Un escritor, miembro de la comunidad española en Buenos Aires, intenta descifrar la verdadera personalidad de su padre años después de su muerte. Marcial Fernández, emigrante asturiano, como tantos hombres de su época siempre tuvo dificultades para comunicarse con su hijo, a quien castigó con años de silencio y disgusto al descubrir su pasión literaria. El único vínculo entre ellos fueron las películas del Hollywood clásico que veían por televisión, una educación sentimental llena de sutilezas y malentendidos que Marcial impartía de manera indirecta. A medida que avanza en la reconstrucción de su historia, el narrador halla indicios de que su padre llevó una vida secreta y se obsesiona con descubrirla.
Vidal Escabia, el protagonista de esta historia, ha seleccionado setenta y un libros en un cuarto oscuro de su casa con la idea de escribir un canon desplazado, intempestivo e inactual, disidente de los oficiales. Cada mañana, elige al azar uno de ellos, y saca a la luz un fragmento con destino al Canon, pero lo que desentraña su lectura influye en su vida y también en su escritura.
Las sospechas crecen en torno a si el narrador de Canon de cámara oscura es un androide, un Denver-7 infiltrado entre la gente corriente de Barcelona o si, por el contrario, utiliza el Canon para dar sentido a su vida ante el amor desorbitado que siente por su hija ausente.
Un Vila-Matas extremo que va más allá en su indagación sobre el sinsentido, el simulacro y la ficción como extrañas formas de vida, y también en su visión del arte literario como transmisión, colaboración y modificación de ideas ajenas. Una búsqueda, en definitiva, de un sentido último de la escritura, al tiempo que explora temas como el doble o la ausencia infinita que dejan aquellos a los que amamos, «la misma ausencia que Eurídice le dejó a Orfeo y de la que muchos creen que nació la escritura».
Soy ateo. Soy anticlerical. Soy un laicista militante, un racionalista contumaz, un impío riguroso. Pero aquí me tienen, volando en dirección a Mongolia con el anciano vicario de Cristo en la Tierra, dispuesto a interrogarle sobre la resurrección de la carne y la vida eterna. Para eso me he embarcado en este avión: para preguntarle al papa Francisco si mi madre verá a mi padre más allá de la muerte, y para llevarle a mi madre su respuesta. He aquí un loco sin Dios persiguiendo al loco de Dios hasta el fin del mundo».
Este es el arranque fulgurante de este libro único, que nadie había tenido la oportunidad de escribir, entre otras razones porque el Vaticano jamás le había abierto de par en par sus puertas a un escritor. Pero, además de único, este es un libro de plenitud, donde su autor logra convertir una propuesta insólita en un relato propio y magistral: un thriller sobre el mayor misterio de la historia de la Humanidad. Con esta novela sin ficción, Javier Cercas vuelve a su línea más personal, en la que logra enlazar sus obsesiones íntimas con una de las preocupaciones fundamentales de la sociedad actual: el papel en la vida humana de lo espiritual y lo transcendente, el lugar en ella de la religión y el ansia de inmortalidad.
Un joven barón austriaco llega a un lujoso hotel-balneario para disfrutar de una semana de vacaciones. Allí conoce a una dama a la que se propone seducir. Para lograr su objetivo, decide utilizar como intermediario a su hijo enfermizo de doce años. Empieza entonces una intensa relación triangular que avivará una conciencia en el pequeño que cambiará para siempre la relación con su madre. Un magistral relato con la moralidad, las debilidades humanas y el paso de la niñez a la adolescencia como telón de fondo.
Roland, profesor universitario con treinta años de carrera, recibe de sus discípulos y compañeros de facultad como regalo por su sesenta cumpleaños un libro homenaje con los momentos más importantes de su trayectoria profesional. Pero el libro está incompleto. Nadie sabe de la persona que le inspiró en sus estudios y que cambió su modo de ver la vida. Este es el relato de su secreto mejor guardado. En Confusión de sentimientos Stefan Zweig explora desde un nuevo ángulo las pasiones y contradicciones humanas y teje una narrativa magistral sustentada en su elegante estilo y precisión.
Una experiencia personal del propio Tolstói fue la inspiración para La tormenta de nieve, que vio la luz en 1856 en la revista El contemporáneo. Una ventisca sorprende a un viajero y su cochero en la estepa rusa y les aparta de su camino. Cuando el cochero decide volverse, el viajero se une a una caravana en la que conocerá a una serie de variopintos personajes. Una obra temprana del gran autor ruso que, en su brevedad, aborda temas como la superación de obstáculos, la vanidad o la búsqueda de reconocimiento.
