Los chicos de Jo cierra la emotiva saga de la familia March, que dio inicio con Mujercitas y siguió con Hombrecitos. Han pasado diez años desde entonces, Jo y sus hermanas sienten que han cumplido sus sueños y comparten el cuidado de los chicos de Plumfield, ahora un próspero colegio, con el mismo cariño que recibieron ellas cuando eran niñas. Los primeros estudiantes de Plumfield son ya jóvenes que vuelan por su cuenta con distinta suerte, pero que vuelven a aquel que fue su hogar siempre que pueden. Louisa May Alcott pone punto y final con esta novela a la trilogía de Mujercitas manteniéndose fiel a su estilo, en el que los profundos valores y el espíritu revolucionario de esta autora avanzada a su tiempo se funden para dar vida a unos personajes inolvidables.
El Profeta es la obra maestra del poeta y pintor Kahlil Gibran (1883-1931), uno de los grandes innovadores de la literatura árabe. En 26 sermones poéticos, Gibran destaca temas eternos como el amor, la alegría y la tristeza, la libertad, el bien y el mal, la oración, la fe y la muerte. La convicción que emana de esta obra es que el amor puede herir, pero también puede traerte un gran éxtasis. Este libro es un testimonio de notable compasión, perspicacia y esperanza. Además, tiene un mensaje atemporal, accesible a un gran número de lectores por su sencillez.
Publicada en 1908, Una habitación con vistas es una de las novelas más deliciosas y entrañables de E. M. Forster. Situada entre una Florencia todavía virgen del azote del turismo pero integrada en el grand tour de los viajeros europeos y la rígida Inglaterra victoriana, la novela desarrolla una historia de amor y sentimientos encontrados en cuyo transcurso Lucy Honeychurch, joven perteneciente a la buena sociedad inglesa, intenta abrir camino a su personalidad superando el obstáculo de las convenciones sociales. En estas páginas llenas de ironía y sutil humor que llevó al cine en su día James Ivory, Forster despliega una variada y atractiva galería de personajes y de sugerentes contrastes que hacen de ella una obra inolvidable.
Perteneciente a la alta sociedad neoyorquina, Edith Wharton fue una de las intelectuales más destacadas de su época.
Con La edad de la inocencia, ganó el Premio Pulitzer en 1921, siendo la primera vez que este galardón se concedía a una mujer.
La novela retrata de una manera implacable la hipocresía aristocrática del siglo XIX, así como los pormenores de una infidelidad. Newland Archer se debate entre May Welland, la esposa perfecta pero predecible, y la condesa Ellen Olenska, que simboliza el riesgo y la aventura.
El manejo de la ironía y el retrato de personajes han convertido a Wharton en la mejor cronista de un modo de vida opresivo pero fascinante que conoció de primera mano.
Sherlock Holmes, el mejor detective de todos los tiempos, encontró su final junto con su archienemigo el profesor Moriarty en las cataratas de Reichenbach (Suiza). ¿O no fue así?
Durante diez años, Conan Doyle se resistió a escribir sobre este perspicaz a la vez que peculiar detective; sin embargo, la presión de sus fieles lectores le empujó a devolverle la vida. ¡Tremenda sorpresa se lleva el doctor Watson al encontrarse con su singular compañero durante la investigación de un asesinato! Trece nuevos apasionantes casos aguardan a los audaces e irrepetibles inquilinos de Baker Street.
El regreso a la naturaleza y su preservación no es una obsesión ni una necesidad actual, sino que corre en paralelo a la historia de la humanidad y cobra especial fuerza durante el ilustrado Siglo de las Luces y su sucesor, el industrializado siglo XIX, que verá crecer de modo exponencial la población y la tecnología, con la consecuente explotación exhaustiva de materias primas que agota la tierra. Hoy seguimos sufriendo los males que todo esto acarrea, y no parece que haya voluntad de aplicar la medicina que nos sane.
Esta antología, cuyos relatos fueron publicados entre 1830 y 1903, no se ocupa de la naturaleza arcádica de los grecolatinos, ni del jardín del edén de los escritores medievales y renacentistas, ni del paisajismo Barroco, sino de la naturaleza que nos atraviesa como «las corrientes del Ser Universal». Se ocupa, pues, del movimiento que promovieron los transcendentalistas, y del contagio de sus ideas en contemporáneos y sucesores; un contagio que dará lugar a un nuevo género e incluso a una novedosa manera de contar, propio de la literatura estadounidense, que llega hasta nuestros días.