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LA ODISEA DE PAPUCHO

Esta es una obra de carácter autobiográfico, pero no solo abarca la vida de una persona; se refiere ala historia de una familia que perfectamente hubiese podido ser cualquier familia paupérrima de la República Dominicana. En sus líneas se expone de manera descarnada, pero real, la vida de Papucho; sus inquietudes y vicisitudes. El relato inicia en 1940 cuando fallece la señora Vargas, abuela materna de quien escribe, y como consecuencia de ello su hija, Mariana Taveras, de tan solo nueve años de edad fue entregada a unos familiares para su crianza. Era costumbre de esos tiempos que cuando fallecía la madre, jefa de la familia, que por lo regular eran numerosas, el padre repartía a los hijos entre los familiares y a veces hasta entre los amigos para que ayudaran a criarlos. El autor nos cuenta cómo fue su vida junto a su madre, Mariana; cómo conoció a su padre biológico, las carencias, limitaciones y el infierno que le correspondió vivir por su culpa; las estratagemas y maniobras que debió realizar Mariana al nacer sus hijos para lograr conservarlos con vida. Por lo menos a tres de los seis hijos que parió. Fue difícil sobrevivir, crecer, mudarse con frecuencia de un lugar a otro. Mariana tuvo que mandar a su hijo mayor, Papucho, con tan solo seis años y unos meses, a la calle a trabajar vendiendo lo que fuera para ayudar a su manutención y la de sus hermanos. Más tarde, Papucho con tan solo nueve años tuvo que asumir la responsabilidad de una familia: trabajar, realizar todos los quehaceres del hogar y cuidar a sus hermanos. En resumen, en el texto se expone como de la nada, que significó para Mariana Tavares perder a su progenitora, hubo un caos en su vida, por su desconexión de todos sus familiares. Luego atravesó una etapa de inestabilidad debido a la unión con el padre del personaje central del libro, Papucho, y todas las vicisitudes que esta unión generó. Más adelante su vida evoluciona hacia la estabilidad, que se logra cuando Papucho se hace sastre y tiene la certeza de que se puede lograr cualquier objetivo si la persona se lo propone y lucha por ello. Esto significó una mejoría económica para la familia, aunque posteriormente volvió la crisis cuando este toma la decisión de retomar sus estudios. Fue una época de inquietudes políticas, estudiantiles, clubisticas; luego la llegada a las fuerzas armadas y también el nacimiento de los hijos. Esta etapa se considera de estabilidad económica por cuanto alguien que viene de la nada logra cubrir las necesidades básicas de la vida. Esto genera tranquilidad, parte del problema económico se resuelve; vienen los hijos a quienes quiere ofrecer la calidad de tiempo de padre que se merecen, aunque no siempre es posible. No obstante, son buenos hijos, no dan problemas, no tienen vicios ilícitos, y con sus propios esfuerzos han logrado fluir, ser profesionales. Algunos han logrado maestrías y especialidades, otros están en pos de conseguirlas. Los más jóvenes hacen esfuerzos en las universidades para ser profesionales, los que no estudiaron a nivel universitario, tienen oficios técnicos que les permiten llevar una vida digna. La más pequeña de dieciséis años está finalizando el sexto curso de secundaria. Eso da tranquilidad y conformidad. La vida de Papucho es también parte de la historia de muchas mujeres que de una u otra forma se relacionaron y estuvieron con él, sus amores, sus errores y en las circunstancias en las cuales nacieron todos sus hijos. Finalmente, la historia de Papucho nos demuestra como a través del trabajo, del esfuerzo y el sacrificio se puede avanzar, aunque sea lento, hasta lograr la estabilidad…e incluso más.
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ANGEL HACHE - POEMAS

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LUMBRES DEL OTOÑO

Por alguna razón, casi siempre difícil de explicar, ciertas personas cosechan flashes y aplausos, incluso después de la muerte, Por algo son Michael Jackson, Diego Armando Maradona, Fidel Castro, Nina Simone, Mike Tyson, Charlie Parker, Ayrton Senna, Joe Biden, Diego el Cigala, Baltasar Garzón o Alañ García. Por algo son objeto de culto, y por algo sus nombres se convierten en adjetivos. Nadie incurrirá en la felonía de creerlos dioses. Pero nadie puede cerrar los ojos, y creerlos anodinos. ¿Tienen defectos y tendones de Aquiles? En peste, como se dice en hatomayorense. Pero sus luces trascienden cualquier sentído de la sombra que la envidia y la estulticia pudiese endilgarles. Esas luminarias tienen en común la convicción de que sus límites no son los que de ordinario la gente se fija, sino que decidieron replantar las empalizadas con las que la cultura del «no se puede» acostumbra a cercarnos. Acaso la diferencia entre los aquí considerados y el resto de los mortales sea que los primeros se obligaron a saltar las vallas, logrando que los veamos como los faros que son, en sus diferentes campos de vida. Y como las personas son en realidad lo que uno cree que son, sin deseos de incurrir en consideraclones filosóficas, los reunidos en este trabajo podrían ser otros, a to mejor, tener otras visiones y lecturas posibles. Pero las del autor son estas.
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EL CABALLERO

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