La pesquisa del premio Nobel de literatura tantea tres vías de aproximación al texto flaubertiano: en una primera parte, de tono autobiográfico, el autor peruano se retrata a sí mismo como lector enfervorizado y pasional. La segunda parte es un análisis exhaustivo de Madame Bovary, cómo es y qué significa una narración en la que se combinan con pericia la rebeldía, la violencia, el melodrama y el sexo. En la tercera parte se rastrea la relación de la obra de Flaubert con la historia y el desarrollo del género más representativo de la literatura moderna: la novela.
Vargas Llosa resulta tan solvente en su faceta de crítico literario como lo es en su oficio de narrador. Del encuentro de esta inteligencia narrativa con la obra más importante de uno de los autores esenciales de las letras universales nace un ensayo que vale por todo un curso de literatura.
Un pequeño castillo de caza en Hungría, al pie de los Cárpatos, donde alguna vez se celebraron fastuosas veladas y la música de Chopin inundaba los elegantes salones decorados al estilo francés, ha cambiado radicalmente de aspecto. El esplendor de antaño se ha desvanecido, todo anuncia el final de una época.
En ese escenario cargado de vivencias, dos hombres se citan para cenar tras cuarenta años sin verse. De jóvenes habían sido amigos inseparables, pero luego sus caminos se bifurcaron: uno se marchó a Extremo Oriente y el otro, en cambio, permaneció hasta hoy en su propiedad. Sin embargo, ambos han vivido a la espera de este momento, pues entre ellos se interpone un secreto de una fuerza singular. Todo converge en un duelo sin armas, aunque tal vez mucho más cruel, cuyo punto en común es el recuerdo imborrable de una mujer.
Condenado a muerte por los bolcheviques en 1922, el conde Aleksandr Ilich Rostov elude su trágico final por un inusitado giro del destino. Gracias a un poema subversivo escrito diez años antes, el comité revolucionario conmuta la pena máxima por un arresto domiciliario inaudito: el aristócrata deberá pasar el resto de sus días en el hotel Metropol, microcosmos de la sociedad rusa y conspicuo exponente del lujo y la decadencia que el nuevo régimen se ha propuesto erradicar.
En esta curiosa historia se basa la segunda novela de Amor Towles, que después de recibir innumerables elogios por Normas de cortesía, su ópera prima, se consolida como uno de los escritores norteamericanos más interesantes del momento.
Erudito, refinado y caballeroso, Rostov es un cliente asiduo del legendario Metropol, situado a poca distancia del Kremlin y el Bolshói. Sin profesión conocida pese a estar ya en la treintena, se ha dedicado con auténtica pasión a los placeres de la lectura y de la buena mesa.
Ahora, en esta nueva y forzada tesitura, irá construyendo una apariencia de normalidad a través de los lazos afectivos con algunos de los variopintos personajes del hotel, lo que le permitirá descubrir los jugosos secretos que guardan sus aposentos. Así, a lo largo de más de tres décadas, el conde verá pasar la vida confinado tras los inmensos ventanales del Metropol mientras en el exterior se desarrolla uno de los períodos más turbulentos del país.
Sobre el telón de fondo de un Afganistán respetuoso de sus ricas tradiciones ancestrales, la vida en Kabul durante el invierno de 1975 se desarrolla con toda la intensidad, la pujanza y el colorido de una ciudad confiada en su futuro e ignorante de que se avecina uno de los períodos más cruentos que han padecido los milenarios pueblos que la habitan.
Con apenas doce años, Amir se propone ganar la competición anual de cometas de la forma que sea, incluso a costa de su inseparable Hassan, un hazara de clase inferior que ha sido su sirviente y compañero de juegos desde la más tierna infancia. Así, empeñado en demostrarle a su padre que ya es todo un hombre, Amir pondrá en peligro una amistad fraguada a lo largo de años de enfrentarse a todos los peligros imaginables, y aprenderá una verdad que lo acompañará el resto de su vida.
Esta es la conmovedora historia de dos padres y dos hijos, de su amistad y de cómo la casualidad puede marcar un hito inesperado en nuestro destino. Una novela inolvidable, de la mano de uno de los autores más leídos en todo el mundo.