Es difícil encontrar a alguien que te dé trabajo sin preguntar demasiado sobre tu pasado. Así que le agradezco al universo que, milagrosamente, los Garrick me hayan dado empleo limpiando su impresionante ático con vistas a todo Manhattan y preparándoles comidas sofisticadas en su inmensa cocina. Puedo trabajar aquí durante un tiempo, ser discreta hasta conseguir lo que quiero.
Es casi perfecto. Sin embargo, todavía no he conocido a la señora Garrick ni he podido ver lo que hay dentro de la habitación de invitados. Estoy segura de que la oigo llorar. Veo las pequeñas manchas de sangre en el cuello de sus camisones blancos cuando hago la colada. Y, un día, no puedo evitar llamar a su puerta. Cuando esta se abre lentamente, lo que veo lo cambia todo...
Leah ha vivido con akinetopsia, o ceguera al movimiento, desde que era niña. Durante los últimos veinte años, no ha podido percibir el movimiento. Mientras pasea por su vecindario en Upper Manhattan con su bastón blanco guiando el camino, la mayoría de la gente asume que es ciega. Pero la verdad es que Leah ve mucho, y con sus agudos sentidos del olfato y la audición, muy poco escapa a su atención.
Lleva una vida tranquila y ordenada, con poco contacto humano más allá de su ama de llaves de toda la vida, su psicólogo y su anciana vecina. Todo eso cambia cuando Alice se muda al apartamento de al lado y Leah puede oler de inmediato la ansiedad que emana de ella. Lo que es peor, Leah no puede evitar escuchar a Alice y a un visitante nocturno involucrarse en una violenta discusión. Preocupada, entabla amistad con su vecina y descubre que Alice está en medio de un complicado divorcio de un esposo abusivo.
Luego, una noche, Leah se despierta con alguien en su apartamento. Pierde el conocimiento y por la mañana se pregunta si soñó el episodio. Sin embargo, el aroma del intruso la sigue a todas partes. Y cuando escucha a Alice al otro lado de la pared suplicando su ayuda, Leah toma una decisión que pondrá a prueba su valentía, su fuerza y, en última instancia, su cordura.
1442. Arnau Estanyol, nieto del protagonista de La catedral del mar, sirve con fervor al rey de Aragón en la conquista de Nápoles cuando los enemigos eternos de la familia aprovechan su ausencia para irrumpir en su palacio y atacar a su hijastra, la joven Marina, con consecuencias devastadoras para todos. Así arranca una deslumbrante novela épica que recorre la segunda mitad del siglo XV, unos años que supusieron el final del oscurantismo medieval y el inicio de un periodo más luminoso, el Renacimiento. Arnau Estanyol, descendiente de esos años oscuros, verá cómo el mundo se transforma a su alrededor, cómo cambia el arte de la guerra y cómo el amor es capaz de transformar el corazón más endurecido.