Inspirada en hechos reales, Luisiana, éxito de ventas en Francia y fenómeno internacional traducido a más de veinte idiomas, es una saga irresistible que aborda la conmovedora y épica historia de noventa jóvenes que en el siglo XVIII fueron enviadas desde Francia hacia Luisiana a través de un azaroso viaje.
París, 1720. Marguerite Pancatelin, superiora del hospital de la Salpêtrière, se enfrenta a una terrible decisión: debe seleccionar a noventa reclusas e internas en edad fértil que habrán de embarcarse en el velero La Baleine hacia las lejanas e inhóspitas tierras de Luisiana, donde se las obligará a casarse con colonos franceses. Aunque la Salpêtrière es conocida por albergar a locos o a criminales, en realidad resguarda sobre todo a jóvenes que han desafiado las normas sociales. Entre ellas se encuentran Geneviève, rebelde y encantadora, encerrada por haber ayudado a varias chicas a abortar; Pétronille, hija de una familia aristocrática arruinada, enviada allí por su comportamiento excéntrico; y Charlotte, una huérfana de doce años que nunca ha salido del hospital. Sin voz ni voto para decidir su futuro, emprenden una fascinante aventura por tierra y mar que las llevará a descubrir la fuerza arrolladora de la naturaleza, la sabiduría ancestral de las culturas autóctonas y el sanador e inquebrantable poder de los vínculos afectivos.
El vacío identitario de los llamados suburbios de Nueva York, la discriminación, la vigilancia vecinal, la impostura del movimiento woke, la normalización de los suicidios diarios, la degeneración de gran parte de la academia norteamericana, la enfermedad mental y sus laberínticas soluciones, la atroz soledad y la ternura de los inesperados encuentros que suceden como consecuencia. Esto son algunos de los temas y sentimientos paradójicos en ocasiones que recorren los cuentos de Luna Park. Y, pese a todo, el de Marina Perezagua no es un libro oscuro, sino que el humor, la ironía y la contradicción están presentes en estos cuentos como elementos vitales y lúdicos. Un libro implacable, sin medias tintas para, entre otras cosas, describir una ciudad y un tiempo imposibles de describir.
Los lectores de Madre que estás en los cielos me dicen que la historia de la familia de Julia refleja la de muchas familias, la forma en que el secreto y la negación modelan la parte visible de la existencia en común. Las madres se vieron representadas en sus miedos y los hijos en sus rencores. Además, la novela llegó justo a tiempo a un país que hasta entonces se había negado a sí mismo las identidades diversas.»
Pablo Simonetti
Con setenta y siete años a cuestas, Julia Bartolini decide pasar sus últimos días escribiendo sus memorias. Los recuerdos le brindan la fortaleza necesaria para enfrentar su enfermedad. Cree que así podrá recuperar la sensación de que tuvo una vida que valió la pena. Marcada por la inmigración italiana al país iniciada a fines del siglo XIX y la rígida idea de familia impuesta por la Iglesia católica a lo largo del XX, Julia deshilvana los rencores fraguados en su infancia, para los que no tuvo solución en la adultez. Intenta descifrar la figura de un marido autoritario, pero devoto, y en especial la relación con dos de sus hijos, quienes desafiaron los códigos de conducta de su tiempo y sus esperanzas. Sobre todo, quiere encontrar la explicación para haber fracasado en aquello que mayor importancia tenía para ella: formar una familia feliz.
Mafalda es, junto a sus amigos Felipe, Susanita, Manolito, Miguelito y Libertad, un símbolo de nuestra sociedad. Una niña inconformista, solidaria y sensible que nació en 1964, como decía Quino, como "una niña que intenta resolver el dilema de quiénes son los buenos y quiénes los malos en este mundo". Desde el principio dio muestras de un gran espíritu crítico, y ya en sus primeras viñetas le construía un diván a su muñeca para psicoanalizarla. Hoy Mafalda sigue invitándonos a pensar, a huir del prejuicio, a amar y a soñar con un mundo mejor, y seguimos acudiendo a ella para conseguir entendernos a nosotros mismos y al loco mundo en que vivimos.
