Chesterton destacó en todos los géneros literarios, especialmente en el menos convencional y menos cerrado, (tal como convenía a su peculiarísima personalidad humana y artística), es decir, en el artículo periodístico. Porque el siempre polémico y polemista Chesterton fue sobre todo, durante toda su vida, un periodista, es decir un hombre curioso y apasionado para quien no había asunto que no pudiera o no debiera ser tema de discusión («no hay cosas sin interés. Tan sólo personas incapaces de interesarse» es una de sus frases o, lo que es casi lo mismo, de sus paradojas). Ahora que lo pienso, inédito hasta ahora entre nosotros, en su inicial edición inglesa de 1930 tuvo el título de Come to Think of It. A Book of Essays y es una buena muestra de esa universal curiosidad presente siempre en Chesterton y de su originalísima, peleona y buenhumorada visión del mundo. Con este nuevo título llegamos al número dieciocho de los libros de ensayos de Chesterton publicados en Renacimiento y Espuela de Plata.
Hay crímenes que hacen historia.
Pete Banning era el hijo predilecto de Clanton, Mississippi. Héroe condecorado de la Segunda Guerra Mundial, patriarca de una notoria familia, granjero, padre, vecino y miembro incondicional de la iglesia metodista. Una mañana de octubre de 1946 se levantó temprano, condujo hasta la ciudad y allí cometió un asombroso crimen. Las únicas palabras que Pete pronunció ante el sheriff, sus abogados, el jurado, el juez y su familia fueron: «No tengo nada que decir». No temía a la muerte y estaba dispuesto a llevarse sus razones a la tumba.
En esta novela John Grisham nos conduce en un viaje increíble desde la época de la segregación racial en Estados Unidos hasta la jungla de las islas Filipinas durante la Segunda Guerra Mundial y desde un hospital psiquiátrico lleno de secretos hasta la sala del tribunal en la que el abogado de Pete trata desesperadamente de salvarlo.
La guerra en Operetta ha alcanzado un punto crítico. Las diferencias entre ambos bandos parecen irreconciliables y confraternizar con el enemigo se considera alta traición.
Mark e Ivan caminan sobre la cuerda floja y han empezado un juego de alto voltaje. Besar a tu enemigo jurado es una cosa, pero empezar a conocerlo y pasar más tiempo con él es otra muy distinta.
Lee y Peterson ya no son solo niños ricos. También han cruzado la raya y ahora tienen que hacer frente a las consecuencias de sus actos. En un mundo en el que las apariencias lo son todo, deberán elegir entre seguir las normas o dejarse llevar por lo que sienten.
Dicen que quien juega con fuego termina quemándose. Y ellos parece que no han terminado de aprender la lección.