La historia que nos ocupa ocurrió en el primer siglo de la era cistiana, cuando Roma era la rectara del mundo occidental conocido, y todas las naciones de Europa estaban bajo su dominio y el de sus rígidos emperadores.
Los hijos del desastre resuena como una catarsis moral, social y política necesaria en la historia de nuestro país. Sin embargo, el conjunto de poemas que lo compone igualmente trasciende nuestra frontera para trazar el devenir antillano.