Una poesía de subrayada modernidad que se reencuentra con sus fuentes, una escritura casi abstracta que se vuelve materia pura en nuestras manos, ante nuestros ojos.
Los relatos que componen este libro son una declaración de amor a la literatura y de gratitud a algunos escritores. Álvaro Medina de Toro nos desvela su punto de partida en el título, Huellas, y sus objetivos en el subtítulo, Fabulaciones biográficas. Seis escritores son objeto de recreación literaria: Antón P. Chéjov, Edgar A. Poe, Stefan Zweig, Luis Cernuda, Gabrielle-Sidonie Colette y Graham Greene. Sus escritos y sus vidas dejaron huellas profundas en el autor siendo adolescente, ese sedimento sobre el que ahora se levantan estos exigentes relatos. Cargados de emoción, humor, en un estilo ágil y diáfano, ofrecen al lector claves de su biografía y su escritura. Huellas no pretende ser biografía ni crítica, sino plasmar a sus personajes con una mirada literaria, libre y documentada.
Un huaco retrato es una pieza de cerámica prehispánica que buscaba representar los rostros indígenas con la mayor precisión posible. Se dice que capturaba el alma de las personas, un registro que ha sobrevivido oculto en el espejo roto de los siglos.
Estamos en 1878, y el explorador judío-austriaco Charles Wiener se prepara para ser reconocido por la comunidad académica en la Exposición Universal de París, una gran feria de "progresos tecnológicos" que cuenta entre sus atracciones con un zoo humano, culmen del racismo científico y del proyecto imperialista europeo. Wiener ha estado cerca de descubrir Machu Picchu, ha escrito un libro sobre el Perú, se ha llevado cerca de cuatro mil huacos y también un niño.
Ciento cincuenta años después, la protagonista de esta historia recorre el museo que acoge la colección Wiener para reconocerse en los rostros de los huacos que su tatarabuelo expolió. Sin más equipaje que la pérdida ni otro mapa que sus heridas abiertas, las íntimas y las históricas, persigue las huellas del patriarca familiar y las de la bastardía de su propia estirpe -que es la de muchos-, la búsqueda identitaria de nuestro tiempo: un archipiélago de abandonos, celos, culpas, racismo, vestigios fantasmales ocultos en las familias y la de construcción de un deseo tercamente anclado en un pensamiento colonial. Hay temblor y resistencia en estas páginas escritas con el aliento de quien recoge los pedazos de algo que se rompió hace tiempo, esperando que todo vuelva a encajar.
Llega el fin del verano y Hugo está listo para despedirlo en un festival con sus amigos. Esa noche, mientras disfrutan de la música y el baile, conoce a un chico
misterioso con el que acaba intercambiando unos besos y del que cree que no volverá a saber nada.
Durante ese mismo verano, Gael, un joven de clase alta que trabaja para su padre en un importante banco del país, decide dar un volantazo a su vida y seguir su vocación de dedicarse a la enseñanza. Su prometida Cayetana, con la que va a casarse ese mismo año, le apoya en su intención.
Every year millions of Americans celebrate St. Patrick’s Day, but they may not be aware of how great an influence St. Patrick was on the subsequent history of civilization. Not only did he bring Christianity to Ireland, he instilled a sense of literacy and learning that would create the conditions that allowed Ireland to become “the isle of saints and scholars”—and thus preserve Western culture while Europe was being overrun by barbarians.
In this entertaining and compelling narrative, Thomas Cahill tells the story of how Europe evolved from the classical age of Rome to the medieval era. Without Ireland, the transition could not have taken place. Not only did Irish monks and scribes maintain the very record of Western civilization — copying manuscripts of Greek and Latin writers, both pagan and Christian, while libraries and learning on the continent were forever lost—they brought their uniquely Irish world-view to the task.
As Cahill delightfully illustrates, so much of the liveliness we associate with medieval culture has its roots in Ireland. When the seeds of culture were replanted on the European continent, it was from Ireland that they were germinated.