Un juego de simetrías, de búsquedas que se solapan y de secretos de familia que son -al mismo tiempo- los de todo un país.
Trece años atrás, Patricio Pron decidió contar por fin una historia que había intentado olvidar por todos los medios: la de cómo la enfermedad de su padre lo obligó a regresar a su ciudad natal –un osario, en su expresión– y de qué manera ese retorno lo confrontó no sólo con un lugar que en nada se asemejaba al que había dejado, sino también con el pasado trágico de su país y de su familia. ¿Por qué había querido desterrarlo de su memoria? ¿De qué huía? ¿No era precisamente esa huida la que lo había convertido en escritor?
A partir de conversaciones en los pasillos del hospital, de fotografías familiares y de la investigación de un asesinato realizada por su padre; de filmes, artículos de prensa, sueños y recuerdos involuntarios de una intensidad devastadora, Pron reunió las piezas de un puzle en el que sus padres y él ocupaban los extremos de una historia de agitación política, violencia estatal, desapariciones y deudas. De ellas surgió un relato sobre la memoria, la verdad, la compasión y la justicia que resuena poderosamente en tiempos como los nuestros, de negación y olvido.
Daisy Zamora (Managua, Nicaragua, 1950) es una de las poetas más excepcionales del panorama latinoamericano actual. Graduada en Psicología y Psicopedagogía por la Universidad Centroamericana, fue combatiente durante la revolución nicaragüense, participó en el operativo de la toma del Palacio Nacional, ejerció como directora de programación y locutora en la clandestina Radio Sandino y más tarde fue viceministra de cultura de su país. Su obra ha sido premiada en Nicaragua e internacionalmente, está traducida a más de treinta idiomas e incluida en The Oxford Book of Latin American Poetry. La antología de su poesía La violenta espuma (2017) fue publicada en esta misma colección. «Los poemas de Daisy Zamora deslumbran por su hermosa rebeldía, su afilada ironía y su ingenio lírico que va de la crónica a la elegía al epigrama.
Aunque su faceta más conocida es la de novelista, Emilia Pardo Bazán fue, entre otras cosas, una fecunda autora de cuentos, de los que publicó alrededor de seiscientos cincuenta. Uno de los temas con mayor presencia en su obra cuentística es el de la violencia ejercida por los hombres contra las mujeres, asunto este que también aparece en algunas de sus novelas y en varios de sus artículos. Esta antología, editada y prologada por Cristina Patiño Eirín, profesora de la Universidad de Santiago de Compostela, reúne treinta y cinco de los cuentos de Pardo Bazán que giran en torno a este tema. Variados en cuanto al punto de vista, al tono, a la ambientación, a la clase social de sus personajes, a la relación que existe entre la mujer y el hombre (en la mayoría de los casos es su prometida, su esposa o su hija, pero en algunos no hay ningún vínculo entre ellos) y al tipo de violencia (la física, la psicológica, la sexual, la patrimonial, la social, la simbólica), estos relatos, obra de una escritora que nunca dejó de denunciar la desigualdad entre mujeres y hombres, ofrecen un amplio panorama de la violencia machista y muestran actitudes y comportamientos que siguen vigentes hoy en día. Varios de los cuentos recogidos en esta antología los protagonizan mujeres que no dudan en plantar cara a su maltratador o que se dan cuenta a tiempo de cómo es en realidad el hombre con el que se van a casar y actúan en consecuencia.
En todo cuanto tiene que ver con "El Egoísta" perderíamos el hilo de la narración si no recordáramos que se trata de una comedia, no de una tragedia, y que es precisamente el espíritu cómico lo que permite a George Meredith reproducir, sin el riesgo inherente a una exposición histórica que pretende ser fiel a los hechos, «las estructuras elementales del parentesco» de las que depende toda la trama de la novela. Que el espíritu cómico, sin embargo, representara solo a medias las intenciones del autor, como Meredith le había confesado a Stevenson al terminar de escribir la novela, sugiere que la otra mitad suponía, al menos, una amenaza latente en la narración.
Tras regresar a su ciudad natal, un Madrid desdibujado y sórdido, el protagonista de El dueño del secreto se ve implicado por una serie de casualidades en una supuesta conspiración contra el dictador, atrapado por la maquinaria de una conjura para cambiar el destino de España. Los recuerdos de su juventud se mezclan con la realidad de unos años turbulentos, en los que toda una generación se movía en un entorno de incertidumbre política y esperanza renovada.
