Dos años no parecen ser suficientes para disipar el rencor y hacer volar las cenizas donde ardió una pasión sin límites. Katherine lleva todo este tiempo preparándose para una batalla que, sin lugar a dudas, llegará. Están ocurriendo asesinatos en distintas mafias, se ha liberado una nueva amenaza de su jaula y los viejos enemigos ni olvidan ni perdonan. Aiden sigue siendo el líder frío, calculador e imbatible. Calienta su cama con miles de mujeres para intentar evocar el rostro de una en concreto, aunque sin éxito. Su inminente compromiso no le preocupa, ya que aquella a quien realmente quiso le robó el corazón y lo redujo a polvo. Ahora es incapaz de amar. ¿Qué pasará cuando una lluvia de sangre y una velada blanca los lleven a volver a cruzarse? «Recuerda: los monstruos paren monstruos».
Flor tiene un don: puede predecir el día que morirá alguien. Así que, cuando anuncia que quiere organizar un velatorio en vida -una fiesta que reúna a su familia y a la comunidad para celebrar la larga vida que ha tenido-, sus hermanas se sorprenden. ¿Acaso Flor ha previsto su propia muerte o la de alguien más? ¿Tendrá otros motivos? En cualquier caso, se niega a decírselo a sus hermanas, Matilde, Pastora y Camila.
Sin embargo, Flor no es la única que guarda secretos: sus hermanas también tienen los suyos. Y la siguiente generación, las primas Ona y Yadi, también deberán enfrentarse a sus propios problemas.
El ir y volver de los pájaros, las penas y risas de la vida a los setenta años, la renuncia a la pareja, las conversaciones con sus hermanas en pleno encierro, los cambios sociales de un país y un mundo enardecidos, los amigos que mueren, la feliz dedicación a un nieto, las relaciones entre los perros del campo donde vive, la deslumbrada lectura de los clásicos. Marcela Serrano se dio a la tarea, durante tres años consecutivos, de consignar en cuadernos, a mano, algún hecho de cada día. Entre la fragilidad y el goce, observó su propia vida y lo que ocurría en su entorno, donde encontró tantas o más aventuras que en la ficción. Asignándole a cada cuaderno un foco -delicias cotidianas para el primer año, asombros para el segundo y la luminosidad del sol para el tercero-, Serrano renueva sorprendentemente con A vuelo de pájaro las formas de su escritura, al tiempo que expone las derivas de una mujer que en la madurez se piensa a sí misma con arrojo y curiosidad.
Cuando ocurre un accidente devastador en el Hospital Whitestone, el mundo se detiene por completo. La residente Sierra Harris es una de las primeras en llegar al lugar de los hechos, pero se bloquea cuando ve que Mitch Rivera está entre los heridos. Sierra quiere mantenerse alejada de él, no quiere que nada de esto la afecte porque no necesita una distracción para convertirse en una de las mejores cirujanas cardíacas. Hace tiempo que Mitch se coló en su mente, y en su corazón...
Es la primavera de 1976, y han pasado veinte años desde que Eilis se casó con Tony Fiorello y abandonó Brooklyn para mudarse a Long Island, junto a su extensa familia política. Ahí nacieron sus hijos, Rosella y Larry, y durante estos años ha vivido en aparente armonía, hasta que un hombre con acento irlandés aparece en la puerta de su casa con una inesperada noticia que hace que la frágil paz conyugal, compuesta de atronadores silencios, se tambalee. Por primera vez en mucho tiempo, Eilis se siente lejos de su Irlanda natal y decide regresar a Enniscorthy, a un mundo que creía haber dejado atrás y a unas maneras de vivir, y de amar, que pensaba haber perdido del todo. ¿Se equivocó al elegir a Tony? ¿Es demasiado tarde para cambiar de rumbo?