Considerado el novelista revelación del año por los más importantes medios anglosajones y elogiado por autores de la talla de Khaled Hosseini, Leo Vardiashvili firma una ópera prima espectacular con Junto a un bosque inmenso, un relato sobre las andanzas de tres miembros de una familia que, tras años de exilio en el Reino Unido, vuelven a su tierra natal de Georgia. Una historia de pérdida y supervivencia que nos sumerge por completo en la vida de la antigua república soviética, mostrando la entereza y valentía de sus gentes de una manera increíblemente conmovedora.
Saba es sólo un niño cuando, a principios de los noventa, huye de los combates en Georgia con su hermano mayor, Sandro, y su padre, Irakli, en busca de asilo en Inglaterra. Dos décadas después, los tres luchan por reconciliarse con el pasado, atormentados por lo que dejaron atrás. Cuando Irakli regresa a su país, arrastrado por los recuerdos de una esposa perdida y un territorio desolado pero bello, Saba y Sandro esperan con ansia noticias suyas. Pero Irakli desaparece al poco de llegar, y su último mensaje es un misterio. Entonces, Saba decide seguir sus pasos en un viaje que lo llevará al corazón de un conflicto que ha marcado a generaciones y fracturado a su familia. Empeñado en saber qué queda de su tierra y su gente, descubrirá que todos los caminos conducen a secretos escondidos en los inmensos bosques georgianos.
Julia escucha en un bar a una vieja que la abordó en la calle y dice ser su abuela. Siempre tuvo dudas sobre su propio origen, y Griselda ahora le revela su verdadera historia. Muy pronto entenderá que detrás de esa apacible anciana hay más de lo que dice. Los lectores, con ella, empezarán una inmersión sin pausa en un territorio de horror multiforme que, en la repetición de la tortura y la muerte, replica los gestos sangrientos de la dictadura militar argentina. Una trama labrada con excelencia que repasa los años sesenta y setenta con los recursos del terror y del gore y que deslumbra con su maestría y agudeza.
Años cincuenta, Irlanda rural. Un tipo solitario se encuentra con un coche misteriosamente vacío en medio de un campo. Sabe que no debe acercarse, pero es incapaz de evitarlo y pronto se ve envuelto en un inquietante caso de desaparición: un hombre asegura que su esposa podría haberse arrojado al mar.
Llamado desde Dublín para investigar, el inspector Strafford recurre rápidamente a su viejo aliado, el brillante e imperfecto doctor Quirke, un hombre con quien está vinculado de maneras cada vez más complejas. A medida que avanzan en la investigación, el pasado vuelve con fuerza, amenazando con cambiar la vida de todos y cada uno de ellos.
Estas son las primeras palabras que repite el protagonista de esta original novela. En un principio, parece que no es más que un niño de doce años que escribe un diario porque tiene miedo a su madre, a los espejos, a las hormigas... pero su temor más grande es que muera Violette, la mujer que lo ha cuidado desde que murió su padre. Desgraciadamente, a Violette no le queda mucho tiempo y él se quedará solo con una madre que nunca lo ha querido. Hasta aquí no parece que el suyo sea diferente a cualquier otro diario. Sin embargo, sus intenciones van mucho más allá de la mera recopilación de estados psíquicos: quiere escribir acerca de su cuerpo y de todos aquellos descubrimientos que experimenta a través de este.
Atraco a mano armada, difamación, asesinato, conspiración, sustracción de obras de arte, composición de poemas elegiacos a la muerte de Hitler. De Verlaine a Burroughs, de Norman Mailer a Hans Fallada, de Giacomo Casanova a Curzio Malaparte, muchos han sido los literatos que, a lo largo de la historia, han purgado sus ofensas y delitos en la cárcel. Y han sobrevivido para contarlo. Chester Himes o Jean Genet se pasaron buena parte de su vida en el fondo de un calabozo infecto. Otros, como el Marqués de Sade o Heinrich von Kleist, iniciaron sus carreras literarias tras los barrotes de una prisión. Incluso se han dado casos, como los de Louise Michel o Goliarda Sapienza, de escritoras que experimentaron una irónica sensación de emancipación y libertad tras entrar en presidio.
