Unos cien años después, el escritor húngaro Péter Nádas escribe esta pequeña joya titulada La propia muerte. Esta ocurre en el hospital, ante los médicos; se nos muestra el quirófano, los pasillos hospitalarios, la enfermedad. Ya no queda nada, o casi nada, de mitología. Lo que hay, en cambio, es algo que no encontramos en Rilke: una experiencia propia. Nádas sufrió en abril de 1993 un infarto y es esa vivencia la que se describe con delicadeza y minuciosidad en el presente libro.
Ahí, al otro lado, en el camino, escucha la lengua secretos que yo no debo conocer y los transmite a otros que no quieren oírlos. ¿Por qué no se quedó conmigo, al margen, por qué se separó de mí? Está en el vacío. El vacío es el camino. Y yo me encuentro incluso al margen del vacío.¿Cómo consigo que todas estas palabras mías digan algo que pueda decirnos algo? No con el mero hecho de que yo hable. Es que no puedo hablar.*Existe una profunda relación entre la cita y los muertos. A través de ella se establece un misterioso diálogo entre vivos y muertos. Todo le es propio y, al mismo tiempo, ajeno. La cita apuntala y refuerza y, por tanto, hace aparecer no solo lo citado sino también al citado, lo hace comparecer.
"Los días felices" es una pieza clave en el teatro de Beckett, que, continuando el proceso de depuración escénica de sus obras precedentes, presenta también características fundamentales de sus piezas posteriores. Winnie, torturada por una luz cegadora y semienterrada en un montículo calcinado, se arropa en un ritual de gestos cotidianos y encuentra siempre motivos, por insignificantes que éstos sean, para considerar sus días felices.
Andreas se dispone a pasar una noche más a la intemperie en las frías calles de París cuando, de pronto, se le acerca un enigmático desconocido con una inusual propuesta: le prestará doscientos francos con la única condición de que, tan pronto como le sea posible, salde su deuda donando el dinero a la santa Teresita de Lisieux en la iglesia de Sainte-Marie des Batignolles. Andreas, alcoholizado y vagabundo, acepta, y su vida se torna una sucesión de pequeños milagros... Este magistral relato de tintes premonitorios, considerado el testamento literario de Roth, es quizá su obra más célebre y evocadora. De estilo sobrio, conciso y sumamente irónico, las múltiples lecturas que ha inspirado a lo largo de los años acreditan la vigencia del texto.
Como una ventana indiscreta, las cartas de Jane Austen a su hermana Cassandra proporcionan una mirada fascinante sobre la vida de la autora. Relaciones amorosas, ocasiones mundanas, visitas a vecinos, salidas al teatro: minúsculos detalles cotidianos que nos desvelan la faceta más íntima del mundo de Austen y nos ayudan a reconstruir la personalidad de una de las autoras más importantes de la historia de la literatura. En esta original selección epistolar, el lector encuentra una valiosa llave de acceso a la vida privada de Austen y al mismo tiempo un destello de su abrumador talento literario, aplicado aquí al delicado arte de escribir cartas, que, en palabras de la misma escritora, «consiste en saber expresar en el papel exactamente lo mismo que uno diría a la persona si estuviera hablando con ella».
Una obra insólita, auténtico estímulo para la lectura y uno de los grandes fenómenos de la edición francesa.
Pennac, profesor de literatura en un instituto, se propone una tarea tan simple como necesaria en nuestros días: que el adolescente pierda el miedo a la lectura, que lea por placer, que se embarque en un libro como en una aventura personal y libremente elegida. Todo ello escrito como un monólogo desenfadado, de una alegría y entusiasmo contagiosos: «En realidad, no es un libro de reflexión sobre la lectura», dice el autor, «sino una tentativa de reconciliación con el libro».
Este antimanual de literatura concluye con un decálogo no de los deberes, sino de los derechos imprescriptibles del lector (derecho a no terminar un libro, a releer... incluso a no leer).
«Pennac demuestra que se pueden escribir ensayos evitando toda jerga y toda pedantería» (Jacques Nerson, Le Figaro).
Le llaman el hechicero, el mago del Kremlin. El enigmático Vadim Baranov es el consejero más cercano a Putin, aunque no sea un asesor al uso: culto y vinculado a la vanguardia artística, es también un manipulador sin escrúpulos capaz de transformar un país entero en un escenario teatral en el que solo se representa la voluntad del líder. Pero en las altas esferas un paso en falso a menudo es el último, y pronto descubre que el régimen que ha contribuido a construir puede dejarlo caer en cualquier momento.
Este relato ficticio nos sumerge en el corazón del poder ruso, en el que aduladores y oligarcas están involucrados en una guerra sin cuartel. Es una montaña rusa intelectual, antropológica y emocional que alumbra a un Maquiavelo moderno y desalmado, a la par que una meditación magnífica sobre la fascinación por el poder, el mal y la guerra.
Si tienes la suerte de haber vivido de joven en París, la recordarás el resto de tu vida, vayas a donde vayas, porque París es una fiesta.»
Ernest Hemingway
Publicado póstumamente en 1964, París era una fiesta es el libro más personal y revelador de Hemingway, quien, ya en el crepúsculo de su vida, narra aquí los dorados, salvajes y fructíferos años de su juventud en el París de los años veinte, en compañía de escritores como Scott Fitzgerald o Ezra Pound, la llamada «generación perdida».
Crónica de la formación de un joven escritor, retrato de una ciudad perdida, oda a la amistad y verdadero testamento literario, esta es una de las obras capitales para entender el siglo XX, así como el universo y la personalidad de uno de sus más grandes creadores. Un clásico atemporal que Lumen recupera ahora con una nueva traducción de Miguel Temprano.
"París. Un poema" representa un importante hito en la vanguardia en lengua inglesa. Publicado en 1920 en Hogarth Press, la mítica editorial fundada y dirigida por Leonard y Virginia Woolf, condensó muchos de los postulados del modernismo (el gusto por lo "oculto", la fragmentación, el carácter o el "método mítico", las alusiones literarias, históricas y políticas o la libertad formal) y antecedió en casi tres años a "La tierra baldía", de T. S. Eliot. Una auténtica "joya perdida" de la cual ofrecemos la primera traducción al castellano.
La figura de Federico García Lorca abraca, tanto en España como en el exterior, mucho más que su literatura.
En este libro se ofrecen al lector clásicos lorquianos como Mariana Pineda, La zapatera prodigiosa, Retablillo de don Cristóbal y la Tragicomedia de don Cristóbal, junto con la Charla sobre teatro ofrecida por el autor a modo de introducción a este arte.
La edición y los prólogos, a cargo de Miguel García-Posada, permiten al lector acercarse a la complejidad de su obra y disfrutar, a lo largo de los siete volúmenes que componen esta Biblioteca Federico García Lorca, de uno de los autores españoles más relevantes del siglo XX.