«Soledad Álvarez se sumerge en la intimidad de la mujer para extraer sus frustraciones y desencantos, todos aquellos símbolos del olvido y la muerte de las ilusiones. En Después de tanto arder, la autora renueva su pulsión lírica para convocarnos a recorrer los sueños de la novia y la recién casada, el aburrimiento que corroe tras la boda en medio de las rutinas del ordenado gineceo. Son poemas de amor y desamor, exultantes o dolientes, entre boleros emblemáticos, el reencuentro con amantes irreconocibles, vencidos por el tiempo, o la sensualidad que estalla como una llamarada».
El presente manual es una versión abreviada del libro Historia dominicana, de Orlando Inoa (Santo Domingo, Letragráfica, 2010). Ha sido elaborado con la intención de que los estudiantes tanto de nivel medio como preuniversitario puedan tener acceso de una forma sucinta y didáctica a los principales acontecimientos de la historia dominicana. Asimismo, está dirigido al público en general, viajeros y personas de negocios, que deseen adentrarse en nuestra historia y adquirir de ella una visión panorámica. Para aumentar la facilidad de su lectura, ha sido escrito en un estilo sencillo y los temas son tratados de forma concisa; con ese mismo fin se han suprimido las referencias bibliográficas, los cuadros y la mayoría de las fotos y tablas estadísticas.
Más que como Pólemos, padre del Grito de Guerra, quisiera pensar en Manuel García Cartagena como Critilo. En «El criticón» de Baltasar Gracián, el personaje de Critilo reúne la agudeza, el ingenio y la crítica mordaz, frente a los diversos fenómenos culturales que analiza. Obvio juego verbal por parte de Gracián, Critilo (juicio, razón) es el crítico «par excellence». La palabra «crítica» proviene del latin «crisis», tomado del griego «Krísis» decisión, derivado de «kríno» «yo decido, separo, juzgo». Ejercer la crítica significa, entonces, la capacidad de discernir y analizar los discursos políticos y culturales sin ningún tipo de coerción, y es la función que asume García Cartagena en el libro que tienen en sus manos.
Carmen lleva a cabo esa búsqueda constante y apasionada de la libertad a través de la poesía; un medio que, por excelencia, le dispone las herramientas para labrar su propio mundo y sus libertades. A través de la lírica intenta comprender su propia incomprensión del mundo; sanar de una vez y por todas las viejas heridas; aprender mientras desaprende; reencontrarse consigo misma a la vez que descubre que al buscarse en otros no ha hecho más que perderse, entendiendo que nadie más que ella puede salvarse. Mi pequeño infinito es, por tanto, la infinita lucha, la infinita búsqueda, el infinito descubrimiento.
Este transparente poemario se divide en cuatro capítulos; tal vez cuatro etapas en la vida de la autora, o cuatro versiones de ella misma que se intercambian frecuentemente o forman interesantes híbridos. Aun cuando parece escribir para alguien más, no deja de escribir con énfasis para sí misma. El lector, entonces, disfrutará tanto de aquellos versos que le aluden directamente como de aquel diálogo que empieza con las «Palabras introductorias» y concluye con el poema «Humanos».
La gran historia de nuestra vida se compone de innumerables pequeñas historias. ¡Cuántos acontecimientos memorables habrán permanecido, y expirado, únicamente en la memoria de sus protagonistas o de unos pocos testigos! Por suerte, aun cuando no nos atrevemos a compartir estas riquezas por diferentes motivos, personas atentas y sensibles, como lo es Cristina, se dan a la tarea de inmortalizarnos.
Le pasó a mi amiga es la compilación de relatos amenos e impactantes, dignos de ser contados, de lo que les ha tocado vivir a quienes en algún momento han tenido un vínculo de amistad con la autora, a quien podemos llamar guardiana de las buenas historias. Con el seudónimo de mi amiga protege la identidad de las verdaderas protagonistas, pero nos permite construirlas con cierta fidelidad a través de la descripción de sus acciones.
Los sabedores del tema ya no escriben, parecen perdidos en una densa niebla formada por “Banco de datos, “Antivirus”, “Gigas”, “Terabytes” y otros elementos propios de la inteligencia artificial.
Pero ha surgido Heddel, con este importante aporte, al rescate de la información olvidada y de los documentos perdidos, a narrarnos la parte de la historia aún no contada. Sin lugar a duda un documento de consulta muy útil para las nuevas generaciones.
En esta entrega, Heddel nos devuelve el placer que produce el contacto físico con la palabra impresa, única oportunidad donde se puede percibir la mágica sensación que produce el “olor del dato”. En este caso, el infalible pero insensible Míster Google, sufre una derrota.
Un buen número de plumas femeninas que han trabajado sobre el tema se encuentra ya citado por Rosa Silverio, aquí y en los libros anteriores. El ángel de la casa se coloca en esta línea, proponiendo una secuencia magistral de imágenes perturbadoras y originales en las que se concreta el sufrimiento de un sujeto poético mujer que ha perdido el amor que en otras obras de Rosa Silverio la salvaba de la locura.
El mapa que este texto propone -desde su título hasta sus paradas, sus voces y sus silencioses una travesía interior necesaría para poder valorar mejor , mirar, escuchar y sentir la crudeza exterior del “ mundo que nos recibe en cada alba, ocaso y vida.