María Antonieta nació en Viena en 1755, hija del emperador austríaco Francisco I y de María Teresa. En mayo de 1770 contrajo matrimonio, cuando tenía catorce años, con Luis XVI de Francia. De nuevo la destreza de Stefan Zweig para el retrato y su finísima comprensión del alma humana se unen para dibujar un cuadro extraordinario de la más famosa víctima de la guillotina: su tormentosa llegada a Versalles, la frustración ante la frialdad de su esposo, su apasionado romance con el conde Von Fersen y, finalmente, el caos y el terror que la revolución trajo consigo.
Coronada reina de Escocia con apenas seis días, María Estuardo es uno de los personajes más enigmáticos y apasionantes de su tiempo. Su vida y sus desdichas han suscitado la curiosidad de multitud de estudiosos. Educada en Francia, refínada, culta y hermosa, su adhesión al catolicismo en la turbulenta época de las revueltas protestantes, la complicada política sucesoria en Inglaterra, así como la fragilidad política del reino de Escocia la convirtieron en una traidora intrigante y en una santa de la Iglesia católica al mismo tiempo. El retrato de toda una época.
Marianela es una joven pobre, deforme y menospreciada por todo el mundo. Sólo encuentra consuelo y un hombro en el que apoyarse en Pablo, el hijo ciego del dueño de las minas de Socartes, a quien la desdichada muchacha hace las veces de lazarillo. Sus paseos y sus conversaciones devienen en un lazo que parece inquebrantable, y Pablo promete a Nela casarse algún día con ella. Sin embargo, la posibilidad de un remedio para su ceguera hará tambalear los cimientos de un amor que trasciende toda apariencia y posición social.