Winslow Covington cree en tres cosas: en la vida, en la libertad y en la ley. Como la nueva jefa de policía de Quincy, en Montana, sabe que debe demostrarle al pueblo lo que vale, y eso significa que tiene que congraciarse con los Eden..., cosa que sería pan comido de no ser por su rollo de una noche con el hijo mayor de la familia, Griffin.
Acostarse con él fue un error monumental. Y, aunque Winslow está decidida a evitarlo a toda cosa, cuando aparece un cadáver en la propiedad de uno de los Eden, Griffin y ella no tienen más remedio que volver a verse.
Todas las pistas del crimen apuntan hacia uno de los habitantes de Quincy, y poco a poco Griffin empieza a descubrir que Winslow, que hasta el momento ha sido solo la horma de su zapato, es en realidad una mujer preciosa, inteligente... e irresistible. Pero no solo para él. También para el asesino.
Cumbres Borrascosas (1847) se ha convertido en la gran novela romántica por excelencia, o, aún más, en un mito moderno que ha inspirado películas, óperas, secuelas y canciones pop. La única novela de Emily Brontë ?«árida y nudosa como la raíz del brezo», según su hermana Charlotte? bebe sin duda de la fascinación por el género gótico: hay en ella apariciones, noches sin luna, confinamientos desesperados y crueldad sin medida. Pero la tensión y la incertidumbre que imprime a sus atormentados personajes y su tortuosa trama superan toda convención y nos sumergen en una atmósfera de pesadilla que difícilmente volveremos a encontrar en la historia de la literatura.
Cumbres Borrascosas, de Emily Brontë, una de las tres hermanas Brontë, contiene la quintaesencia de la novela romántica inglesa decimonónica. En sus páginas se suceden los amores apasionados limítrofes con el incesto, los odios agriados que se prolongan durante generaciones, los celos, las apariciones espectrales y las tormentas, todo ello narrado con una fuerza y un brillante retrato de personajes que la han convertido en un clásico imperecedero.