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LA PIANISTA (BOL)

La pianista es Erika Kohut, una mujer madura que siempre ha vivido bajo la sombra de una madre posesiva y absorbente. En realidad, Erika es una pianista frustrada que ejerce de profesora de piano. Vencida por un fracaso que no es sino trasunto de una derrota mayor, la de escapar de un dominio indeseado, y presa en la telaraña de sus inhibiciones y de una perpetua y no siempre amable vigilancia, Erika ha aprendido a ser austera y servera. La pianista es una densa e inteligente, pero amarga, inmersión en la vida de una mujer cuya forzada soledad y sordo sufrimiento es paradigma de muchas vidas de mujer.
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LA PERSONA REGRESA, O NOVELA

El tío Celan era serísimo como los candelabros; sostenía la mirada y saltaba los siglos; sabía que hay edificios umbrosos, terribles, sin estilo resuelto de antemano; estilo alpino, estilo garaje, estilo japonés, sin estilo; por eso no dormía o dormía caminando cuando usaba palabras en el sueño de cuarzo, de ámbar, sin moscas, de granito fragmento de “Capítulo tío Celan”, de Luis Moreno Villamediana Luis Moreno Villamediana (Venezuela, 1966).
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LA PERLA (BOL)

Escritor que destaca en la observación de la realidad cotidiana, John Steinbeck (Salinas, California, 1902 - Nueva York, 1968) alcanzó una indiscutible grandeza en la creación de personajes sencillos. Ello se manifiesta en novelas como De ratones y hombres (publicada en Edhasa y llevada al cine por Gary Sinise), Las praderas del cielo, Las uvas de la ira, Al este del Edén y La perla. Esta novela es una de las narraciones más intensas y conmovedoras de la literatura contemporánea, una auténtica obra maestra. La historia del pescador, de su hijo Coyotito y de la perla más hermosa jamás pescada, es un símbolo trágico que condensa toda una filosofía de la existencia.
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LA PERFECCION DE MI ARTE. CARTAS ESCOGID

Las cartas de James Joyce son, sin duda, uno de sus grandes tesoros literarios, una ventana indiscreta y una aproximación emocionante a su oficio de escritor, pero también a su personalidad más íntima y secreta. Sentados delante de este fresco incomparable, vemos desfilar su personalidad abrasadora e indomable, sus celos incontrolables, un sorprendente apego a la familia y una inmensa angustia mientras compagina, en un difícil equilibrio, las ansias de creación literaria con su angustia por publicar: la certeza de que él es un escritor imbatible, convencido de su superioridad intelectual.Recibidas al principio como un documento de vital importancia, estas cartas se han convertido con el tiempo en una parte esencial de la obra de Joyce, una cima literaria en sí misma, la prueba concluyente de que fue uno de esos extraños talentos que transformó en material artístico incluso lo que no tenía intención de publicar. La selección canónica de Richard Ellmann y la traducción impecable de Carlos Manzano convierten a esta edición en la definitiva en nuestra lengua.
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LA PEQUEÑA DORRIT (TD)

Después de más de veinte años en China («Tengo tan pocas raíces que me arrastra la corriente»), Arthur Clennam vuelve a Londres convencido de haber desperdiciado su juventud y de que ya ha pasado para él el momento del amor. Su madre, una anciana inválida y siniestra, le recibe gélidamente en la habitación de la que lleva doce años sin salir, y en la que, al fondo, en la penumbra, cose una desventurada muchacha. Arthur se interesa en seguida por ella, sospechando que puede guardar la clave de un vergonzoso secreto familiar que su madre le oculta, y descubre que se trata de Amy Dorrit, nacida en la cárcel de deudores de Marshalsea, donde su padre, uno de los más antiguos presos, es toda una institución… Hay grandes mudanzas en esta novela –de la decepción a la esperanza, de la pobreza a la riqueza– pero un clima de restricción y falta de libertad se extiende por toda ella y unifica sus múltiples temas. La pequeña Dorrit (1855-1857), que presentamos íntegra en una nueva traducción de Ismael Attrache y Carmen Francí, es sin duda uno de los mejores Dickens, compendio monumental de su destreza narrativa, de su ingenio cómico y de su talento para crear ambientes y personajes. Pero quizá nunca Dickens había sido tan incisivo –o «subversivo», como dijo G. B. Shaw de esta «obra maestra entre las obras maestras»– en su sátira de la sociedad victoriana, a la que golpea implacablemente por su presunción y mezquindad, por su educación «en el miedo y el escalofrío», por su infame sistema de clases y por la escandalosa incompetencia de sus instituciones.
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LA PENINSULA DE LAS CASAS VACIAS

UNA NOVELA TOTAL SOBRE LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA EN CLAVE DE REALISMO MÁGICO He aquí la historia de la descomposición total de una familia, de la deshumanización de un pueblo, de la desintegración de un territorio y de una península de casas vacías. La historia de un soldado que se raja la piel para dejar salir la ceniza acumulada, de un poeta que cose la sombra de una niña tras un bombardeo, y de un maestro que enseña a sus alumnos a hacerse los muertos; de un general que duerme junto a la mano cortada de una santa, de un niño ciego que recupera la vista durante un apagón, y de una campesina que pinta de negro todos los árboles de su huerto; de un fotógrafo extranjero que pisa una mina cerca de Brunete y no levanta el pie en cuarenta años, de un gernikarra que conduce hasta el centro de París una camioneta con los restos humeantes de un ataque aéreo, y de un perro herido cuya sangre teñirá la última franja de una bandera abandonada en Badajoz. He aquí pues la historia total de la Guerra Civil española y de una Iberia agonizante donde lo fantástico apuntala la crudeza de lo real; donde los anónimos miembros de un extenso clan de olivareros de Jándula cruzan sus destinos con los de Alberti, Lorca y Unamuno; Rodoreda, Zambrano y Kent; Hemingway, Orwell y Bernanos; Picasso y Mallo; Azaña y Foxá; donde lo épico y lo costumbrista se entrelazan para tejer un portentoso tapiz, poético y grotesco, bello y delirante. «Con una prosa imprevista, tan original como desacomplejada, David Uclés es un auténtico soplo de aire fresco en las letras españolas».
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