Los tres vivieron en el siglo XIX, pero la manera en que conformaron sus vidas sigue resonando hoy en las nuestras. Boena Nemcová escribió a pesar de todo: de sus orígenes humildes, de la falta crónica de dinero, de escribir en una lengua minoritaria, de las obligaciones familiares que le exigía su marido, ciego al talento y a la voluntad de su esposa, de la estrechez intelectual que imponía el naciente nacionalismo checo frente a la dominación del Imperio austrohúngaro. George Sand, nacida en una familia aristocrática, no aceptó nada que no fuera la igualdad ante los hombres, como sus amantes Alfred de Musset y Frederic Chopin. Fue una de las escritoras más celebres de la Europa de su tiempo y una de las primeras mujeres que se quiso radicalmente libre. John D. Rockefeller es el primer gran ejemplo del sueño americano, del hombre forjado a sí mismo. Insensible a todo lo que no fuera acumular riqueza y poder, no dudó en eliminar rivales, arruinar empresas y arrasar la naturaleza si ello servía a sus intereses.
Cuatro amigos emprenden un viaje en canoa por las atronadoras corrientes del río Cahulawassee, en el corazón de los remotos bosques de Georgia. Lewis, el cabecilla del grupo, campeón de tiro con arco, es un entusiasta de la vida agreste. Sin embargo, para el resto de sus compañeros el viaje es apenas una excusa para escapar de sus rutinas y una oportunidad, quizá la última, de contemplar el esplendoroso valle antes de que sea inundado y convertido en una presa. Pero la tranquila excursión en canoa se tiñe de sangre cuando se topan con unos lugareños que los atacan brutalmente. Es entonces cuando su apacible aventura se transforma en una pesadilla en la que tendrán que luchar por sus propias vidas, en un juego letal donde el hombre es cazador y presa a la vez, y el salvaje entorno del valle se torna en un cementerio de roca y aguas bravas para aquellos que carecen de la fuerza o la fortuna para sobrevivir.
En los pasillos de esta novela, una mujer se repite y multiplica. Se parte en dos. En este mundo feroz donde el dolor persigue y es difícil encontrar un lugar, una de ellas elige la renuncia y el escape; la otra permanece siguiendo su propio rastro. Algo sucede en su cerebro. En ese trance, cuando sus recuerdos, sueños y miedos se entrecruzan en un presente continuo, ellas se preguntan si el pulso de su deseo es seguir viviendo. Isla partida es una novela fractal, deforme, poliédrica, una escritura del delirio que retrata un pensamiento desordenado, estremecido, fuera de los límites; una casa de los espejos hecha de lenguaje. ¿Qué es el mundo sino un manojo de percepciones que una mente ordena y describe con palabras? ¿Es la realidad el resultado de una escritura en código, definido por la sinapsis? Si esto es así, ¿qué pasa cuando las neuronas aumentan su transmisión de iones, o un chorro de electricidad satura su comunicación y la desborda? ¿Puede la escritura dar cuenta de esa mente y las creaciones de sus descargas eléctricas? Con Isla partida estamos ante el trabajo más valiente y arriesgado de Daniela Tarazona. Una experiencia narrativa y poética donde cuerpo, memoria y delirio entran en tensión; una exploración de la mente y la escritura como campos electromagnéticos en la que distintas corrientes y voltajes chocan para recomponer el mundo y, por tanto, la identidad del yo.
John Dunbar, conocido como «el Basilisco», quiere dar la espalda a su pasado de brutalidad y errancia y vivir por fin en paz junto a su familia. Se asienta con Lucrecia y su hija, Felicidad, en el inhóspito Valle de las Rocas, en pleno territorio navajo. Sin embargo, hasta allí le perseguirán los enemigos más aterradores que haya conocido nunca, unos enemigos que no parecen proceder de su mismo mundo. Por su parte, Jon, el escritor creador de las aventuras del Basilisco, regresa a su pueblo natal. Pretende rehabilitar la vieja casa familiar e instalarse en ella. Mientras, en el lejano oeste, Dunbar acoge al hijo de un antiguo enemigo y duda del amor de Lucrecia, dificultades para las que su experiencia como pistolero no le ha preparado, Jon se topa con una rival que estuvo a punto de arruinarle la vida y que parece dispuesta a intentarlo de nuevo. Así, las vidas del personaje y su autor se aproximan hasta casi confundirse.
El «anochecer», ese espacio ambiguo entre dos luces, se convierte en el escenario en el que una voz dolida e inteligente nos habla de la soledad, la enfermedad, el encuentro entre muertos y vivos, la fuerza frágil de la palabra, la necesidad del arte.
Sin conocer en detalle la anécdota que genera el poema, el lector ingresa sin embargo en un ámbito de inmediata y poderosa intimidad que acaba haciéndole partícipe de una especial trascendencia cotidiana.
