Una fascinante constelación formada por siete relatos y una novela corta protagonizados por personajes femeninos.
Canoas reúne una novela corta y siete relatos que orbitan a su alrededor y están interconectados entre sí por vínculos subterráneos. Hay dos hilos que entrelazan las historias: la presencia de voces ―sus ecos, sus reverberaciones― y de personajes femeninos, protagonistas de estas narraciones.
Vidal Escabia, el protagonista de esta historia, ha seleccionado setenta y un libros en un cuarto oscuro de su casa con la idea de escribir un canon desplazado, intempestivo e inactual, disidente de los oficiales. Cada mañana, elige al azar uno de ellos, y saca a la luz un fragmento con destino al Canon, pero lo que desentraña su lectura influye en su vida y también en su escritura.
Las sospechas crecen en torno a si el narrador de Canon de cámara oscura es un androide, un Denver-7 infiltrado entre la gente corriente de Barcelona o si, por el contrario, utiliza el Canon para dar sentido a su vida ante el amor desorbitado que siente por su hija ausente.
Un Vila-Matas extremo que va más allá en su indagación sobre el sinsentido, el simulacro y la ficción como extrañas formas de vida, y también en su visión del arte literario como transmisión, colaboración y modificación de ideas ajenas. Una búsqueda, en definitiva, de un sentido último de la escritura, al tiempo que explora temas como el doble o la ausencia infinita que dejan aquellos a los que amamos, «la misma ausencia que Eurídice le dejó a Orfeo y de la que muchos creen que nació la escritura».
Un viaje sin rumbo. Una tonelada de drogas. El Mountain Grill. La gloria del rock. La sobredosis en el sótano. Y la idea persistente de alguien que camina estando ya muerto. Estos son los ingredientes que usa Michael Moorcock en su relato Cantante muerto. Cuento de fantasmas. Alucinación drogadicta. Fantasía macabra. Tras una gira, Shakey Mo, pipa de bandas de rock de los 70 como Hawkwind o Deep Fix se encuentra con Jimi Hendrix resucitado. Juntos viajan sin rumbo fijo en una autocaravana por el norte de Inglaterra mientras charlan sobre la lamentable situación del rock and roll y si hay alguna esperanza para su futuro. Con la publicación en 1974 de A Dead Singer, Michael Moorcock, referente de la nueva ola británica de ciencia ficción y uno de los 50 mejores escritores británicos de la segunda mitad del S. XX (The Times), arrancaba de su tumba al fantasma de una década muerta de forma trágica y lo colocaba en la siguiente, en un acto que sirvió para mostrar a un Hendrix horrorizado por el legado de su generación.