Edgar Freemantle pierde el brazo en un terrible accidente que también le retuerce la mente y la memoria para dejarle lleno de rabia, y solo rabia, cuando empieza el proceso de recuperación. Su matrimonio, que le dio dos hijas maravillosas, se ha roto y Edgar quisiera no haber sobrevivido a las graves heridas que le produjo el accidente. Quiere huir. Su psicólogo, el doctor Kamen, le propone que empiece una nueva vida. Edgar alquila una casa en Duma Ker, un terreno de la costa de Florida. Allí comienza a dibujar. En la playa entabla amistad con Wireman, otro hombre a quien le cuesta hablar de sus heridas, y con la anciana Elizabeth Eastlake. Entonces descubre en sí mismo un talento artístico extraordinariamente peligroso. Muchos de sus cuadros contienen un poder que ni él sabe controlar. A medida que van descubriendo los fantasmas de la infancia de Elizabeth, el poder destructivo de los cuadros se convierte en algo realmente devastador.
Esta obra es la brillante conclusión a la trilogía iniciada con Dune, la Casa Atreides y seguida en Dune, la Casa Harkonnen, y un valioso complemento al emocionante universo del inmortal Dune de Frank Herbert.
El ambiente plúmbeo y la rigidez moral que caracterizan a la aristocracia prusiana no logran someter la vitalidad de la joven Effi Briest, que cede a la tentación del adulterio sabiendo perdida su oportunidad de ser feliz. Su marido, el barón Von Innstetten, no se siente especialmente ofendido, pero no tendrá más remedio que hacer valer su autoridad por la presión de las normas sociales. Theodor Fontane se basó en un hecho real para retratar los conflictos de la recién creada nación alemana, tan dispuesta como reacia a asumir los nuevos modelos de subjetividad y progreso. Este volumen recoge la fiel y canónica traducción que en su día realizara F. de Ocampo. Asimismo, al texto de Fontane lo precede la formidable introducción firmada por el Premio Nobel de Literatura Thomas Mann, declarado admirador de la obra del máximo representante del realismo alemán.