Mafalda es, junto a sus amigos Felipe, Susanita, Manolito, Miguelito y Libertad, un símbolo de nuestra sociedad. Una niña inconformista, solidaria y sensible que nació en 1964, como decía Quino, como "una niña que intenta resolver el dilema de quiénes son los buenos y quiénes los malos en este mundo". Desde el principio dio muestras de un gran espíritu crítico, y ya en sus primeras viñetas le construía un diván a su muñeca para psicoanalizarla. Hoy Mafalda sigue invitándonos a pensar, a huir del prejuicio, a amar y a soñar con un mundo mejor, y seguimos acudiendo a ella para conseguir entendernos a nosotros mismos y al loco mundo en que vivimos.
Mafalda es, junto a sus amigos Felipe, Susanita, Manolito, Miguelito y Libertad, un símbolo de nuestra sociedad. Una niña inconformista, solidaria y sensible que nació en 1964, como decía Quino, como "una niña que intenta resolver el dilema de quiénes son los buenos y quiénes los malos en este mundo". Desde el principio dio muestras de un gran espíritu crítico, y ya en sus primeras viñetas le construía un diván a su muñeca para psicoanalizarla. Hoy Mafalda sigue invitándonos a pensar, a huir del prejuicio, a amar y a soñar con un mundo mejor, y seguimos acudiendo a ella para conseguir entendernos a nosotros mismos y al loco mundo en que vivimos.
Mafalda es, junto a sus amigos Felipe, Susanita, Manolito, Miguelito y Libertad, un símbolo de nuestra sociedad. Una niña inconformista, solidaria y sensible que nació en 1964, como decía Quino, como "una niña que intenta resolver el dilema de quiénes son los buenos y quiénes los malos en este mundo". Desde el principio dio muestras de un gran espíritu crítico, y ya en sus primeras viñetas le construía un diván a su muñeca para psicoanalizarla. Hoy Mafalda sigue invitándonos a pensar, a huir del prejuicio, a amar y a soñar con un mundo mejor, y seguimos acudiendo a ella para conseguir entendernos a nosotros mismos y al loco mundo en que vivimos.
Mafalda es, junto a sus amigos Felipe, Susanita, Manolito, Miguelito y Libertad, un símbolo de nuestra sociedad. Una niña inconformista, solidaria y sensible que nació en 1964, como decía Quino, como "una niña que intenta resolver el dilema de quiénes son los buenos y quiénes los malos en este mundo". Desde el principio dio muestras de un gran espíritu crítico, y ya en sus primeras viñetas le construía un diván a su muñeca para psicoanalizarla. Hoy Mafalda sigue invitándonos a pensar, a huir del prejuicio, a amar y a soñar con un mundo mejor, y seguimos acudiendo a ella para conseguir entendernos a nosotros mismos y al loco mundo en que vivimos.
Mafalda es, junto a sus amigos Felipe, Susanita, Manolito, Miguelito y Libertad, un símbolo de nuestra sociedad. Una niña inconformista, solidaria y sensible que nació en 1964, como decía Quino, como "una niña que intenta resolver el dilema de quiénes son los buenos y quiénes los malos en este mundo". Desde el principio dio muestras de un gran espíritu crítico, y ya en sus primeras viñetas le construía un diván a su muñeca para psicoanalizarla. Hoy Mafalda sigue invitándonos a pensar, a huir del prejuicio, a amar y a soñar con un mundo mejor, y seguimos acudiendo a ella para conseguir entendernos a nosotros mismos y al loco mundo en que vivimos.
Mafalda es, junto a sus amigos Felipe, Susanita, Manolito, Miguelito y Libertad, un símbolo de nuestra sociedad. Una niña inconformista, solidaria y sensible que nació en 1964, como decía Quino, como "una niña que intenta resolver el dilema de quiénes son los buenos y quiénes los malos en este mundo". Desde el principio dio muestras de un gran espíritu crítico, y ya en sus primeras viñetas le construía un diván a su muñeca para psicoanalizarla. Hoy Mafalda sigue invitándonos a pensar, a huir del prejuicio, a amar y a soñar con un mundo mejor, y seguimos acudiendo a ella para conseguir entendernos a nosotros mismos y al loco mundo en que vivimos.
