La vida de Doug Peacock ha estado marcada por los tres años que pasó combatiendo en Vietnam y viendo demasiados daños colaterales, «esa expresión cobarde con la que los gobiernos aluden a los cuerpos inocentes desmembrados que resultan de la mayoría de ataques aéreos», nos aclara el autor. A su regreso a Estados Unidos, Peacock decidió afrontar su diagnóstico de estrés postraumático poniendo toda su rabia y su experiencia de combate al servicio de la defensa de la naturaleza. Así llegó a ser el que hoy es y cuyo relato vital se cuenta en este libro: un ecologista radical, subversivo e íntimamente convencido de que lo salvaje es lo único que queda en este mundo que merece la pena salvar. De este modo, Peacock nos relata con pluma y tempo magistral sus aventuras y desventuras (algunas legales, otras muchas ilegales, basadas en el asalto y el sabotaje), que tienen lugar en los territorios que habitan algunos de los seres más fascinantes de este planeta: osos de todas las latitudes y colores, así como lobos, búfalos, jaguares, tigres siberianos, ballenas boreales, aves de las Galápagos... por no hablar de narcotraficantes un pelín desequilibrados, rancheros mafiosos o latifundistas despiadados.
En 1986, Hana abandona los estudios universitarios que, llena de curiosidad y entusiasmo, había iniciado hacía poco en Tirana para regresar a la remota aldea de las montañas del norte de Albania donde se encuentra la casa de su tío Gjergj, que la crió tras la muerte de sus padres y que ahora es viudo y está muy enfermo. Un acto de amor y gratitud que acaba desencadenando una aterradora inmolación personal. En efecto, Hana es la única familia que le queda, pero cuidar de él no es fácil en un paraje tan aislado y aferrado a costumbres ancestrales, en el cual ser mujer le impide trabajar o desplazarse de forma segura para conseguir medicamentos. Tras rechazar el matrimonio concertado que permitiría a Gjergj morir en paz y la obligaría, al mismo tiempo, a renunciar a su independencia, concluye que la única manera de solucionar sus problemas es ser una virgen jurada: es decir, una de esas mujeres que, siguiendo una antigua tradición albanesa, en un determinado momento de sus vidas se ven abocadas a hacer voto de castidad y convertirse en hombres para administrar el legado de los suyos. Sólo así le proporcionará a su tío el sosiego para rendirse a la enfermedad que lo devora.
Tan inmensa y desbordante era la personalidad —y el físico— de Jack Burdette que en un momento dado ya no pudo encontrar su lugar en Holt, su pueblo natal. Tras fracasar como jugador de fútbol americano, una serie de acontecimientos le obligaron huir, dejando a la comunidad profundamente disgustada.
Durante casi una década, la sombra de Jack permanece en Holt, alimentando el rencor colectivo. Pero su reaparición inesperada no trae consuelo ni reconciliación. Por el contrario, su regreso despierta una tormenta de emociones que amenaza con romper los frágiles cimientos del pueblo, y su presencia —más poderosa que su prolongada ausencia— desata una catarsis emocional que revela las profundas grietas bajo la superficie de la vida cotidiana.
Los personajes de Falsa guerra son náufragos en tierra firme, varados en zona de nadie. Algunos quieren marcharse de Cuba y no pueden, otros se fueron y nunca acabaron de llegar del todo. Viven en una especie de limbo, en un impasse perpetuo entre la realidad y el deseo, entre el pasado y el futuro, entre el país de origen y el de destino, a la espera de una promesa, una confirmación o, simple y llanamente, una tregua. Algo que les siga recordando que la vida es posible. ¿Qué diferencia hay entre un inmigrante, un exiliado y un refugiado? Abocados al caos, a la angustia o al hastío, los desplazados perennes son asediados por un mundo que a cada paso –en ese simulacro de avance hacia el espejismo de la sociedad de consumo– les recuerda que no existe un lugar para ellos. En esta novela coral, los personajes parecen moverse con desparpajo nómada entre Cuba, Estados Unidos, México, Francia o Alemania, si bien todos ellos se hallan paralizados, inmersos en una falsa guerra que se libra en virtud de ninguna verdadera pasión, de ninguna auténtica idea.
La novela más bestial, conmovedora e hilarante que se ha escrito sobre el despertar sexual de un adolescente.
Dick Loveman es un galán espaciotemporal que vive todo tipo de peripecias lujuriosas a través de los siglos. Por desgracia, Dick solo existe en la cabeza de Franki Prats, un quinceañero católico, virgen y erotizado, a quien atormentan la propia imaginación y los «placeres solitarios». Durante cuatro meses de su vida, Franki, ayudado por su mejor ―único― amigo Bruno Berniola, alias el sexperto, atravesará una variopinta serie de pruebas eróticas (oníricas, familiares, amicales, incluso zoológicas) mientras lucha contra los traumas del pasado y la escuálida realidad de su pueblo natal.
