Experiencias cotidianas que se trasforman en historias memorables; rutinas familiares que, con el tiempo, se convierten en recuerdos atesorados; viajes que marcan el curso de una vida. Benito Taibo explora la profunda conexión que existe entre su historia personal y la comida: desde los miedos de su infancia, las celebraciones en la mesa con los amigos, los libros y las películas que lo han acompañado, hasta los sabores que evocan en él a las personas que ha amado y ya no lo acompañan. Del ajo al kebab, esta primera parte de Cuchara y memoria es un testimonio de su propia existencia, pero también, como explica el mismo autor, una forma de vencer el tiempo y conservar la belleza de la vida.
Estampas poéticas, estampas venecianas, estas reflexiones acerca de la ciudad abren brechas en la memoria del escritor, que entrelaza recuerdos personales con hechos acaecidos en esta ciudad de agua, agua que, como él mismo dice, «la golpea y la rompe en pedazos, aunque al final la recoja y la lleve consigo hasta depositarla, intacta, en el Adriático». Esa percepción y ese contrapunto entre imágenes y pensamientos se asociarán para siempre en la mente del lector con el nombre de Venecia.
Fuente Amarga es un pequeño pueblo en el sur de Italia, rodeado por campos áridos a los que los hombres entregan la vida. Un pueblo como muchos, que sin embargo, para quien nace y crece allí, es el cosmos, con sus leyes universales e inmutables. En Fuente Amarga, los «paletos» sufren injusticias y abusos tan atávicos que les parecen naturales como la lluvia y el viento; y la escalera social para ellos tiene dos peldaños: la condición de gleba a ras de suelo y, solo un poco más arriba, la de los pequeños propietarios. Por encima de todos (y de todo), inalcanzables en su condición de caprichosos semidioses, los señores de la tierra, perpetuos custodios del poder al que sirven y representan según el soplo del viento de cada época. Con el advenimiento de la dictadura fascista, el orden social se tambalea, y sobre los fuenteamargados se desencadenan nuevos abusos que constituyen el relato de esta novela.
La conversación es un arte efímero y privado; quizá el más selecto de todos, ya que son muy pocos los elegidos que tienen la fortuna de escuchar y participar en cualquiera de sus mejores representaciones. Casi todos los que tuvieron el privilegio de conocer a Oscar Wilde coinciden en que era un conversador incomparable. Un aspecto esencial de su lúcida y amena conversación se preserva en los incontables e ingeniosos epigramas que brillan a lo largo de toda su obra; su secreto consiste en que, siendo al mismo tiempo ciertos y falsos, siempre amplían nuestra visión de la vida.
El regalo de la escritura de Mary Oliver es comunicar la belleza sencilla del mundo y hacerla inolvidable. Esto nunca ha sido más cierto que en la luminosa colección de ensayos y poemas que conforma «Vita longa». Con la gracia, la delicadeza y la precisión que caracterizan toda su obra, Mary Oliver nos muestra en este libro que escribir «es una forma de alabar el mundo», y nos sugiere, de forma aparentemente sutil pero inapelable, que leamos sus ensayos y sus poemas como «repentinos aleluyas» con los que celebrar el esplendor de la existencia.
Una mujer vive en la ladera de la montaña, entre la neblina que baja y el follaje feraz. Su misión es cuidar los linderos, avisar al celador de cualquier anomalía. En sus cuadernos escribe sobre su rutina parsimoniosa y los recuerdos de una infancia marcada por una madre brutal y por el deseo insatisfecho de aprender. Al fondo, se escucha la cantera y el ruido de las camionetas blindadas sobre la destapada. Un día aparece en su jardín un cuerpo, y turbados y cuidadosos de no llamar la atención, con el celador deciden enterrarlo. Pero aparece otro. Y otro y otro y otro…
La escritura prodigiosa, característica de Trías, reluce en esta novela inquietante y atmosférica, en la que los tópicos de la madre, la violencia y la relación con la naturaleza reaparecen, y con cuánta fuerza estremecen al lector.
