Dos jóvenes amigos, un escultor con talento pero algo perezoso y un recién licenciado en Filosofía, están enamorados de Yelena Nikoláievna Stájova, una muchacha de clase media que siempre ha destacado por su bondad con los que sufren. Yelena encuentra frívolo a uno de ellos, y cada vez más interesante al otro, pero entonces se cruza en su camino un tercero. Mientras tanto, sus padres preparan su boda con un alto funcionario Turguénev recreó en En vísperas (1860) un enfrentamiento generacional que los críticos de la época vieron como una alegoría de la Rusia que estaba por llegar (de ahí el título de la obra).
«Nadie pondrá en duda que soy un padre afectuoso con todos los hijos de mi imaginación, y que ningún otro progenitor puede querer a su familia con tanta ternura. Pero, como muchos padres afectuosos, tengo un hijo favorito en el fondo de mi corazón. Y su nombre es David Copperfield.» Este reconocimiento de Dickens en el prólogo a la edición de 1867 de la novela tiene el valor de venir de su propio «padre». Pero, desde su publicación por entregas entre 1849 y 1850, Dcnñd Copperfield no ha dejado más que una estela de admiración, alegría y gratitud. Para Swinburne era «una obra maestra suprema». Henry James recordaba que de niño se escondía debajo de una mesa para oír a su madre leer las entregas en voz alta. Dostoievski la leyó en su prisión en Siberia. Tolstói la consideraba el mayor hallazgo de Dickens, y el capítulo de la tempestad, el patrón por el que debería juzgarse toda obra de ficción. Fue la novela favorita de Sigmund Freud. Kafka la imitó en Amerika, y Joyce la parodió en el Ulises. Para Cesare Pavese, en estas «páginas inolvidables cada uno de nosotros (no se me ocurre elogio mayor) vuelve a encontrar su propia experiencia secreta». El lector tiene ahora la ocasión de recuperar esa experiencia secreta gracias a la excelente traducción íntegra de Marta Salís, la primera en español en más de cincuenta años de una obra de la que, sin ningún género de duda, cabe afirmar que es clave en la literatura universal.
Chesterton destacó en todos los géneros literarios, especialmente en el menos convencional y menos cerrado, (tal como convenía a su peculiarísima personalidad humana y artística), es decir, en el artículo periodístico. Porque el siempre polémico y polemista Chesterton fue sobre todo, durante toda su vida, un periodista, es decir un hombre curioso y apasionado para quien no había asunto que no pudiera o no debiera ser tema de discusión («no hay cosas sin interés. Tan sólo personas incapaces de interesarse» es una de sus frases o, lo que es casi lo mismo, de sus paradojas). Ahora que lo pienso, inédito hasta ahora entre nosotros, en su inicial edición inglesa de 1930 tuvo el título de Come to Think of It. A Book of Essays y es una buena muestra de esa universal curiosidad presente siempre en Chesterton y de su originalísima, peleona y buenhumorada visión del mundo. Con este nuevo título llegamos al número dieciocho de los libros de ensayos de Chesterton publicados en Renacimiento y Espuela de Plata.
Además de haber publicado cuentos, novelas, poemas y ensayos, Gilbert Keith Chesterton también escribió teatro. Lo hizo a instancias de su buen amigo George Bernard Shaw, quien, después de insistirle mucho, logró convencerlo de que tenía algo que aportar al teatro inglés. En este volumen de Teatro completo se reúnen las únicas cuatro obras teatrales que Chesterton escribió: Magia (1913), El juicio del Dr. Johnson (1927), La sorpresa (1932), y el sainete navideño El pavo y el pavor (1930). En todas ellas se desarrollan de formas inesperadas algunas de las características fundamentales de su obra, como son su estilo paradójico, su antitradicionalismo acérrimo, su liberalismo radical y su capacidad de asombro. Sin duda, ningún género mejor que el del teatro para encarnar el espíritu de un autor que creía que tanto más contradictorias son las cosas cuanto más nos acercamos a la verdad. «Necesario, divertido, estimulante, a ratos perturbador y a ratos una pura majadería, este libro no solo completa el rompecabezas literario que representa G. K. Chesterton, sino que abruma con chispazos e ideas que atañen a la más inmediata actualidad política y religiosa. Increíble incluso para ser Chesterton». Jordi Gracia
En el verano de 1816, el poeta Percy B. Shelley y su esposa Mary se reunieron con Lord Byron y su médico en una villa a orillas del lago Leman. A instancias de Lord Byron y para animar una velada tormentosa, decidieron que cada uno inventaría una historia de fantasmas. La más callada y reservada, Mary Shelley, dio vida así a quien sería su personaje más famoso: el doctor Frankenstein. Al cabo de un año completaría la novela. La historia es de todos conocida: un científico decide crear una criatura con vida propia a la que luego rechaza. Metáfora sobre la vida, la libertad y el amor, Frankenstein o el moderno Prometeo es una maravillosa fábula con todos los ingredientes de los grandes mitos, un gran clásico que ahora recuperamos con una nueva traducción y precedido de un espléndido estudio de Alberto Manguel sobre la influencia del mito en el imaginario del cine.
Con la presente edición de su Teatro completo, que permite, por primera vez, la consulta de la edición facsimilar y dactilográfica, realizamos un extenso recorrido que se inicia con Los Topos y termina con La piedra cansada. En total son doce obras póstumas en las que las influencias de autores como Piscator, Eisenstein, Kirshon o Tairov van a ser decisivas a la hora de dar respuesta a una nueva concepción de los espacios escénicos, al igual que ya estaba operando desde su poesía ese «asalto al lenguaje», «el habla plural» que le convertiría en uno de los herederos de la universalidad.