Detengámonos en la «avidez», la nuestra y la de otros. La de todos. El deseo, la ansiedad, la ambición, la codicia. Lina Meruane nos expone a los sentidos materiales y metafóricos de esta palabra a través de una multitud de madres e hijas insaciables, de hermanas incisivas, de amigas y amantes afiladas así como de hombres salvajes y animales cuya hambre alimenta el amor y el odio, la miseria y el castigo, el resentimiento, el perdón. Un universo obsesivo por el que discurren objetos que cobran vida, cuerpos que la pierden, que se mutilan y se desgajan. Leer estos cuentos punzantes de Lina Meruane detona, como en cada uno de sus libros, una inolvidable avidez lectora.
«Ya no tengo nada. Solo una fuente inagotable de noches frías, metálicas». «Lo que me hace falta es dejar de sentir esperanza». «A mí nadie puede envidiarme». Estas líneas son parte de la profundidad, de la belleza y de la verdad que atraviesan la memoria del dolor y la voluntad de sobrevivir en una mujer que ha visto irse a su amado entre sus brazos. Con la construcción de un diario, la mirada poética y el cromatismo de los recuerdos, Socorro Venegas nos muestra el proceso oscuro del duelo que recorre un cuerpo y un alma embestidos por la ausencia, la espera y la búsqueda. Las estrellas observan. La luz está ahí. Un mundo enmudecido, de gritos en silencio, retratado con la maestría del ilustrador Gabriel Pacheco.
La alcaravea es una planta silvestre de flores pequeñas. Sus semillas tienen distintos usos que podrían replicar los cuentos de este libro: • Medicinal: en infusión, esta especia calma los cólicos infantiles (muchos son los niños que lloran aquí, a pesar de las nanas), pero, además, su uso tópico sirve para limpiar y cicatrizar heridas, sean las de madres derrotadas por la vida, las de un visir enamorado o las de un hermanastro tímido. • Culinario: un sabor, amargo y dulce a la vez, condimenta la mayoría de los relatos. En ellos, hay desolación y hasta horror en ocasiones, pero siempre se asoma la luz de la ternura que salva. • Relajante: su aroma, usado en aceites y lociones, tiene una cualidad tranquilizante que los protagonistas habrían agradecido. Si aún les interesa conocer otras propiedades de Alcaravea, entren en sus páginas y descubran sus beneficios.
Tras diez años sin saber nada de su padre, Andrea, la protagonista y narradora de “La noche será negra y blanca”, recibe una llamada suya en la que le pide que vaya a verlo a Denver. Aunque tiene muchas dudas sobre si acudir a esa llamada, al final decide ir, pero antes pasa unos días en San Luis Potosí con su abuela paterna para intentar averiguar más cosas sobre ese hombre que desapareció de la vida de su madre y de la suya hace tantos años, y entender mejor su comportamiento. A lo largo de las páginas de esta novela breve e intensa se nos narran los pasos que Andrea, animada por un afamado escritor, va dando en busca de su padre, pasos que se entrelazan con fragmentos del pasado de una familia sacudida por un trágico suceso que supuso un antes y un después en la vida de todos sus miembros.
'Hay que entender que siempre hemos concebido el significado de las imágenes como algo quieto, fijo y clavado en la pared. Con Perejaume, y sobre todo con los transportes que ha llevado a cabo, nos hallamos ante un intento de liberar estos significados para ponerlos en un sistema de circulación, arrastrándolos por una orografía muy particular. Esto les obliga a tener accidentes, encuentros y encontronazos que ejercen una violencia productiva sobre el sentido que se les había adjudicado. Dicho de manera muy sintética, esto es lo que algunos han llamado el paso de un significado objetivo a uno trayectivo. No podemos olvidar que este tipo de transportes constituyen para Perejaume una modalidad de escritura. Él es el representante de lo que podríamos llamar una escritura total. Una escritura que se despliega caminando, dibujando o hablando, y que se hace viviendo. Es una escritura que exige salir de los espacios que a menudo protegen a las imágenes. Una vez a la intemperie quedarán expuestas a los embates de lo imprevisible.'
En la década de 1950, se proyectó construir una serie de represas a lo largo del río Brazos, en el centro-norte de Texas. Para John Graves, aquello era mucho más que una simple obra de infraestructura: modificar el cauce del río significaba transformar un paisaje tan hermoso como implacable, y alterar para siempre la existencia de quienes lo habitaban.
