Las fábulas ideadas por Herbert George Wells (1866-1946), uno de los padres, acaso el más notable, de la ciencia ficción, han demostrado a lo largo del tiempo mantener un vigor y tocar unos resortes del inconsciente humano que a menudo las han elevado a iconos del mundo moderno. "La guerra de los mundos" (1898), relato trepidante que narra la invasión de la Tierra por los marcianos y que supuso por primera vez la irrupción de seres de otros planetas en el nuestro, marcó en buena medida la fantasía del siglo XX y abrió un filón (el del contacto de los hombres con seres extraterrestres) que no tardó en convertirse en uno de los más importantes de la ciencia ficción, sirviendo de inspiración a numerosos artistas posteriores en los ámbitos de la radio, el cine, la literatura, el cómic y la televisión.
París, 1817. En una pensión "de clase media", regentada con economía por una viuda, coinciden los desechos de la sociedad parisina y los jóvenes que sueñan con entrar en ella. En el último piso, el más barato, viven puerta por puerta un anciano que amasó una fortuna fabricando fideos y que, habiendo casado esplendidamente a sus hijas, ahora es menospreciado por ellas, y un estudiante de provincias que apenas tiene para unos guantes amarillos con los que triunfar en un baile. Un tercer huesped, el misterioso Vautrin, que detecta la ambición del estudiante, le propone un tortuoso crimen que podría enriquecerlo de la noche a la mañana.El pobre Goriot (1835), una de las novelas más justamente celebres de la historia de la literatura, enfrenta a dos hombres en los dos extremos de la vida: el anciano que la concluye en la ingratitud y la ruina y el joven que se abre a ella resistiendose a aceptar que habrá de elegir entre la virtud y la corrupción. "¡Ay, sepalo el lector, este drama no es una ficción ni una novela! & x02013;dice Balzac en las primeras páginas& x02013; ¡es tan verdadero que todos pueden reconocer los elementos que hay en el en su casa y quizá en su corazón!
EDICIÓN ILUSTRADA de Frankenstein, una historia aterradora y maravillosa que asombró al mundo.
Los famosos poetas lord Byron y Percy B. Shelley, junto a sus jóvenes amantes, se entregaron a un juego literario que consistía en idear el cuento más espantoso que se pudiera imaginar. Ninguno de los presentes logró completar un buen relato… salvo la joven amante de Shelley; aquella noche concibió una historia aterradora y maravillosa: Frankenstein. Desde su publicación asombró al mundo y en pocos años adquirió la categoría de «mito moderno».
La segunda a la derecha y todo seguido hasta el amanecer». Allí se haya el país de Nunca Jamás, territorio de la eterna juventud, de sueños, hadas, piratas… Porque allí habitan inolvidables personajes: Peter Pan, Wendy, Campanilla y el capitán Garfio, entre otros. En una lucha entre el bien el mal, la venganza y la amistad, la luz y las sombras, y a través de inauditas e imaginativas aventuras, todos ellos nos conducen por la senda del tiempo y la existencia más humana; ellos nos recuerdan al niño que fuimos y al adulto que a veces no queremos ser. Y es que, en el fondo, nuestras vidas no son otra cosa que un eterno retorno al país de Nunca Jamás. Y ahora, lector, deja volar tu imaginación…
La mayor parte de las narraciones incluidas en este volumen rememoran y dan forma a las intensas experiencias vividas por Jack London (1876-1916) durante el largo viaje que realizó entre 1907 y 1909 a Polinesia. Pese a estar recorridos siempre por una corriente de humor o de fina ironía, estos Relatos de los Mares del Sur expresan, sin embargo, las obsesiones y convicciones que dominaron la existencia del inquieto autor de Colmillo blanco, La llamada de la naturaleza o El vagabundo de las estrellas, todas ellas publicadas en esta colección: en los conflictos que se plantean en ellos la victoria nunca será de la moral, la ética o los ideales, sino de las fuerzas primigenias, del ímpetu ciego de la naturaleza o de la violencia de los hombres.
Un recorrido penetrante y sin complejos por el espectro completo del deseo sexual de los antiguos. El poeta latino Marcial definía el epigrama como «una poesía breve que termina con una broma picante». Aquí se reúnen los epigramas de los libros V y XII de la "Antología palatina", poemas dedicados, respectivamente, a mujeres y a hombres.