La naturaleza nos ofrece desde el alimento y el combustible que nos mantiene vivos hasta la belleza cuya contemplación nos hace humanos. Y nos propone, además, un misterio insondable. Pues ¿cómo funciona la naturaleza? Expresada de mil maneras diversas por mil culturas distintas, esta es la pregunta más importante y constante que se ha hecho la humanidad. Con el paso de los siglos, le hemos dado muchas respuestas, aunque todas tenían un núcleo común. Hasta que llegamos «nosotros», la cultura occidental moderna. Entonces todo cambió. El ingente y heterogéneo conocimiento milenario quedó anulado para implantar una nueva respuesta, bastante inverosímil si lo piensas: todo en la naturaleza funciona por azar e instinto, pues solo el ser humano es inteligente. Y nos lo creímos. Para el afamado antropólogo Jeremy Narby llegó un día en que esta respuesta no fue suficiente. Solo tenía que dar un paseo por su jardín, olvidando (y no es fácil) prejuicios y dogmas para sentirse rodeado de inteligencia, y no precisamente humana. ¿Cómo funcionaba todo aquello? ¿Cuál era su origen? Entonces decidió embarcarse en un viaje alucinante que le llevó de una remota granja estonia a las profundidades de la selva peruana, de las altas montañas suizas a los avanzados laboratorios japoneses, de las universidades francesas y escocesas a las ceremonias nocturnas de los chamanes. Por el camino encontró mohos (sí, como el que crece en tu nevera) capaces de resolver laberintos; aves que distinguen entre cuadros de Van Gogh y de Chagall y otras que fabrican su propia medicina; plantas que toman decisiones (sí, decisiones) sin contar con un cerebro; biólogos que afirman sin reparos y con una ingente cantidad de datos científicos que las mariposas piensan...
Nuestro planeta está en problemas. ¿Cómo podemos revertir la crisis actual y crear un futuro sostenible? El mundo ha despertado por fin a la realidad del colapso climático y ecológico, ahora debemos enfrentarnos a su causa principal. El capitalismo exige una expansión perpetua, que está devastando el mundo, y solo hay una solución que conducirá a un cambio significativo e inmediato: el decrecimiento. Si queremos tener una oportunidad de detener la crisis, tenemos que frenar y restablecer el equilibrio. Cambiar nuestra forma de ver la naturaleza y nuestro lugar en ella, pasando de una filosofía de dominación y extracción a otra basada en la reciprocidad y la regeneración. Tenemos que evolucionar más allá de los dogmas del capitalismo hacia un nuevo sistema adecuado para el siglo XXI. ¿Pero qué pasa con el empleo? ¿Y la salud? ¿Y el progreso? Jason Hickel aborda estas cuestiones y ofrece una visión inspiradora de cómo podría ser una economía poscapitalista: una economía más justa, más solidaria y que no solo nos sacará de la crisis actual, sino que nos devolverá el sentido de conexión con un mundo rebosante de vida. Tomando menos, podemos llegar a ser más. Hickel nos muestra cómo podemos devolver a nuestra economía el equilibrio con el mundo vivo y construir un futuro mejor.
David Quammen, uno de los mejores escritores científicos del mundo y autor de Contagio (Debate, 2020), la obra de referencia sobre enfermedades zoonóticas (las que saltan de animales a humanos), nos sumerge en la frenética carrera por descifrar el coronavirus SARS-CoV-2, encontrar su origen y hacer posible el desarrollo de vacunas para combatir la pandemia de COVID-19.
Tras entrevistar a casi un centenar de científicos, entre ellos los virólogos más importantes del panorama internacional, Quammen denunciacómo durante décadas los expertos advirtieron de que esta pandemia llegaría, pero sus consejos fueron ignorados por razones económicas o políticas. Además, también se encarga de descifrar las claves para entender algunas teorías sobre el origen del virus y descartar otras suposiciones más escandalosas pero menos fiables.
Este libro nos traslada a la primera línea de batalla contra la COVID-19 a través de los ojos de aquellos científicos que lideraron esta lucha, y lo hace con la prosa comprensible y reveladora de un maestro incomparable como Quammen.