«Si hubiera vivido un poco más, apenas tres años, Joseph Roth habría asentido ante la escena de Casablanca en la que el mayor Strasser le pregunta a Rick por su nacionalidad. "Soy un borracho", responde este. Roth habría respondido igual si alguien le hubiera preguntado. Todos sus lectores lo sabemos porque lo dejó clarísimo en sus libros, en sus dibujos y en lo que los biógrafos han descubierto de su vida. También sabemos que no le preguntaron por su nacionalidad, porque Roth fue uno de los miles de apátridas que se morían del asco en la Francia a punto de rendirse ante Alemania. En un país lleno de refugiados con pasaporte Nansen (cuyo papel era tan malo que se deshacía al segundo trámite), la gente había perdido la costumbre de preguntarse por nacionalidades que ya no existían. "Así soy realmente: maligno, borracho, pero lúcido. Joseph Roth", escribió en la dedicatoria de un autorretrato que se hizo en París en noviembre de 1938, seis meses antes de su muerte».
Jonathan Harker viaja a Transilvania para cerrar un negocio inmobiliario con un misterioso conde que acaba de comprar varias propiedades en Londres. Después de un viaje plagado de ominosas señales, Harker es recogido en el paso de Borgo por un siniestro carruaje que lo llevará, acunado por el canto de los lobos, a un castillo en ruinas. Tal es el inquietante principio de una novela magistral que alumbró uno de los mitos más populares y poderosos de todos los tiempos: Drácula.
Escritos ocho años antes que Ulises, los quince relatos que componen "Dublineses" son el primer gran acercamiento de James Joyce a su ciudad, Dublín, a la que describe, con realismo irónico y burlón, detenida en el pasado y sojuzgada por el Imperio británico y la Iglesia católica. Esta aproximación a los dublineses de clase ímedia y baja, que contiene muchos detalles autobiográficos, conforma una curiosa unidad de la que surgen personajes que aparecerán en obras posteriores del mismo autor. Ochenta años despues de la muerte de Joyce, otro realista, Javier García Iglesias, interpreta en imágenes, con asombroso detallismo, al gran autor irlandes, en una nueva traducción de Susana Carral que se ajusta con mayor precisión al ritmo y el estilo del texto original ingles.
La protagonista de esta historia estuvo viva y fue feliz, pero hace tiempo que apenas puede recordarlo. Habita un hotel atestado de otros no muertos como ella, huéspedes que también tuvieron una vida de la que no recuerdan casi nada. Ha olvidado su propio nombre y el de la persona a la que amó, y tan solo conserva recuerdos vagos, escenas de una felicidad pretérita que aparecen deslavazadas y poco a poco se van perdiendo, como las extremidades que se desprenden de su cuerpo de no muerta. Pero nuestra heroína se niega a dejar ir del todo el pasado, por lo que se lanza a la carretera en dirección al oeste, siempre hacia el oeste, en busca del lugar en el que amó y fue amada. Ganadora de los prestigiosos premios Ursula K. Le Guin y The Novel Prize, Dura una eternidad y en un instante se acaba es una de las obras más bellas, sorprendentes y divertidas de las que podamos tener memoria. «Solo los no muertos entendemos plenamente el sentido de la vida», señala uno de los personajes de esta novela alegórica y poética, que ofrece una profundísima reflexión sobre el significado de la existencia y sobre el modo en que la mortalidad lo transforma todo, a excepción, tal vez, del amor.
Como si se tratara de un acto de magia verbal que transforma la realidad desde sus engranajes más profundos, El abc de Byobu juega con la figura del «biombo» (que en japonés comparte raíces con «pantalla» y «viento») para reflexionar sobre lo cotidiano. Como señala Luis Felipe Fabre, «Byobu, más que un personaje, es un estado de conciencia».
La premio Cervantes uruguaya Ida Vitale construye un universo vasto y cálido que cobra vida en la imaginación del lector.
El Aleph es un libro icónico de Jorge Luis Borges, el gran autor argentino admirado por García Márquez, Vargas Llosa, Banville y tantos otros escritores contemporáneos. Los cuentos que lo integran son un prodigio de puzles filosóficos, intrigas fantásticas o policíacas y personajes que se graban en la memoria, como Emma Zunz.