El dueño del secreto es una novela fascinante que refleja las tensiones y cambios sociales que siguieron a la muerte Franco en 1975 y es también una acertada reflexión sobre la memoria, tanto individual como colectiva, y sobre cómo los eventos históricos moldean la vida de las personas.
Publicada en 1904, esta novela narra la historia de un hombre común que lleva una vida monótona y aburrida en una pequeña ciudad del sur de Italia, hasta que su existenciada da un giro inesperado cuando gana una pequeña fortuna y una muerte anónima le permiten adoptar una nueva identidad en Roma. Luigi Pirandello, siempre atento a los absurdos de la vida y las vueltas del destino, reflexiona con humor e ironía sobre la naturaleza humana y las convenciones sociales de una Italia en vías de modernización. Por todo ello, El difunto Mattia Pascal está considerada una de las obras maestras de la literatura italiana y la novela capital del autor.
Escrito por el autor estadounidense F. Scott Fitzgerald y publicado por primera vez en la revista Collier’s el 27 de mayo de 1922, fue publicado dentro del libro Tales of the Jazz Age. Fitzgerald se inspiró en un comentario de Mark Twain. Benjamin Button nace con una extraña enfermedad, que provocaba que naciera con 80 años y fuera rejuveneciendo con el paso de los años. Una afección que existe en la realidad bajo el nombre de progeria o síndrome de Hutchinson-Gilford.
Amparándose en la coartada del terrorismo, unos políticos teócratas se hacen con el poder y, como primera medida, suprimen la libertad de prensa y los derechos de las mujeres. Esta trama, inquietante y oscura, que bien podría encontrarse en cualquier obra actual, pertenece en realidad a esta novela escrita por Margaret Atwood a principios de los ochenta, en la que la afamada autora canadiense anticipó con llamativa premonición una amenaza latente en el mundo de hoy.
En la República de Gilead, el cuerpo de Defred sólo sirve para procrear, tal como imponen las férreas normas establecidas por la dictadura puritana que domina el país. Si Defred se rebela -o si, aceptando colaborar a regañadientes, no es capaz de concebir- le espera la muerte en ejecución pública o el destierro a unas Colonias en las que sucumbirá a la polución de los residuos tóxicos. Así, el régimen controla con mano de hierro hasta los más ínfimos detalles de la vida de las mujeres: su alimentación, su indumentaria, incluso su actividad sexual. Pero nadie, ni siquiera un gobierno despótico parapetado tras el supuesto mandato de un dios todopoderoso, puede gobernar el pensamiento de una persona. Y mucho menos su deseo.
Los peligros inherentes a mezclar religión y política; el empeño de todo poder absoluto en someter a las mujeres como paso conducente a sojuzgar a toda la población; la fuerza incontenible del deseo como elemento transgresor: son tan sólo una muestra de los temas que aborda este relato desgarrador, aderezado con el sutil sarcasmo que constituye la seña de identidad de Margaret Atwood. Una escritora universal que, con el paso del tiempo, no deja de asombrarnos con la lucidez de sus ideas y la potencia de su prosa.
Faltan tres días para Semana Santa y, mientras Siglufjordur se llena de turistas ansiosos por disfrutar de las magníficas pistas de esquí de la zona, el cuerpo sin vida de una joven es hallado en la calle principal. El comisario de policía Ari Thór deberá ocuparse de un caso que se complica a pasos agigantados y que lo llevará hasta una residencia de ancianos en la que se han descubierto una serie de misteriosos mensajes. ¿Tienen algún tipo de conexión con la chica asesinada? Mientras, una tormenta se acerca a gran velocidad y cobra más fuerza de la prevista: se produce un apagón y Siglufjördur queda completamente aislado del resto del mundo. En la oscuridad más extrema, Ari Thór deberá perseguir a un culpable que escapa una y otra vez, mientras intenta juntar las piezas de una investigación que sacará a la luz una verdad que no dejará a nadie indemne.
La segunda novela del maestro colombiano es una historia de injusticia y violencia: un viejo coronel retirado va al puerto todos los viernes a esperar la llegada de la carta oficial que responda a la justa reclamación de sus derechos por los servicios prestados a la patria. Pero la patria permanece muda... En El coronel no tiene quien le escriba, el autor se alejó del barroquismo faulkneriano de La hojarasca, su obra anterior, y optó por la economía expresiva de un estilo directo y transparente, sin perder la profundidad temática y emotiva que siempre lo caracteriza.