Mafalda es, junto a sus amigos Felipe, Susanita, Manolito, Miguelito y Libertad, un símbolo de nuestra sociedad. Una niña inconformista, solidaria y sensible que nació en 1964, como decía Quino, como "una niña que intenta resolver el dilema de quiénes son los buenos y quiénes los malos en este mundo". Desde el principio dio muestras de un gran espíritu crítico, y ya en sus primeras viñetas le construía un diván a su muñeca para psicoanalizarla. Hoy Mafalda sigue invitándonos a pensar, a huir del prejuicio, a amar y a soñar con un mundo mejor, y seguimos acudiendo a ella para conseguir entendernos a nosotros mismos y al loco mundo en que vivimos.
Mafalda es, junto a sus amigos Felipe, Susanita, Manolito, Miguelito y Libertad, un símbolo de nuestra sociedad. Una niña inconformista, solidaria y sensible que nació en 1964, como decía Quino, como "una niña que intenta resolver el dilema de quiénes son los buenos y quiénes los malos en este mundo". Desde el principio dio muestras de un gran espíritu crítico, y ya en sus primeras viñetas le construía un diván a su muñeca para psicoanalizarla. Hoy Mafalda sigue invitándonos a pensar, a huir del prejuicio, a amar y a soñar con un mundo mejor, y seguimos acudiendo a ella para conseguir entendernos a nosotros mismos y al loco mundo en que vivimos.
Malibú: agosto de 1983
Como cada año, ha llegado el día de la fiesta de final de verano organizada por Nina Riva, y la expectación es máxima. Todo el mundo quiere estar cerca de los famosos hermanos Riva: Nina, la talentosa surfista y supermodelo; Jay y Hud, un campeón del surf y un conocido fotógrafo respectivamente; y la adorada Kit, la más joven de la familia. Los cuatro hermanos despiertan auténtica fascinación tanto en Malibú como en el resto del mundo, especialmente por ser los descendientes del legendario cantante Mick Riva.
La única persona que no está ansiosa por que llegue la fiesta es la propia Nina, que nunca quiso ser el centro de atención y que acaba de ser públicamente abandonada por su marido, un jugador de tenis profesional. Y quizás tampoco Hud, porque hace demasiado tiempo que debería haberle confesado algo a su inseparable hermano.
Jay, en cambio, está impaciente por que llegue la noche para ver a la chica de sus sueños que le prometió asistir. Kit, por su parte, también guarda algunos secretos, incluida cierta persona a quien ha invitado sin consultar a nadie.
A medianoche, la fiesta estará completamente fuera de control. Por la mañana, la mansión Riva se habrá consumido en llamas. Pero antes de que prenda la primera chispa, el alcohol correrá, la música sonará, y todos los amores y secretos que han forjado a generaciones de esta familia saldrán a la luz.
Taylor Jenkins Reid nos cuenta la historia de una noche inolvidable (para bien y para mal) en la vida de una familia; la noche en que cada uno de ellos deberá decidir qué secretos seguir guardando para sí mismos, qué cosas están dispuestos a soltar y qué van a dejar atrás.
Malibú: agosto de 1983. Como cada año, ha llegado el día de la fiesta de final de verano organizada por Nina Riva, y la expectación es máxima. Todo el mundo quiere estar cerca de los famosos hermanos Riva: Nina, la talentosa surfista y supermodelo; Jay y Hud, un campeón del surf y un conocido fotógrafo respectivamente; y la adorada Kit, la más joven de la familia. Los cuatro hermanos despiertan auténtica fascinación tanto en Malibú como en el resto del mundo, especialmente por ser los descendientes del legendario cantante Mick Riva.
La única persona que no está ansiosa por que llegue la fiesta es la propia Nina, que nunca quiso ser el centro de atención y que acaba de ser públicamente abandonada por su marido, un jugador de tenis profesional. Y quizás tampoco Hud, porque hace demasiado tiempo que debería haberle confesado algo a su inseparable hermano.
Un deber familiar ha sido postergado durante décadas por el escritor protagonista de esta novela: contar la excepcional historia de sus abuelos y de su madre, cuyos orígenes se remontan a inicios del siglo XX en la Amazonía peruana. Ahora, con su madre próxima a cumplir noventa años, siente que ha llegado el momento de saldar esa deuda. Así es como Mamita cobra vida, una novela que entrelaza dos relaciones íntimas: la memoria del amor filial y el proceso mismo de escritura.
