Los placeres no tienen fin, tampoco la poesía. Y el fuego los atraviesa a los dos. Aquí, decir fuego es decir vida, deseo... y participar así del goce que los signos intentan recuperar. Lúcida, libidinosa y tierna a la vez, la poesía de Duleidys Rodríguez está cargada de femineidad, de intimidad, de humanidad.
Jarvis levantado en la memoria trata de recoger, en parte, esa vida de preocupación e identificación para con los demás; su pueblo, su gente; de este personaje de valor histórico. De la constancia sistemática de un hombre que nunca desmayó haciendo y presentando proyectos de desarrollo social y comunitario, de pautas encaminadas a solucionar problemas; a contribuir con la productividad social y económica; ideas concebida desde una óprica humanista y una visión filosófica cristiana.
En Lágrimas de guerra, Stanislaw reafirma su estilo literario verdaderamente vanguardista, peculiarísmo, conciso, deslumbrante, y sobre todo: acrobático. Realmente Stanislaw es un acróbata de la palabra dentro de contexto literario. Juega con las palabras artificiosamente, sin temor a dejarla caer. Nos encontramos ante una especie de Fidias de la literatura. La narrativa de Stanislaw está enmarcada a lo que es una nuava técnica de escribir cuentos. Con la temática de esta obra, muy poco cultivada en la cuentística dominicana, Stanislaw presenta 9 historias verdaderamente conmovedoras, narradas en exquisitas maestría, y cuyos conflictos abiertos, pueden dejar en trance catártico a cualquier amante del género. Del Golfo Pérsico a troya, en cronológica retrospectiva, lágrimas de guerra es un testimonio épico que describe con psicológica sutileza las experiencias del soldado que regresa del campo de batalla trastornado por los efectos traumáticos de la guerra.
Mediante una escritura fluida, hecha a base de oraciones por lo general breves y precisas,el narrador configura un universo muy personal donde la naturaleza estalla en una explosión de colores y fragancias, plantas y flores que enmarcan la acción de los personajes sin llegar a convertirse en una camisa de fuerza que ahogue sus acciones o meditaciones, ya que están ahí no a la manera de un decorado estático,sino como símbolos de un ecosistema posible elaborado a base de una prosa serena en que los diálogos resultan infrecuentes.
La fuerza existencial es el elemento donde las cosas se vuelven palabras y el poeta sustituye los procesos de la razón por la comunión del espíritu con la naturaleza, esa naturaleza humana que es la mujer: alma que despierta un sentido de visión portadora de la patria.