Una expedición a la Antártida acaba en tragedia tras una fuerte tormenta. Uno de los miembros del equipo ha desaparecido y otro, Robert Wright, un veterano del trabajo de campo en el continente antártico que tiene las claves de lo ocurrido, sufre un ictus que lo deja incapacitado. De vuelta en casa, las consecuencias del accidente tienen efectos profundos en él y su entorno: su mujer Anna, una apasionada científica, se convierte que emplearse a fondo para recuperar el lenguaje y la movilidad.
La aclamada nueva novela de Jon McGregor, uno de los grandes autores de la literatura inglesa actual, nos habla de la valentía y del indómito impulso de contar que tenemos los seres humanos, incluso cuando faltan las palabras. Una aventura conmovedora sobre la fina línea que separa el sacrificio del egoísmo y sobre el infravalorado e inadvertido coraje que se necesita para llegar hasta el final del día.
Julio Ramón Ribeyro tituló La palabra del mudo al conjunto de sus cuentos, y más tarde destiló su esencia en la presente antología.
Clásico incuestionable de la literatura latinoamericana, el volumen hace gala de una gran riqueza literaria y diversidad temática, que el lector encontrará reflejada en textos de corte social ("Al pie del acantilado"), fantástico ("La insignia") o poetico ("Los eucaliptos"). Situado al margen del boom de la literatura latinoamericana, Ribeyro fue fiel a sus principios artísticos y eludió siempre la exuberancia en favor de lo marginal y lo cotidiano. Hoy está considerado un maestro de la concisión.
La Dinastía Tang gobernó China entre los años 618 y 907. Fue una época de estabilidad política, prosperidad económica y esplendor de la cultura autóctona, apoyada en influencias foráneas. Hubo un fuerte desarrollo institucional, con iniciativas en pensamiento y religión, y creatividad en todas las artes. Fue también una época de eclecticismo y cosmopolitismo; nunca antes China estuvo tan abierta al contacto exterior.
Y en más de tres mil años de poesía en lengua china, ésta es la edad de oro. Cincuenta mil poemas han llegado hasta nosotros, con abundancia de géneros y modelos poéticos. Todos los funcionarios eran poetas dedicados al servicio del estado y, en algún caso, pagaron con el destierro o la muerte su apego incondicional a la justicia. Otros poetas eran ermitaños —taoístas o budistas— amigos de la soledad y la reflexión serena. En muchos casos, fueron funcionarios y anacoretas en momentos diferentes de sus vidas.
Un pequeño cómic con un gran mensaje de aceptación y tolerancia.
¿Quien no ha luchado alguna vez contra la rebeldía de su propio cabello? ¿Quien no ha sufrido los estragos de un peluquero despiadado? La oveja cuenta el calvario que vive una niña al intentar domar su melena rizada: que si champús, peinados imposibles, turbantes, sombreros… hasta que solo le queda una última esperanza: un buen corte de pelo. Pero que sorpresa cuando, en lugar de arreglar el problema, el peluquero convierte su cabello rizado en una oveja espantosa. Desesperada, nuestra pequeña protagonista recurrirá a todas las estrategias posibles para que el animal que se ha instalado en su cabeza desaparezca y la deje en paz.
«Pero tú no eres mi hermana, nunca lo fuiste. No hemos jugado, comido, dormido juntas. Nunca te toqué, nunca te besé. No sé de qué color tienes los ojos. Nunca te he visto. No tienes cuerpo ni voz, solo eres una imagen plana en unas cuantas fotos en blanco y negro. No conservo ningún recuerdo de ti. Llevabas dos años y medio muerta cuando nací yo. Tú eres la criatura del cielo, la niñita invisible de la que nunca se habla, la ausente de todas las conversaciones. El secreto.» «La otra hija» es una larga carta que Annie Ernaux le escribe a Ginette, la hermana muerta a la que nunca conoció, pero cuya sombra siempre la acompaña desde aquel lejano domingo de agosto de 1950 en el que descubrió accidentalmente su existencia.
Mientras conduce hacia casa una noche, Gabe ve aparecer la cara de una niña en la ventanilla posterior del viejo coche oxidado que tiene delante. Solo pronuncia una palabra: «Papá».
Es su hija de cinco años, Izzy.
Nunca la vuelve a ver.
Tres años después, Gabe pasa sus días y sus noches recorriendo la autopista en busca del automóvil que se llevó a su hija, negándose a perder la esperanza aunque la mayoría de la gente crea que Izzy está muerta.
Fran y su hija, Alice, también han hecho muchos kilómetros por la autopista. No buscan. Huyen. Tratando de mantenerse un paso por delante de quienes quieren hacerles daño.
Porque Fran conoce la verdad. Sabe lo que realmente le pasó a la hija de Gabe. Sabe quién es el responsable. Y sabe lo que les harán si alguna vez las alcanzan...