Dotado de un talento increíble para contar historias, Ferdinand von Schirach se ha convertido en uno de los escritores más queridos de la literatura europea actual. Desde la aparición de Crímenes y Culpa, dos colecciones de relatos que provocaron una fuerte sacudida en el panorama editorial, todas sus novedades son saludadas con elogios fervientes por parte de lectores y críticos. En Café y cigarrillos, su obra más personal y emotiva, un Von Schirach pletórico se mueve como pez en el agua entre los sinuosos pliegues que anudan la realidad con la ficción.
Ingeniosa combinación de revelaciones autobiográficas y perspicaces detalles sobre la realidad circundante, las cuarenta y ocho piezas breves de Café y cigarrillos, con una rica variedad de temas y enfoques narrativos, forman un auténtico mosaico literario en el que lo privado y lo público se entrelazan y reflejan mutuamente. Entre bocanadas de humo reales o imaginadas, Ferdinand von Schirach aborda, con altas dosis de ironía y humor, experiencias y encuentros formativos, fugaces momentos de dicha, soledad y melancolía, desarraigo y añoranza del hogar, así como agudas apostillas sobre el arte, la cultura, la sociedad… y, por supuesto, el tabaco. Y todo eso sin dejar de lado su máxima peculiaridad: su condición de hombre jurídico, construida a partir de reflexiones teóricas --lo mismo sobre la idea del derecho y la dignidad del hombre que sobre los logros y el legado de la Ilustración-- y abundantes vivencias, un universo que forma el meollo de su creación y que ha hecho de él un escritor inimitable en el panorama literario mundial.
La poeta es una joven que profundiza en su interior buscando las palabras apropiadas para definir su propio contorno. En su primer poemario, Sara Búho nos invita a realizar un viaje de autodescubrimiento lleno de serenidad y experiencias, con la valentía de enfrentarse a errores y trazar su propio itinerario hacia un extraordinario aprendizaje vital.
Con una voz sincera y una madurez inusual, la autora se cuestiona la voracidad de las pasiones y la necesidad de un sosiego imperturbable, a la vez que nos invita a controlar las emociones. Este libro es un canto a la introspección, el triunfo de la reflexión y una celebración de esa victoria personal que se encuentra en el corazón de cada persona.
Un viejo amigo de la facultad de medicina de Irvin Yalom le está pidiendo ayuda imperiosamente. En sus cincuenta años de amistad, Bob Berger nunca había compartido sus terrores nocturnos con su íntimo amigo. Sin embargo, ahora, se ve obligado a hacerlo: único superviviente de una familia húngara de origen judío, a los diecisiete años Berger logró escapar de los nazis y se exilió en Estados Unidos donde, con el tiempo, se convirtió en un cardiocirujano de prestigio. Desde entonces su vida se desarrolló en dos planos: uno diurno, como reconocido profesional y padre de familia, y otro nocturno, en el que fragmentos de aquel terrible pasado se estaban colando en sus sueños. En cinco décadas, jamás había confesado a nadie la oscuridad que lo atormentaba. Ahora, sin embargo, se ve obligado a compartir con él ese gran secreto. Tras una vida definida por la expiación y la represión, un peligroso encuentro ha desencadenado el doloroso recuerdo de aquellos años. Para sanar, Yalom y Berger deberán interpretar los fragmentos del pasado y lograr que el presente vuelva a ser una realidad.
Este libro nos presenta a una Elena Garro que quizá solo conocieron sus amigas más íntimas. Una Elena humana y, por lo tanto, falible y multifacética. Para trazar este magnífico retrato, Jazmina Barrera hila con rigor científico y sentido del humor una colección personal en torno a la escritora: fragmentos de sus obras, diarios, cartas y entrevistas se trenzan con citas de documentales, algunas carpetas de los Elena Garro Papers del archivo de Princeton, y hasta con sesiones de tarot, I Ching y astrología.
La reina de espadas resalta la peculiar forma de habitar el mundo de Elena Garro y su capacidad para dotarlo de nuevos sentidos a través de los temas que la obsesionaron: el tiempo, la catástrofe, los gatos, la lucha campesina, las puestas en escena y los viajes. Aquí no hay certezas ni juicios: solo el vaivén de una personalidad camaleónica en la mirada apasionada, feminista e inteligente de una investigadora que se transforma conforme avanzan sus pesquisas.