Consciente de lo que estaba en juego, Graves emprendió un viaje de despedida por ese tramo del río, que conocía íntimamente desde su más temprana juventud, acompañado por un cachorro dachshund de seis meses al que llamaba “el pasajero”. Mientras desafía los rápidos, la fatiga y el voluble clima otoñal, el autor reflexiona sobre viejas enemistades sangrientas de la región y violentas escaramuzas con comunidades nativas, y vuelve a contar historias locas de coraje, cobardía y engaño que moldearon tanto a la gente del río como la tierra que bañaba.
Aunque finalmente solo se construyeron tres represas, llegaron a planearse hasta trece. El éxito del texto de Graves fue clave para frenar muchos de esos proyectos. Por eso, su libro no ha sido celebrado únicamente en cuanto a obra literaria, sino también como un acto de resistencia y documento de conservacionismo, comparado con Walden de Thoreau.
Harriet Lee puede parecer a sus vecinos la típica madre trabajadora, y su hija Perdita la no menos típica colegiala británica, pero hay indicios de que no son tan normales como ellas creen. Para empezar, Harriet hace un pan de jengibre muy especial, que quizá no parezca nada del otro mundo a los londinenses, pero es muy popular en Druhástrana, la lejana tierrasegún muchas fuentes inexistentedonde vivió hasta su primera juventud junto a su carismática amiga Gretel Kercheval, una figura que tuvo algo que ver en todo lo que ocurrióbueno y maloa Harriet desde niña. No obstante, sólo décadas más tarde, cuando una Perdita ya adolescente se proponga reencontrar a esta amiga de su madre, descubriremos la verdadera historia de Harriet. Inspirada por la tradicional presencia del pan de jengibre en las fábulas infantiles, Helen Oyeyemi nos invita a saborear esta deliciosa historia de una gran familia cuya herencia es una receta. Un relato sorprendente y un auténtico festín para el lector.
La infancia a veces no es un lugar idílico al que regresar, sino una madriguera infestada de monstruos. Este poemario arranca con una niña perdida y termina con una vuelta a casa de los padres. A eso que otros llaman casa. En medio, ocurre la vida. Es decir, el paso del tiempo, el desengaño, la pérdida, el aprendizaje y la huida, con tal de buscar un lugar propio en el que subsistir. Hay cosas que solo pueden decirse a través de la poesía. La infantesa de vegades no és un lloc idíl·lic al qual retornar, sinó un cau tot ple de monstres. Aquesta col·lecció de poemes comença amb una nena perduda i acaba amb un retorn a casa els pares. A això que d'altres en diuen casa. En mig, passa la vida. És a dir, el temps, el desencís, la pèrdua, l'aprenentatge i la fugida per tal de buscar un espai propi en el qual sobreviure. Hi ha coses que només poden dir-se mitjançant la poesia.
ROSE AUSLANDER es una de las ma s destacadas poetas en lengua alemana del siglo XX. Nacida en 1901 como Rosalie Scherzer en Czernowitz - Bucovina (en aquel tiempo parte del imperio austrohungaro), murio en 1988 en Du sseldorf. Vivio en Austria, los Estados Unidos, Rumanía y Alemania y perdió tres veces su nacionalidad (la austríaca, la rumana y la americana) y su patria. Después de la ocupación nazi de la Bucovina, la cultura judía en lengua alemana fue suprimida. Rose Auslander sobrevivio con su madre al exterminio de 50.000 judí os de su ciudad natal, en el gueto de la cual hizo amistad con Paul Celan. Acabada la Segunda Guerra Mundial se fue a vivir en los EE. UU., donde se relacionó, entre otros escritores, con Marianne Moore. En 1965, se trasladó a la República Federal de Alemania, donde era practicamente desconocida. Blinder Sommer - Verano ciego (1965) es el libro que la dio a conocer entre los jóvenes autores, y gracias al cual su poesía conquistó la atención de los lectores y la crítica.
«Pasado el puente, en la entrada del barrio del placer, se levantaba un arco que sustituía a la gran puerta que presidió el lugar en tiempos remotos. Allí se iluminó un neón en el cual se leía: Susaki Paradise. La calle principal al otro lado se extendía en línea recta hasta que quedaba cortada por un dique. En la parte derecha se encontraba el primer barrio de Benten y, a la izquierda, el segundo. En conjunto, era un pequeño mundo rodeado de agua distinto a todo lo demás.» Publicado en 1955, Susaki Paradise reúne seis historias interconectadas que giran en torno a la decadente taberna Chigusa y su propietaria, Tokuko, y que combinan el lirismo con un mundo salvaje. Shibaki retrata con un realismo desalmado a estas trabajadoras del sexo que viven en los márgenes de la sociedad. Lo que une a las mujeres de estas historias es la urgencia inquebrantable con la que viven sus vidas en medio de los desafíos del período de posguerra.