Ted Hughes, uno de los grandes poetas ingleses de nuestro tiempo poeta laureado, famoso por su tormentosa relación con la escritora Sylvia Plath , escribió Gaudete, uno de los libros más singulares y experimentales de la poesía del siglo XX, en la cúspide de su madurez poética y volcó en la obra toda su experiencia y su capacidad de riesgo. Gaudete logra rebasar las fronteras de la poesía para convertirse en un libro indefinible, poliédrico. Es a un tiempo un guion cinematográfico, una novela y una secuencia de poemas que además experimenta una transformación estilística, desde el alucinado poema en prosa del prólogo, pasando por los poemas narrativos centrales, hasta los últimos, breves y oscuros poemas del epílogo. Una obra maestra, capital e inclasificable.
Fiskadoro tiene catorce años y vive en los Cayos de Florida, en una comunidad de supervivientes del desastre nuclear que ha destruido el mundo. Durante el día ayuda a sus padres con la pesca en alta mar, aunque su verdadera aspiración es aprender a tocar el clarinete. Para lograrlo recurrirá a mister Cheung, manager de la Orquesta Sinfónica y viejo albacea de la cultura humana, que será su maestro y guía a través de las ruinas de la civilización y que además convive con su madre, una anciana obstinada en rememorar una y otra vez la caída de Saigón. En medio de este clima a un tiempo hostil y familiar, Fiskadoro deberá sobreponerse a las otras lecciones que conlleva crecer: saber despedirse cuando ya no queda nada y reponerse cuando queda todo por hacer.
Fiskadoro es una novela de formación atípica: la historia de un adolescente que vive en un mundo que ha regresado bruscamente a su adolescencia. Una distopía sobre cómo salvar los restos del pasado y reconstruir su cultura en un mañana peligrosamente cercano al nuestro, contada por uno de los escritores estadounidenses más extraordinarios de las últimas décadas.
A ella se le encarga trabajar como «puente»: vivir con, ayudar y supervisar al expatriado conocido como «1847» o comandante Graham Gore. En lo que respecta a la historia, el comandante Gore murió en la condenada expedición de Sir John Franklin al Ártico en 1845, por lo que está un poco desorientado al vivir con una mujer soltera que muestra regularmente sus pantorrillas, rodeado de conceptos extravagantes como «lavadora», «Spotify» o «el colapso del Imperio Británico». Pero con un apetito por descubrir, un hábito de fumar siete cigarrillos al día y el apoyo de un encantador y caótico elenco de compañeros expatriados, pronto se adapta.
Pero lo que el puente pensó que sería, en el mejor de los casos, una complicada e incómoda dinámica de compañeros de piso, evoluciona hacia algo mucho más profundo.
En las fronteras del Imperio se extiende una provincia desnuda y mineral donde el frío, la escarcha y el ritmo lento de los largos inviernos parecen adormecer a los habitantes de un pequeño pueblo.
Una mañana, el párroco es descubierto con la cabeza aplastada por una piedra. ¿Cuál fue la naturaleza del crimen? ¿Quién podía tenerle tanto rencor en una ciudad donde, hasta entonces, las comunidades religiosas habían vivido en armonía?
La investigación es confiada a Nurio, el policía que demasiado a menudo se deja llevar por sus pasiones y que desprecia a Baraj, su adjunto, un gigante distinguido con alma de poeta. Pero ¿tiene interés el Imperio en que se descubra al verdadero asesino? Cuando se abusa de los pueblos y los Estados, ¿cómo se escribe o se reescribe la Historia? ¿Y qué pueden hacer los seres humanos ante su impetuoso curso?
Primero de poeta son todos los papeles que rellené y quemé, todos los pasos que no di, las vidas que perdí. Todas las declaraciones de amor que callé, los sueños que rompí, los miedos de los que aprendí. Es mi impaciencia, mis ganas de sentir y el pánico. Es descubrir que mis miedos siempre ganan la partida. Es empujarte a irte por si te acercas demasiado. Es querer que te acerques demasiado. Primero de poeta son todos mis errores. Y mi cura.
Después de una década, decenas de miles de personas han cursado ya Primero de poeta con Patricia Benito y nadie ha salido indemne de sus lecciones, como siempre sucede con la buena poesía. Esta edición especial conmemorativa revisada por la autora recrea la historia de su escritura, su creación y su publicación a través de notas inéditas que explican el trasfondo de algunos de sus textos más icónicos.
Cansada de la estresante vida de la ciudad, Laura decide trasladarse con su pareja a una casa en Nevà, un pequeño pueblo de los Pirineos. La idea es pasar tres meses de prueba antes de atreverse a dar el gran salto y, tal vez, mudarse de forma definitiva.
