Cuando el renombrado héroe de la aviación y fanático aislacionista Charles A. Lindbergh obtuvo una victoria aplastante sobre Franklin Roosevelt en las elecciones presidenciales de 1940, el miedo invadió todos los hogares judíos de Norteamérica. Lindbergh no solo había culpado públicamente a los judíos de empujar al país hacia una guerra absurda con la Alemania nazi, en un discurso transmitido por radio a toda la nación, sino que, tras acceder al cargo como trigésimo tercer presidente de los Estados Unidos, negoció un «acuerdo» cordial con Adolf Hitler, cuyas conquista de Europa y virulenta política antisemita pareció aceptar sin dificultad.
Lo que entonces sucedió en Norteamérica es el marco histórico de este nuevo y sorprendente libro de Philip Roth, ganador del premio Pulitzer, quien nos cuenta cómo le fue a su familia en Newark, así como a un millón de familias similares en todo el país, durante los amenazantes años de la presidencia de Lindbergh, cuando los ciudadanos norteamericanos que eran judíos tenían todas las razones para esperar lo peor.
«Una de las voces más personales, controvertidas y exuberantes de la literatura actual en español».
Jurado del Premio FIL de Literatura
Entre ironías, burlas, improperios, maldiciones, blasfemias, este librito sin pretensiones hará reír a muchos e iluminará a montones. Trata modestamente de apresar el cambio frenético que se ha apoderado del mundo. Su autor vive en la Luna y desde allá dispara. Es un francotirador lunático que abre fuego contra el que sea: presidentes, papas, reguetoneros, raperos, médicos... Y con especial delectación contra las reverendas madres, perpetuadoras de la especie, su blanco predilecto. Apunta desde arriba el selenita contra sus soldaditos de plomo, dispara y van cayendo allá abajo unos tras otras. ¡Qué puntería! ¡Qué masacre!
«A un paso de que la humanidad desaparezca por el exceso de gente, el derretimiento de los polos, la crecida de los mares y la gran fiesta nuclear que viene, juzgo oportuno enrostrarle al hombre lo cruel y atropellador que ha sido con los animales y enterarlo de la dicha inmensa que me causa su castigo y próxima desaparición». Eso dice, eso anuncia, oigámosle.
Año 1664. Antonio Sebastián de Toledo, marqués de Mancera, es nombrado virrey de la Nueva España por Felipe IV para atender una importante misión secreta. El rey sospecha, advertido por las visiones de sor María Jesús de Ágreda, una monja con el poder de la bilocación, que en México se está fraguando una conspiración contra él.
El marqués recurre a su hombre de confianza, Taranis de Cárabes, que se desplaza hasta el lejano norte chichimeca para averiguar lo que ocurre. Allí conocerá a Azdsáán atsáhaa, una indígena dos espíritus que se convertirá en su compañera inseparable y en su prohibido objeto de deseo. En aquellas tierras de frontera destaparán una trama de tráfico de esclavos indígenas y de explotación de minas de plata a espaldas del reino. La conjura ha sido orquestada por La Rueda, un grupo que conspira para hacer caer al rey de España y que ha logrado infiltrar en la misma corte del virrey a adeptos que tratarán de desestabilizarlo de mil formas, atentando incluso contra la vida de su mujer y de su hija.
La contravida habla de las personas que para hacer reales sus sueños de renovación y huida, concentran sus vidas, e incluso las arriesgan, en cambiar un destino que parece irreversible.
Donde quiera que se encuentren, los personajes de esta novela están permanentemente tentados por la posibilidad de una existencia alternativa que podría dar un giro a su futuro. Iluminando estas vidas en transición y guiándolas a través de paisajes familiares o ajenos está la mente del novelista Nathan Zuckerman, escéptica y envolvente. Ella calcula cuál es el precio que hay que pagar por querer moldear la historia, tanto en la consulta de un dentista de New Jersey como en un pueblo de Gloucestershire, en una iglesia del West End londinense o en un asentamiento judío de Cisjordania.
Francia, 1189. Aveline, hija de un artesano, decide unirse a la Tercera Cruzada con la esperanza de conseguir la absolución para un grave pecado. Haciéndose pasar por un arquero llamado Avery en el ejército del emperador Barbarroja, cae herida en Acre, la ciudad que da entrada a Tierra Santa, defendida con uñas y dientes por los hombres de Saladino. Aveline confía entonces su secreto a Étienne, aprendiz de cirujano e hijo repudiado de una noble familia.
Pero cuando el amor surge entre ellos, los jóvenes se dan cuenta de que su pasado por fin les ha alcanzado... y de que su peor enemigo no se encuentra entre los sarracenos, sino entre sus propias filas.
"En Versalles, florecerás como una flor exótica.
Los vampiros en el palacio se vuelven locos por cualquier cosa fuera de lo común.
Pero cuidado: La Corte de las Tinieblas tiene sus códigos y sus trampas mortales,
el más mínimo error tiene que pagarse con sangre…"
PARÍS, LA CIUDAD DE LA LUZ, AHORA SE HA CONVERTIDO EN LA CIUDAD DE LAS SOMBRAS.
"En la Corte de los Milagros, los sueños más maravillosos cobran vida… así como también lo hacen las pesadillas más terroríficas."
A los ojos de Versalles, Diane de Gastefriche es la favorita de Luis XIV, el vampiro supremo que durante trescientos años ha impuesto su yugo sangriento sobre Francia y Europa. En realidad, su nombre es Jeanne Froidelac: pertenece a la Fronda, una organización secreta que trabaja para desmantelar el imperio del Rey de las Tinieblas.
En el vientre de París aparece un misterioso vampiro renegado, que reina sobre una corte subterránea poblada por demonios y abominaciones. Luis XIV intenta capturar a este escurridizo rival y apropiarse de su ejército; esto lo haría más poderoso que nunca. ¿Conseguirá Jeanne eliminar a la Dama de los Milagros antes de que el Rey de las Tinieblas la capture?
A través de este nuevo volumen de la saga Vampyria, Victor Dixen consolida la figura del vampiro y conduce a los lectores a través de una aventura fantástica y trepidante, llena de ritmo. Una inmersión emocionante en las sombras de un eterno Grand Siècle. Una épica fantástica y barroca sobre el fin de los tiempos.