Imbuida de un claro componente autobiográfico, Suite francesa se inicia en París los días previos a la invasión alemana, en un clima de incertidumbre e incredulidad. Enseguida, tras las primeras bombas, miles de familias se lanzan a las carreteras en coche, en bicicleta o a pie. Némirovsky dibuja con precisión las escenas, unas conmovedoras y otras grotescas, que se suceden en el camino: ricos burgueses angustiados, amantes abandonadas, ancianos olvidados en el viaje, los bombardeos sobre la población indefensa, las artimañas para conseguir agua, comida y gasolina. A medida que los alemanes van tomando posesión del país, se vislumbra un desmoronamiento del orden social imperante y el nacimiento de una nueva época.
La presencia de los invasores despertará odios, pero también historias de amor clandestinas y públicas muestras de colaboracionismo. Concebidacomo una composición en cinco partes -de las cuales la autora sólo alcanzó a escribir dos- Suite francesa combina un retrato intimista de la burguesía ilustrada con una visión implacable de la sociedad francesa durante la ocupación. Con lucidez, pero también con un desasosiego notablemente exento de sentimentalismo, Némirovsky muestra el fiel reflejo de una sociedad que ha perdido su rumbo. El tono realista y distante de Némirovsky le permite componer una radiografía fiel del país que la ha abandonado a su suerte y la ha arrojado en manos de sus verdugos. Estamos pues ante un testimonio profundo y conmovedor de la condición humana, escrito sin la facilidad de la distancia ni la perspectiva del tiempo, por alguien que no llegó a conocer siquiera el final del cataclismo que le tocó vivir.
La joven Kambili, de quince años, y su hermano mayor Jaja llevan una vida privilegiada en la ciudad de Enugu. Viven en una hermosa casa y frecuentan un elitista colegio religioso, pero su vida familiar dista mucho de ser armoniosa. Su padre, un poderoso y respetado hombre de negocios, es un fanático católico que alienta expectativas de cariño imposibles de cumplir. Cuando los jóvenes visitan durante unos días a la cariñosa y atrevida tía Ifeoma en su humilde apartamento, descubren un mundo totalmente nuevo: el rico olor a curry que inunda el lugar, las continuas risas de sus primos, las flores exuberantes, la calidez, el respeto a las ideas, la libertad, el amor y la ausencia de castigos. Al regresar a su hogar, transformados por la libertad conquistada, la tensión familiar crece de forma alarmante.
En La flor púrpura oímos la voz de una juventud que rechaza las prohibiciones que se ciernen sobre su vida y que ahogan a su pueblo. Un relato tierno, sereno y conmovedor sobre los lazos familiares, la pasión de la adolescencia y la represión, y que trasciende el paisaje de una Nigeria convulsa para cobrar un cariz universal.
La primera y aclamada colección de cuentos de Margaret Atwood, un libro de factura exquisita que retrata personajes y ambientes con incomparable agudeza.
Publicada en 1985, Chicas bailarinas es la aclamada primera colección de relatos de Margaret Atwood. Sus catorce piezas combinan numerosas técnicas y perspectivas para capturar los movimientos imprevisibles de personajes inmersos en la vida cotidiana contemporánea, pero no por ello menos fascinantes. Quien se acerque a este volumen descubrirá no solo los destinos de amas de casa, estudiantes, periodistas, granjeros, ornitólogos, exesposas y amantes adolescentes, sino también que cada voz tiene su tono, y que el talento de la autora se niega a las soluciones fáciles: nada es manido en Atwood, pero todo es tan probable que casi parece real.
Con brillantes destellos de fantasía, humor y momentos de violencia inesperada, los cuentos revelan las complejidades de las relaciones humanas y suscitan el terror y la risa, la compasión y el reconocimiento, al tiempo que recalcan el lugar de preeminencia que ocupa la escritora en la literatura contemporánea.
En esta brillante secuela de El cuento de la criada, la aclamada autora Margaret Atwood responde a las preguntas que han cautivado a los lectores durante décadas.
Novela ganadora del Man Booker Prize 2019
Subo y penetro en la oscuridad del interior; o en la luz.»
Cuando las puertas de la furgoneta se cerraron de golpe tras Offred al final de El cuento de la criada, los lectores no tenían forma de saber cuál iba a ser su futuro: la libertad, la prisión o la muerte.
Con la publicación de Los testamentos, la espera ha terminado.
