En la región japonesa de Kobe, Osaka, una línea ferroviaria une Takarazuka con Nishinomiya. Las vidas de miles de pasajeros se entrechocan a diario en sus vagones y, a cada parada, nuevos pasajeros se instalan y se relacionan: dos desconocidos que siempre quieren tomar prestado de la biblioteca el mismo libro; una prometida despechada sedienta de venganza; estudiantes tímidos; niñas crueles; mujeres rudas; una abuela excéntrica y su indiscreta nieta; una joven dispuesta al fin a romper con un novio que no la merece.
Con el paso de las estaciones, el tren de Hankyu recorre el trayecto en el sentido inverso, y el lector descubre a los personajes bajo una nueva luz y puede seguir discretamente sus destinos como si fueran los de viejos conocidos.
Esta antología de Ana Merino indaga en temas como la existencia y el paso del tiempo, compartiendo reflexiones e intuiciones donde se dibuja la complejidad de las emociones y el trazo de los presentimientos. Una propuesta comprometida con el ingenio, llena de espacios luminosos que van trazando un camino de huellas personalísimas y estimulantes. Una poesía donde las ideas alimentan la imaginación dando aliento a personajes, atmósferas y tramas. En estos poemas están los paisajes de la naturaleza, las sirenas, las brujas, los magos, los niños perdidos, los seres desamparados, el doble, los soldados, los náufragos o las pioneras. Habitan en ellos la niñez y la mirada esperanzada llena de los mejores propósitos que se interrogan una y otra vez sobre el deseo, la efervescencia de la vida y sus misteriosos.
Julián es un joven sacerdote que abandona su Santiago natal para ejercer de capellán en los Pazos de Ulloa. Allí encuentra un mundo primi-tivo y brutal, muy alejado de sus expectativas. La de los Ulloa es una casa en decadencia, donde reinan la lujuria y la deslealtad. Guiado por su ingenuidad, Julián se propondrá devolver los Pazos a la vida noble y cristiana, una iniciativa que tendrá consecuencias inesperadas. Emilia Pardo Bazán escribió Los Pazos de Ulloa cuando ya era una autora consagrada y en ella ensayó el naturalismo por el que abogaba. Un magnífico estudio de ambientes y personajes que hizo de esta la obra cumbre de la gran dama de las letras españolas.
Clara Sánchez nos sumerge en una novela vital, llena de suspense y de gran calado emocional.
Marisa Salas es autora de la novela Días de Sol, que pasa inadvertida entre los lectores y la crítica. Al mismo tiempo una joven escritora, Carolina Cox, saborea las mieles del éxito con otra novela en la misma editorial, lo que hunde a Marisa, que tira los ejemplares que tenía y no vuelve a escribir.
Treinta años después, aparece un escritor novel que copa la lista de ventas, levanta el aplauso del mundo literario y destrona a Carolina Cox. Al leer la obra, Marisa descubre con estupor que es la copia íntegra de su Días de Sol, de la que no conserva ningún ejemplar.
A partir de aquí su tranquilidad se rompe en mil pedazos. Debe demostrar que el joven escritor es un impostor. Pero ¿es eso lo que más desea o prefiere que Días de Sol triunfe, aunque sea con otro título, frente a la que siempre consideró su rival, Carolina Cox, despertando así antiguos deseos de venganza?
David y Jo Henniger, un médico y una escritora de libros infantiles sumidos en una profunda crisis matrimonial, aceptan la invitación de un viejo amigo para asistir a una bacanal en una lujosa villa en medio del desierto de Marruecos. De camino a la fiesta, David, que conduce ebrio, atropella mortalmente a un joven marroquí. Cuando David y Jo llegan a la fiesta, los marroquíes musulmanes del servicio doméstico, ya escandalizados por la actitud hedonista y frívola de los extranjeros que campan a sus anchas por la casa, no tardan en enterarse del error imperdonable de David.
Entre 1932 y 1935, en plena Depresión, Tennesse Williams trabajó en las oficinas de la International Shoe Company, en su sede de Saint Louis, donde su padre, que le había obligado a dejar la universidad, era jefe de ventas. Fue un período triste y opresivo en el que, a escondidas, escribía cuentos y poemas, como se refleja en «Escalera a la azotea» (cuyo primer título fue «Episodios de la vida de un oficinista»), incluido en esta recopilación que ilustra los primeros pasos de sus ambiciones literarias y del universo característico que construyó. Las derivas de la vejez –hacia la demencia o la paz interior– y de la adolescencia –en sus primeros amores y experiencias sexuales– están muy presentes en estas primeras piezas, así como la violencia grotesca típica del llamado «gótico sureño». Sin embargo, entre la locura extremosa, las fantasías criminales y el suicidio, asoma una visión compasiva de la intimidad y de los sueños enterrados de una serie de personajes vencidos por un ambiente hostil o por sus propias emociones, que no consiguen identificar. Los perros oruga y otros cuentos de juventud es un buen adelanto de todo lo que sería Tennesse Williams tan solo unos pocos años después y de todo lo que le haría universalmente conocido.