Publio Ovidio Nasón (43 a. C.-17 d. C.) es uno de los poetas capitales de la literatura latina. Nacido en Sulmona, demostró desde siempre una extraordinaria facilidad para versificar, lo cual le llevó a ser muy prolífico y cultivar con exito diversos generos. Fue poeta de moda entre sus contemporáneos, hasta que una repentina decisión del emperador Augusto lo condenó a vivir desterrado en Tomos, una ciudad en los confines del imperio, a orillas de Ponto Euxino (el actual mar Negro).
La traumática experiencia del exilio pasó a ser el tema central de su poesía. Pónticas representa una de las obras cumbre de la literatura universal sobre el destierro.
Tito Macio Plauto (mediados del siglo III - h. 184 a. n. e.) es uno de los autores teatrales más importantes de la Antigüedad. Nacido en Sársina, en la región de Umbría, a pesar de su notoriedad, poco se sabe de su vida. Lo que sí es seguro es que, como autor de comedias, supo conectar con el gran público y cosechó un enorme exito popular que ningún otro autor griego o romano posterior alcanzó. No es de extrañar que fuese imitado hasta la saciedad y que incluso Moliere y Shakespeare buscaran inspiración en sus obras.
Bartleby, el escribiente es un magnífico y conmovedor relato, cuya lectura resulta inquietante, divertida y perturbadora. Su protagonista, un peculiar copista judicial que trabaja en un despacho de abogados en Nueva York, decide un buen día, para sorpresa de su jefe, negarse a seguir copiando con la famosa frase «preferiría no hacerlo». Aún hoy, la motivación de Bartleby sigue siendo un exquisito misterio literario, pero la determinación y la sosegada delicadeza con la que se atreve a decir «no» hará que pase a la posteridad como un hombre que eligió la libertad. Herman Melville creó así un personaje paradigmático que influyó notablemente en autores posteriores y que se ha convertido en referente en la historia de la literatura.
El corazón de las tinieblas recoge parte de sus experiencias a bordo de un barco de vapor en el río Congo. Las enigmáticas últimas palabras de Kurtz, «¡El horror! ¡El horror!», nos hablan de dos de las grandes preocupaciones del autor: los excesos de la colonización europea en África y la amoralidad intrínseca del ser humano.
Almustafá está a punto de regresar a su casa tras pasar doce años en Orfalese. Pero, antes de tomar el barco que le llevará a su ciudad, se entretiene con un grupo de personas departiendo sobre diferentes aspectos de la condición humana. Dividido en veintiséis breves ensayos poéticos, El profeta refleja los pensamientos de Almustafá acerca del amor, el trabajo, la alegría, Dios, la amistad, el crimen o la belleza… Un tratado humanista, trascendente y poético, que se convirtió en un clásico de la literatura del siglo XX y que tuvo su continuación con El jardín del profeta, cuando Almustafá llega a su isla natal y se reúne con diez de sus discípulos, para posteriormente dirigirse hacia las alturas y, una vez allí, dejarse llevar por la neblina.
Los mejores libros jamás escritosLa más importante de las obras de Eurípides y uno de los trabajos que mejor representan su concepción de lo trágico, muy distinta a la de Sófocles y EsquiloJasón no solo regresó de la Cólquide con el vellocino de oro, sino que también sedujo a la hija del rey Eetes, Medea. A su vuelta a Yolco, hallan un escenario de traición familiar del que huyen dejando un rastro carmesí. Cuando recalen en Corinto, Medea desplegará una pavorosa venganza contra Jasón al descubrir que pretende a la hija del rey Creonte. Este imperecedero personaje femenino recoge las leyendas que veían a la hechicera como una mujer exótica y salvaje que, por amor, despierta el lado atroz de lo humano. Sus coetáneos decían que Eurípides prefería representar «las cosas como son y no como debieran», y ello quizá sea lo que nos sigue atrayendo de esta princesa extranjera: su cruda realidad, su repulsión natural hacia el perjurio, su asimilación negada, su temible ira, su compromiso con la sangre.La presente edición de Medea cuenta con la versión y la introducción del helenista, escritor y traductor Ramón Irigoyen. Asimismo, los profesores de comunicación audiovisual de la Universidad Pompeu Fabra Jordi Balló y Xavier Pérez han escrito a cuatro manos el epílogo «La venganza triunfal».«Venga, pues, ármatede valor, corazón mío. ¿Por qué aplazar el perpetrar el terrible y necesario mal?»