En esta novela de trazos autobiográficos, Capote relata la historia de una pequeña comunidad norteamericana cuyos cimientos morales se ven conmocionados por un extraño episodio. Collin Fenwick, joven huérfano que vive con las solteronas Talbo, es testigo de la singular relación que une a las dos hermanas: Verena, rígida y avara, la mujer más rica del pueblo, y Dolly, que ha hipotecado su vida al cuidado de su hermana y la casa. Ambas padecen de soledad. Dolly sólo halla distracción en los ratos que pasa con Catherine, una negra que realiza las labores domésticas, y en ocuparse de su curiosa medicina para la hidropesía. La intervención de un pícaro que desvalija a Verena, frustrando de paso sus expectativas sentimentales, desencadena el acontecimiento central: Dolly y Catherine abandonan la casa y se instalan, junto al joven Collin, en la precaria cabaña construida en la cima de un enorme árbol. Este hecho insólito provoca el desconcierto en la buena sociedad del pueblo, entre cuyos preclaros miembros se cuentan un sheriff servil, los brutos de turno y, cómo no, el reverendo y su esposa. Pero los improvisados moradores del árbol también ganan adeptos, como los panaderos County, el joven Henderson y el peculiar juez Cool, que encuentra ocasión de redimir el vacío de su vida...
El despótico patriarca Esteban Trueba ha construido con mano de hierro un imperio privado que empieza a tambalearse a raíz del paso del tiempo y de un entorno social explosivo. Finalmente, la decadencia personal del patriarca arrastrará a los Trueba a una dolorosa desintegración. Atrapados en unas dramáticas relaciones familiares, los protagonistas de esta portentosa novela encarnan las tensiones sociales y espirituales de toda una época. Con ternura e impecable factura literaria, Isabel Allende perfila el destino de sus personajes como parte indisoluble del destino colectivo de América Latina, marcado por el mestizaje, las injusticias sociales y la búsqueda de la propia identidad.
Publicado en 1942, cuando la Segunda Guerra Mundial asolaba Europa, El extranjero retrata la vida en Argel de un joven oficinista llamado Meursault. Sus días transcurren entre personajes turbios y rutinas primarias, sin que lo perturben siquiera la muerte de su madre o el amor de una muchacha. Pero, cuando comete un asesinato impulsivo, Meursault descubre que la sociedad está dispuesta a condenarlo no solo por ese acto aberrante, sino por su vida ajena a todo. Narrada en un estilo a la vez parco y lírico, la novela captura con maestría el absurdo del hombre moderno, un extraño que no encuentra el sentido en su paso por el mundo.
En el París herido por la depresión económica de principios de los años treinta, un joven de origen humilde se enamora de la hija de un banquero. La relación con Édith le abre a Jean-Luc una ventana a un mundo de riqueza y poder al que solo ve una manera de acceder: casarse con ella. El matrimonio no le reporta la felicidad que esperaba, pero le permite mantenerse al acecho de oportunidades de medrar, y lo consigue, hasta que un día sus sentimientos le traicionan. La presa vio la luz en 1938, en un contexto de inestabilidad global.
Clarissa es la hija de un alto cargo del ejército austriaco. Huérfana de madre desde la cuna, a los ocho años es internada en una escuela conventual, donde pasará los siguientes diez años de su vida. Al salir del convento, Clarissa entra a trabajar como secretaria para un psicólogo infantil que la envía a un congreso de Pedagogía en Lucerna. Allí conoce a Léonard, un jovial y apasionado francés con quien iniciará un intenso romance. Pero la inminencia de la guerra los obliga a volver cada uno a su país, ahora en bandos enfrentados. Ya en el frente, donde sirve como enfermera, Clarissa descubre que está embarazada y toma la decisión que condicionará el resto de su vida. Clarissa puede ser considerada el testamento de Stefan Zweig. En ella dejó plasmados los ideales humanistas y antibelicistas que defendió a lo largo de toda su vida en una obra inconclusa y aun así magistral con la que disfrutar del Zweig más puro.
De las exiguas referencias biográficas que nos han llegado sobre Calímaco (nacido en Cirene, Libia) entre el 320 y el 305 a.C., el hecho más significativo es, sin duda, su establecimiento en la Alejandría Ptolemaica en torno al 285 a.C, donde no tardó en ocupar un cargo de importancia en la famosa biblioteca de Alejandría La vida y la obra poética de Calímaco están íntimamente unidas a la ciudad de Alejandría. Estamos frente a un poeta urbano que desarrolló toda su ingente actividad como poeta de la corte, en medio de la biblioteca y los gramáticos del Museo. La influencia de Calímaco como teórico literario y poeta fue extraordinaria en el periodo latino y medieval hasta comienzos del siglo XIII. Son numerosos los poetas romanos que vieron en el alejandrino un modelo de perfección poética: Ennio y otros "poetae novi" como Catulo, Propercio, Tibulo y Ovidio admiraron e imitaron al poeta docto por excelencia.