Este poema dramático, inspirado en una leyenda medieval, narra la historia de Fausto, un anciano sabio que, en el ocaso de su existencia, establece un pacto con Mefistófeles, a quien entrega su alma a cambio de la juventud. Las dos partes del Fausto, cuya escritura abarca toda la vida creativa de Goethe, conforman un clásico inagotable de la literatura universal. En él, la filosofía y el arte se dan la mano para representar la inquietud del hombre en busca del saber y la belleza.
Fausto es sin duda una de las obras fundamentales y más originales de la historia de la literatura. Y quizá su universalidad resida en el hecho de que el lector, cualquier lector, no puede menos que reconocerse en su personaje central, en la parte más negativa, en los defectos o pecados de su protagonista. En efecto Fausto es un heroe negativo que simboliza la eterna insatisfacción del hombre, sobre todo del hombre moderno, que ya no se basta con logros y comodidades materiales. Fausto es un hombre torturado por ansias nunca satisfechas de un no se que, un hombre que se pasa la vida corriendo en pos de nuevas metas que nunca terminan de llenarle… Fausto simboliza todo lo que somos: el hombre entero.
Este volumen reúne los dos libritos que Javier Marías dedicara, en el centenario de sus respectivos nacimientos, a los escritores que tal vez más influencia han ejercido en la literatura en español de la segunda mitad del siglo XX: William Faulkner y Vladimir Nabokov. Además de los personales ensayos y semblanzas con que les rinde homenaje, Marías nos permite ver aquí su importante faceta de traductor: sus versiones de la poesía de estos dos maestros son inigualables.
Se incluyen, a modo de epílogo, un texto de Manuel Rodríguez Rivero sobre la ciudad natal de Faulkner, y la traducción que Félix de Azúa hiciera de dieciocho problemas de ajedrez concebidos por el propio Nabokov.
Una amenaza sobrevuela París. Una figura sombría, espectral, capaz de cometer las peores villanías que se puedan imaginar. Un hombre sin identidad, con la pericia de convertirse en cualquiera; un maestro del disfraz, del robo, del secuestro, del chantaje, de la suplantación de identidades y del asesinato. Fantomas es, probablemente, el primer «supervillano» de la historia tal y como conocemos actualmente la denominación, el que siguió la estela de Arséne Lupin (creado por Maurice Leblanc seis años antes) pero llevándolo más lejos. Porque, aun siguiendo la estela de Arséne Lupin, desde el momento de su publicación, en febrero de 1911, Fantomas (y las treinta y una novelas en torno al personaje que rápidamente aparecieron) se convirtió en un fenómeno de masas, cuya popularidad trascendió todos los estratos sociales y culturales.
Aunque las historias de fantasmas son tan antiguas como la humanidad, la eclosión de las narraciones espectrales vino a producirse a partir del Romanticismo, que posteriormente transmitió el interés por lo fantasmagórico al periodo victoriano. El avance imparable de la alienante y deshumanizadora industrialización, la propagación de las doctrinas filosóficas materialistas que proclamaban la primacía de lo social y racional frente a lo espiritual, y la paulatina crisis religiosa y del modelo creacionista, propiciaron un giro hacia la esfera de lo gótico y lo fantástico, plasmándose desde una perspectiva literaria en narraciones sobrenaturales y fantasmagóricas, en las que el fantasma ya no aparece para aleccionar moralmente, sino para propagar una sensación de terror e inquietud en el lector y en el inconsciente colectivo.
La presente obra es una antología ?la más exhaustiva y completa que se ha llevado a cabo hasta la fecha? de relatos victorianos y eduardianos, la época dorada del género, cuyos autores se sintieron seducidos por las historias de fantasmas y por el enigma de la existencia. Con castillos ruinosos, desolados cementerios y bosques oscuros como telón de fondo, estas historias pretenden recrear en los lectores ese temor ancestral por lo desconocido y la sorpresa contenida frente al presentimiento de lo inevitable.
Todos somos nuestro futuro fantasma. Lo llevamos adentro como germen de lo que seremos. Ésta es la novela de lo que fueron en su tiempo, y son mientras leemos, seis amigos desorbitados, habitantes de una casa de huéspedes frente a un parque de jacarandas en una Ciudad de México minuciosamente evocada aquí, en los años sesenta del siglo pasado. Los jóvenes de aquella casa viven su presente a la intemperie. No son héroes más que de la brevedad de sus años. Su modesta epopeya consiste en el ejercicio de una salvaje fraternidad. Los envuelven el azar de la urbe naciente, la noche buscada y la antesala del amor eterno, que es el sexo fugaz. Fantasmas en el balcón es una novela sobre la nostalgia del tiempo que se nos va de las manos y nos lleva con él. Es una historia de fantasmas, como debe ser acaso la historia de toda alegría.