Gorbensdorf, Baja Silesia, 1913. El joven polaco Miecysław Wojnicz, estudiante de ingeniería, llega al sanatorio local en busca de aire puro y una cura para su tuberculosis. Se aloja en la pensión para caballeros de Wilhelm Opitz, donde coincide con otros enfermos de toda Europa. Por las tardes, entonados por el licor, los huéspedes conversan sobre lo divino y lo humano. ¿Habrá guerra en el continente? ¿Las mujeres nacen inferiores? ¿Existen los demonios? ¿Es preferible la monarquía o la democracia? Al leer un texto cuya autoría se desconoce, ¿puede deducirse si lo ha escrito un hombre o una mujer?
«Desde el principio supimos que la unión entre esos dos no era la recomendable para armar una familia como todos los que venían a la Villa».
Un extraño matrimonio llega a un pueblo de la costa, con un pasado incierto detrás y la determinación de instalarse en el lugar. Comprar el Hotel Habsburgo será algo que nadie olvidará. En poco tiempo, ese noble húngaro dedicado al arte, esa mujer sensual que lleva adelante el negocio, y sus dos hijos aún más extraños que ellos, se irán volviendo de manera imperceptible, pero definitiva, el hilo que enhebra la miseria, la corrupción y las bajezas de todos los pobladores. Narrada por una voz profundamente literaria, Arderá el viento permite oír la conciencia que late en toda ciudad pequeña, y es capaz de capturar el horror en la vida de una villa de mar y la belleza que todavía anida en ella. Guillermo Saccomanno se apropia de un territorio, de sus habitantes, de su pasado y de sus secretos, para mostrar ese entramado de complicidad entre la política, el narco, la policía y el periodismo, en medio del cual las personas corrientes sobreviven a su propia existencia.
Los Esterházy, una pareja excéntrica sin un pasado claro, llegan a un pueblo de la costa argentina y comienzan a regentar un antiguo hotel. Estos dos seres (y sus dos hijos, una niña y un niño más inquietantes y enigmáticos que ellos) producen el efecto de una partícula enfermiza que se introduce en las grietas de una sociedad pequeña y arrasa con su dinámica cotidiana, aparentemente calma. La pareja resulta ser un amplificador de los prejuicios, los deseos ocultos, las supersticiones, los temores y la violencia larvada en muchos de los habitantes del pueblo.
Arderá el viento es la historia de una degradación, de un descascaramiento agónico que poco a poco deja a la vista las miserias del cuerpo social. Expuesta al influjo de los Esterházy, la extraña villa costera deja aflorar la oscuridad que circula por sus zonas subterráneas, como si los visitantes fueran una piedra de toque maligna que lograra sacar a la luz la verdadera naturaleza de los personajes.
Escrita en un estilo parco y de una rara intensidad, la novela es la cuidadosa construcción de un deterioro que, aunque transcurra en un país específico, acaba por ser una metáfora distorsionada del espíritu de nuestro tiempo.
Somos muchos los que consideramos a María Moreno la mejor cronista argentina de todos los tiempos y una de las voces documentales más lúcidas de la lengua, entre otras hiperboles razonables".Desde el futurismo radical de la omnipresente Virginia Woolf hasta el misterio intacto que sobrevive al suicidio de Alfonsina Storni. El amor por Chile, con la grafía exaltada de la oda a Gabriela Mistral, a Pedro Lemebel, a Raúl Zurita. Como el, María Moreno atestigua "Yo vi a las mejores mentes de mi generación…
Un viejo profesor de filosofía con un pasado inconfesable y unas ataduras presentes no menos oscuras forma parte de un grupo de ancianos que representan una rebelión. ¿Es un instigador? ¿Es un mero observador? ¿Forma todo parte de un plan, o nada es lo que parece y al mismo tiempo todo es peor? Jordi Ibáñez construye una enigmática historia de espías al servicio de Rusia en la Barcelona actual, con sujetos que juegan peligrosamente a ser lo que no son, con charlas crepusculares entre viejos agentes atiborrados de alcohol y mala conciencia, con alguna que otra monja planteando preguntas difíciles, con jueces adormilados, y con ese viejo filósofo lúcido y avergonzado de su pasado poniéndose discretamente al servicio de una jovencísima muchacha caída del cielo. Este es un libro sobre las posibilidades que ofrece la vejez. El juego, el complot, la amistad, la conversación, el cuidado y los afectos liberados del deseo, la actuación ?los viejos actores, los saltimbanquis resistentes? tejen el complejo tapiz de voces y saberes que el autor ofrece sin esquivar la cuestión más decisiva de todas: que envejecer es una oportunidad para asomarse al fin a la sabiduría.