Pronto se reencontrará con todo un ecosistema muy familiar y que casi había olvidado: el de su infancia en la fría tierra de Teruel rodeada del lenguaje de las flores, los árboles y las plantas, así como el de toda una estirpe de mujeres comprometidas con el amor y el conocimiento de la naturaleza que le inocularon el «furor botánico». Su bisabuela Pilar, que curaba los desánimos con azafrán y la planta de San Juan; su abuela Carmen, con la que Laura recogía la aceituna; su madre, que sigue mandándole alcoholes para friegas, y su hermana Marina, que calma las rabietas de su hija con aceites esenciales.
Entre recuerdos entretejidos con espléndidas ilustraciones, paseos por los senderos de los bosques para recoger setas, proyectos para su nueva casa y consejos para ajardinar nuestras vidas, Laura nos descubre la exuberante bondad del universo de las plantas.
Risa oscura es una pequeña Odisea moderna. Las llanuras del Medio Oeste, los grandes ríos, constituyen el telón de fondo de las peripecias del protagonista, John Stockton, un hombre huido de las convenciones sociales y en busca de un nuevo yo. En un mundo suspendido entre lo real y lo posible, entre el presente y la infancia, entre la biografía y la historia, se agita una constelación de personajes no resueltos, de figuras simbólicas.
Sherwood Anderson es incuestionablemente unos de los tres o cuatro titanes de las letras norteamericanas.
Risa oscura es la novela de la América del Medio Oeste, el valle del río Ohio, el Mississippi, Nueva Orleans y de la nueva libertad sexual de los años veinte. La tensión expresiva del lenguaje, la necesidad de una mayor adhesión a la vida, la urgencia de amar, de resolver el mito de la infancia y de dar por fin sentido a la propia existencia, son algunos de los temas que recorren una novela de gran intensidad, escrita en un lenguaje moderno, directo y esencial.
Jihye es una chica corriente, nunca ha sido extraordinaria. De carácter más bien apocado, en la Academia donde trabaja como administrativa tolera en silencio la política de sus jefes y los absurdos de la burocracia coreana. Siempre a un solo correo electrónico de la catástrofe profesional, se convierte en una maestra de las miradas silenciosas y de la táctica del café, pero todos sus esfuerzos por soportar a sus superiores y el ambiente de trabajo más o menos hostil que estos generan se ven alterados cuando llega Gyuok Lee, el nuevo becario.
Como si se tratara de una versión pacifista del protagonista de V de Vendetta, Gyuok recluta a un trío de aliados en la oficina para llevar a cabo algunas pequeñas venganzas. Juntos, estos cuatro «rebeldes» protestan contra los más poderosos con pintadas, lanzamientos de huevos y denuncias anónimas. Sin embargo, a medida que sus ataques van aumentando de calibre, la alegría y la sensación de liberación iniciales irá dando paso a otros sentimientos. Jihye y los demás descubrirán la belleza de la amistad y el extraordinario poder de la unidad para hacer frente a los obstáculos.
En medio de la bulliciosa y, al mismo tiempo, mediocre cotidianidad, tal vez sólo los niños sean capaces de apreciar la belleza del universo. Desde esa mirada inocente e infantil, Le Clézio relata ocho historias llenas de sensibilidad y melancolía sobre la búsqueda de la verdadera libertad, en las que los protagonistas, enfrentándose a la alienación agresiva de la civilización contemporánea y del mundo adulto, parten a la aventura para alcanzar sus sueños. Así, Mondo, un niño-poeta, bohemio y huérfano, pasea por la orilla del mar o por las calles atestadas, rodeado de amigos y seres marginales capaces de comprenderle, de enseñarle cosas nuevas: sus ojos asombrados embellecen la percepción que los demás tienen de la realidad. Y como él, Lullaby, la niña que una mañana decide no volver al colegio para disfrutar del mar; Jon, que escala el Reydarbarmur, la montaña del dios viviente desde la que pueden tocarse las nubes; o Pequeña Cruz, que mira el cielo mientras se pregunta qué es el azul.
En todas las historias familiares hay un hecho que determina el destino de sus miembros. En el caso de Lola, la matriarca de esta saga de detectives, es la muerte de su hijo Marc, hace casi cinco años. Para Lola, lo que vino después fue un tiempo romo y agrisado. Pero hace unos meses que los Hernández se han reunido de nuevo, vuelven a investigar juntos como en los viejos tiempos. También Ayala, el fiel colaborador, ha regresado. Todos curtidos y, por qué no decirlo, más baqueteados a las órdenes del peculiar Mateo. Por otro lado, un estafador del amor campa a sus anchas por el barrio, se hace pasar por un antiguo compañero de colegio de sus víctimas y parece que su avaricia no tiene límites. Los Hernández se enfrentan a un escurridizo adversario.