La mayoría de las personas afirma que quiere ser exitosa y feliz. Sin embargo, son pocos los capaces de sostener esfuerzos prolongados para lograr sus metas. El problema central radica en mantener la motivación sin importar cuántas dificultades surjan en el camino.
Brian Tracy, experto mundial en desarrollo personal, nos muestra cómo salvar la brecha entre lo que decimos que queremos y lo que debemos hacer para lograrlo, que a menudo requiere retrasar la gratificación temporal y las soluciones rápidas para obtener una felicidad y un éxito duraderos.
Un clásico de lectura obligatoria para todo líder que esté buscando el éxito.
En estas páginas, James Hunter nos explicará los principios universales del liderazgo que nos permiten colaborar con los demás, ya sea en el trabajo o en el ámbito familiar, y cómo podemos mejorar la relación que tenemos con nuestros subordinados partiendo de estas bases:
No hay autoridad sin respeto.
El respeto no se funda en el miedo, sino en la integridad, la sinceridad y la empatía con el prójimo.
No podemos cambiar a nadie, solo podemos cambiar nosotros.
El trabajo lo hacen las personas, y no puede hacerse un buen trabajo sin cuidar las relaciones humanas.
Este libro nos enseñará que dirigir consiste, paradójicamente, en servir a los demás, porque un buen líder debe está pendiente de sus subordinados para atender sus legítimas necesidades, ayudarles a cumplir sus aspiraciones y aprovechar sus capacidades al máximo.
¿Qué pasaría si el gobierno permitiera que cualquiera usara la moneda de su elección? ¿Qué pasaría si el gobierno permitiera a los empresarios innovar en el sector monetario, por ejemplo creando monedas digitales y acuñando dinero como materia prima?
Es precisamente lo que se pregunta el economista austriaco F.A. Hayek en esta obra imprescindible, con un estudio preliminar de Adrián Ravier que estudia el alcance de sus ideas.
Este libro es el núcleo mismo del enfoque hayekiano de la política monetaria, y también la obra que llamó la atención del mundo sobre este pensador radical después de recibir su Nobel de Economía.
El argumento es abandonar el monopolio de los gobiernos por administrar el dinero con la imposición de una moneda de «curso forzoso» y abrir la competencia. El resultado serían monedas públicas y privadas competitivas que permitirían al mercado por sí solo elegir la moneda dominante en todo el mundo.
En definitiva, el lector se encuentra frente a una obra colosal que por estar en formato divulgativo no carece de ningún mérito; por el contrario, este aspecto agiganta la figura de Henry Hazlitt como idóneo economista y eximo escritor. Espero haber podido transmitir en este prólogo la satisfacción que me generó la lectura de la presente obra, y espero que, del mismo modo que me ocurrió a mí, le abra las puertas de la más maravillosa corriente de pensamiento del análisis económico: la Escuela Austriaca.
[Del prólogo de Javier Milei]
A los 70 años de la publicación de La Economía en una lección, parecería que las enseñanzas básicas que contiene el que probablemente sea el libro de divulgación económica más exitoso de la historia deberían encontrarse ya interiorizadas por el conjunto de la sociedad. Máxime cuando según el propio Henry Hazlitt se trata de una única lección, a saber: 'la economía es la ciencia que calcula los resultados de determinada política económica, simplemente planeada o puesta en práctica, no sólo a corto plazo y en relación con algún grupo de intereses especiales, sino a la larga y en relación con el interés general de toda la colectividad'.
[Del prólogo de Juan Ramón Rallo]
Samuel Edward Konkin III (SEK3), padre del movimiento agorista, falleció en 2004 dejando sin terminar sus proyectos más extensos y ambiciosos, a excepción del Manifiesto neolibertario. Entre ellos, el inacabado pero apasionante tratado que titula Contraeconomía, publicado en español también por Unión Editorial.
Con el fin de reivindicar la valía del corpus konkiniano, y siguiendo los pasos de la edición original de Kopubco (2006), ampliamos este Manifiesto neolibertario con una serie de valiosos escritos. En primer lugar, la Teoría de clases agorista, que le debemos al teórico Wally Conger, seguidor de Konkin, quien respetuosamente recupera y amplía las notas de SEK3 –fruto de otro proyecto incompleto– en relación a la lucha de clases desde el punto de vista agorista.
Los límites del capital es seguramente el gran texto fundacional de la llamada geografía crítica y también una de las obras mayores de David Harvey. Camuflado como un comentario de la obra de Marx, el autor nos va descubriendo, en estas páginas, algunos de los vacíos de la aproximación marxista a la hora de afrontar las dimensiones espaciales de la acumulación de capital. Sobre la base de algunas de las categorías de Marx, como 'capital ficticio', 'renta' o 'desarrollo desigual', Harvey fundamenta el análisis de un campo teórico en el que la dimensión territorial del capitalismo adquiere una nueva centralidad. El espacio aparece, de este modo, como uno de los elementos fundamentales en el diseño capitalista, tanto como instrumento para la acumulación que como fuente de nuevas contradicciones. La teoría de la crisis, centro de la formulación marxista del capital, se ve así completada por toda una nueva batería de conceptos.