempre se sospecha, que la locura corre en los genes, que estamos bíblicamente perdidas».
Hace seis meses que la abuela Carmen se abrió las venas en la bañera, y nadie ha sabido aún por qué. Ahora, sus cuatro nietas vuelven a la casa del pueblo en la que murió y que han heredado.
Lis se está recuperando de una crisis que sufrió allí mismo y solo quiere vender la casa y pasar página. Su hermana Erica sueña con organizar retiros espirituales y paseos botánicos. Olivia, prima de Erica y Lis y la mayor de las nietas, es cardióloga y busca en cada cajón alguna pista que ayude a explicar el final de la abuela. Por su parte, Nora, la hermana desastre, se plantea dejar que su camello utilice la casa como almacén para su mercancía.
Cuatro mujeres jóvenes y un legado común por descifrar: ¿una casa o una maldición que corre en los genes?
Hace seis meses que la abuela Carmen se abrió las venas en la bañera, y nadie ha sabido aún por qué. Ahora, sus cuatro nietas vuelven a la casa del pueblo en la que murió y que han heredado.
Lis se está recuperando de una crisis que sufrió allí mismo y solo quiere vender la casa y pasar página. Su hermana Erica sueña con organizar retiros espirituales y paseos botánicos. Olivia, prima de Erica y Lis y la mayor de las nietas, es cardióloga y busca en cada cajón alguna pista que ayude a explicar el final de la abuela. Por su parte, Nora, la hermana desastre, se plantea dejar que su camello utilice la casa como almacén para su mercancía.
Cuatro mujeres jóvenes y un legado común por descifrar: ¿una casa o una maldición que corre en los genes?
¿Qué precio hay que pagar para dar una vuelta de timón y decidirse a vivir los propios sueños?
Aunque Pablo Simó quiere construir la torre de sus sueños, se limita a dibujarla: hace veinte años que trabaja en un estudio de arquitectura que no puede o no quiere dejar. Veinte años son también los que lleva casado con Laura, a quien solo lo unen la costumbre y una hija típicamente adolescente.
Cuando una joven llegue inesperadamente al estudio buscando a Nelson Jara, comenzará a revelarse la trama en la que Simó está implicado junto a su jefe y una compañera de trabajo. La aparición de la muchacha y las derivaciones de ese hecho del pasado abrirán una grieta en la precaria estabilidad del arquitecto, que verá derrumbarse una a una las certezas que lo sostenían.
La novela en que se basó la película homónima.
La autora de Las viudas de los jueves demuestra una vez más su capacidad para construir personajes y contar historias en las que el suspenso no impide la pintura social ni la crítica. Las grietas de Jara es, en ese sentido, una reflexión acerca del matrimonio y la crisis de la mediana edad, y las dificultades de vivir en un mundo donde las reglas las imponen los más fuertes. Una novela que inquieta con la pregunta de si para dar una vuelta de timón y navegar hacia otro rumbo, no será necesario a veces dejar de lado la inocencia.
Aunque Pablo Simó quiere construir la torre de sus sueños, se limita a dibujarla: hace veinte años que trabaja en un estudio de arquitectura que no puede o no quiere dejar. Veinte años son también los que lleva casado con Laura, a quien sólo lo unen la costumbre y una hija típicamente adolescente.
Cuando una joven llegue inesperadamente al estudio buscando a Nelson Jara, comenzará a revelarse la trama del secreto en la que Simó está implicado junto a su jefe y una compañera de trabajo. La aparición de la muchacha y las derivaciones de ese hecho del pasado abrirán una grieta en la precaria estabilidad del arquitecto, que verá derrumbarse una a una las certezas que lo sostuvieron hasta el momento.
Cuando la vida se detiene de golpe, es el momento de hacer memoria. Es eso lo que siente Noray ante la inesperada muerte de sus abuelos Carmen y Tomás. Tras su funeral, incapaz de afrontar la ausencia de quienes le enseñaron las muchas formas que tiene el querer, se encierra en la casa familiar del pueblo, donde creció y fue feliz. Allí se refugia en las palabras y decide enfrentarse a la novela que lleva años postergando: la historia de su familia, ligada a la de un país con demasiado temor a conjugar el pretérito, desde la guerra civil hasta la consolidación de la democracia. A través de la escritura, Noray evocará las vidas de aquellos que hicieron posible la suya y lidiará con sus peores miedos y fantasmas para tratar de descubrir quién es.
Esta historia llegará sin que ella lo sepa a manos de Ismael, el amor de su vida, que irá leyendo, en la habitación de un hospital, las páginas de ese relato cuyo final marcará para siempre el destino de ambos.
Las flores del mal es uno de los primeros y más grandes testimonios artísticos de los temores, pasiones y contradicciones que atenazan al hombre moderno, tironeado por impulsos encontrados, nostálgico de un viejo orden que sin embargo hace todo lo posible por derribar. Manuel J. Santayana nos ofrece una traducción memorable, que recrea con espléndida musicalidad el metro y las rimas del original y nos ofrece un Baudelaire para el nuevo siglo: vital y decadente, sentencioso y profético.