Merecedora del Premio Goncourt en 1984, esta célebre novela autobiográfica narra, con la intensidad del deseo, la historia de amor entre una adolescente de quince años y un acaudalado heredero chino, doce años mayor que ella, que se desarrolla en Sadec, Saigón y otros escenarios de la Indochina colonial. La protagonista, bellísima, que reside en un pensionado y cruza todos los días en autocar y transbordador un brazo del Mekong para ir al instituto, no es otra que la propia Marguerite Duras, quien rememora su singular historia, los inicios, sus encuentros con su amante, los sentimientos que la desgarran, así como su infancia y las tensas relaciones que unen y desunen a su peculiar familia, y que prematuramente grabaron en su rostro los implacables surcos de la madurez.
García Márquez traza la historia de un amor que no ha sido correspondido por medio siglo. Aunque nunca parece estar propiamente contenido, el amor fluye a través de la novela de mil maneras: alegre, melancólico, enriquecedor, siempre sorprendente.
«La de don Gabriel es una sombra que ilumina. Y sigue presente [...] porque es un tipo que nos pertenece todos, porque es un clásico.»
Darío Jaramillo
La historia de amor entre Fermina Daza y Florentino Ariza, en el escenario de un pueblecito portuario del Caribe y a lo largo de más de sesenta años, podría parecer un melodrama de amantes contrariados que al final vencen por la gracia del tiempo y la fuerza de sus propios sentimientos, ya que García Márquez se complace en utilizar los más clásicos recursos de los folletines tradiciones. Pero este tiempo -por una vez sucesivo, y no circular-, este escenario y estos personajes son como una mezcla tropical de plantas y arcilla que la mano del maestro moldea y con las que fantasea a su placer, para al final ir a desembocar en los territorios del mito y la leyenda. Los jugos, olores y sabores del trópico alimentan una prosa alucinatoria que en esta ocasión llega al puerto oscilante del final feliz.
«Era inevitable: el olor de las almendras amargas le recordaba siempre el destino de los amores contrariados. El doctor Juvenal Urbino lo percibió desde que entró en la casa todavía en penumbras, adonde había acudido de urgencia a ocuparse de un caso que para él había dejado de ser urgente desde hacía muchos años. El refugiado antillano Jeremiah de Saint-Amour, inválido de guerra, fotógrafo de niños y su adversario de ajedrez más compasivo, se había puesto a salvo de los tormentos de la memoria con un sahumerio de cianuro de oro.
Encontró el cadáver cubierto con una manta en el catre de campaña donde había dormido siempre, cerca de un taburete con la cubeta que había servido para vaporizar el veneno.»
Pensaron que sería una historia de amor imposible. Y se convirtió en un amor eterno.
Cuando su madre muere, la narradora de este libro descubre una caja con cartas que llevan décadas esperándola. Contienen una historia de amor inesperada ―la de sus padres, Antonio y Claudina― y también el retrato de una época, de dos familias ―la de él, andaluza; la de ella, barcelonesa― y de un país en plena transformación.
Care Santos se embarca en la indagación y la reconstrucción íntima y literaria de un universo que es el suyo, pero a la vez le es muy ajeno, al tiempo que reflexiona sobre la naturaleza del amor, del destino y de la herencia que recibimos de nuestros seres queridos. ¿De qué nos enamoramos? ¿Qué precio pagamos por amor? ¿Qué poder tienen sobre nosotros los sentimientos?
¿Realismo mágico? No. La magia de la realidad. El esperadísimo regreso de Mamen Sánchez con una novela que nos recuerda la importancia de vivir nuestras propias vidas cuando los hijos vuelan.
La protagonista de esta historia fue hija durante 25 años y lleva siendo madre incluso más tiempo. Una madre sola con tres hijas trillizas a las que ha dedicado todos sus desvelos, olvidada de sí misma mientras las veía crecer. Ahora una de ellas, Margarita, abandona el nido para trabajar en París en el mundo de la moda.
Lo que debería ser una circunstancia tan inevitable como feliz, que los retoños vayan encontrando su camino, se convierte para su madre en el punto de partida de una vida completamente diferente a la que había llevado hasta entonces. Un auténtico terremoto, un verdadero tsunami que lo pone todo patas arriba… sin que ella se mueva de su sitio y de sus circunstancias.
Una novela con esa mezcla tan original de agudeza y sentido del humor que es la seña de identidad de Mamen Sánchez, una autora que, además conseguirá como nunca la identificación con todas aquellas lectoras que están aprendiendo que la revolución bien entendida empieza por una misma, y que no hace falta arrasar con todo lo que nos rodea para conseguir una vida más plena y feliz.