Patrick Howard, célebre periodista de true crime, se suicida en directo durante el programa con más audiencia de Estados Unidos. La joven inspectora Alison Hess se enfrenta así a su primer caso.
Aunque todo apunta a un simple suicidio, Alison descubre que antes de morir Howard estaba escribiendo un libro sobre un famoso caso que quedó sin resolver: la muerte de Hannah Larson, de diecisiete años, brutalmente asesinada en 1993 cerca del río Hudson, a pocas manzanas de Manhattan. Su muerte salpicó a varios miembros de la alta sociedad neoyorquina y a la campaña de uno de los candidatos a la alcaldía de la ciudad.
El libro que estaba escribiendo Patrick Howard ha desparecido y nadie parece conservar ni una sola copia del archivo. ¿Existió de verdad? ¿O quién asesinó a Hannah Larson no quiere que se encuentre?
Un misterio que impactará en la vida personal de la inspectora Hess y que destapará secretos inconfesables sobre la ciudad de Nueva York y su élite.
Viena, 1814. Mientras en la ciudad se celebra un congreso para decidir el destino de Europa tras la derrota de Napoleón, el joven Anton Schindler conoce a Beethoven, el mayor compositor de todos los tiempos. El músico es ya un hombre sordo, colérico, apasionado y radical, pero lo que Schindler ignora es que también es un genial detective aficionado. Así que, cuando la anciana criada del conde Razumovski es asesinada, ambos se embarcarán en una investigación que los llevará de las refinadas salas de conciertos a los burdeles, y de los violentos duelos de madrugada a las elegantes cacerías de nobles, en busca de una verdad que está cubierta por una tupida maraña de secretos. Entretanto, Beethoven se prepara para escribir la que será su obra más importante: la Novena sinfonía, la composición que revolucionará para siempre el mundo de la música.
En abril de 1912, la adinerada viuda de Peñasco tuvo un mal presentimiento mientras almorzaba en su palacete de Madrid. Algo les había pasado a su único hijo y su nuera, a quienes en ese momento creía en París, disfrutando de su luna de miel. La dama no se equivocaba: a pesar de las advertencias que les había hecho, los recién casados se habían embarcado en el que se creía el barco más seguro del mundo y sin duda era el más lujoso: El Titanic. Pocos días después las funestas nuevas llegaron a la mansión de la viuda: su hijo había perecido y su nuera estaba sana y salva, pero rota de dolor en Nueva York.