A través de recorridos citadinos, evocaciones de la selva y reflexiones metaliterarias, el hijo escritor indaga en la naturaleza de sus vínculos familiares, las tensiones sociales y raciales que los atraviesan y la huella imborrable de la muerte. Al mismo tiempo, se enfrentan a los desafíos del oficio novelesco para capturar aquello que el tiempo suele volver irrecuperable.
Poco antes de la muerte de Franco, en la madrugada del 27 de septiembre de 1975, tres jóvenes fueron ejecutados en la sierra de Madrid. Daniel, Hidalgo y Pito habían sido detenidos y torturados por la policía, acusados de matar ese verano a un policía y a un guardia civil. La condena se impuso sin juicio legal y de forma precipitada, después de una farsa militar en la que no hubo pruebas ni posibilidad de defensa. Junto a otras dos ejecuciones, aquellos jóvenes fueron los últimos fusilados por el Régimen.
Muchos años después, Aroa Moreno Durán encuentra por casualidad, muy cerca de su casa, las huellas de aquellos asesinatos: en el monte donde tantas veces ha acampado de joven existe todavía el talud donde se llevaron a cabo las ejecuciones. ¿Cómo es posible que ella no supiera nada al respecto? ¿Cómo pudo este hecho quedar sepultado en las crónicas de nuestra historia más reciente?
A caballo entre la ficción y la crónica más personal, esta sobrecogedora novela, cimentada sobre una investigación exhaustiva y la bella prosa de Moreno Durán, ilumina uno de los episodios más siniestros del final de la dictadura española.
«Dos años de tareas dominicales que prueban mi nula disposición a santificar las fiestas... Al releer estos artículos seguidos, me parece que he opinado demasiado». Estas palabras sirven de introducción a un Javier Marías insólito, cotidiano, atento a lo que ocurre a su alrededor y que atraviesa todos los estados de ánimo imaginables: lo vemos evocativo e indignado, a menudo pertido y bromista, pero también atribulado por la saña española que aún tiñe nuestro tiempo; melancólico, risueño, grave, irónico, compasivo o desengañado, siempre logra contagiarnos y no nos deja indiferentes con su Mano de sombra.
Fanny Price es aún una niña cuando sus tíos la acogen en su mansión de Mansfield Park, rescatándola de una vida de estrecheces y necesidades. Allí, ante su mirada amedrentada, desfilará un mundo de ocio y refinamiento en que las inocentes diversiones alimentarán maquinaciones y estrategias de seducción. Ese mundo oculta una verdad peligrosa, y solo Fanny, desde su sumiso silencio, será capaz de atisbar sus consecuencias y amenazas.
Fanny Price era todavía una chiquilla cuando sus tíos, nobles, ricos y magnánimos, la acogieron en Mansfield Park, donde ha tenido ocasión de crecer y formarse con sus cuatro primos: Tom, Edmund, Maria y Julia. Cultos y superficiales, todos ellos tratan a Fanny como a una inferior, con la excepción de Edmund, que se interesa realmente por ella. El severo patriarca deberá marcharse a Antigua por negocios, y este hecho, junto con la llegada de unos nuevos vecinos procedentes de Londres, los atractivos hermanos Henry y Mary Crawford, será el inicio de la irrupción de nuevas diversiones en Mansfield Park. Sin embargo, Fanny, por su carácter discreto y reflexivo, no acabará de encajar en este grupo de amigos, y observará con tristeza cómo Edmund se queda fascinado por los encantos de Mary Crawford, a pesar de su clamorosa falta de principios.
Una mujer joven se muda a un país remoto para ser el ama de casa de su hermano, cuya esposa lo ha abandonado.
Tras su llegada, empiezan a producirse una serie de acontecimientos inexplicables: una histeria colectiva bovina, la muerte de una oveja con su cordero a punto de nacer, el embarazo psicológico de una perra, la extraña contención de las aves domésticas y una plaga que arrasa las plantaciones de patatas. La desconfianza de los lugareños recae en ella y se la acusa de algo que desconoce en un idioma que no entiende. La hostilidad crece, sus vecinos asedian su casa y el miedo la invade.