Además de haber publicado cuentos, novelas, poemas y ensayos, Gilbert Keith Chesterton también escribió teatro. Lo hizo a instancias de su buen amigo George Bernard Shaw, quien, después de insistirle mucho, logró convencerlo de que tenía algo que aportar al teatro inglés. En este volumen de Teatro completo se reúnen las únicas cuatro obras teatrales que Chesterton escribió: Magia (1913), El juicio del Dr. Johnson (1927), La sorpresa (1932), y el sainete navideño El pavo y el pavor (1930). En todas ellas se desarrollan de formas inesperadas algunas de las características fundamentales de su obra, como son su estilo paradójico, su antitradicionalismo acérrimo, su liberalismo radical y su capacidad de asombro. Sin duda, ningún género mejor que el del teatro para encarnar el espíritu de un autor que creía que tanto más contradictorias son las cosas cuanto más nos acercamos a la verdad. «Necesario, divertido, estimulante, a ratos perturbador y a ratos una pura majadería, este libro no solo completa el rompecabezas literario que representa G. K. Chesterton, sino que abruma con chispazos e ideas que atañen a la más inmediata actualidad política y religiosa. Increíble incluso para ser Chesterton». Jordi Gracia
Esta antología de textos, pertenecientes a todos los géneros y épocas de la literatura latina, ofrece una compilación de pasajes relativos al oscuro y abigarrado catálogo de personajes y fenómenos sobrenaturales (espectros, casas encantadas, licántropos o muertos vivientes, entre otros) que poblaban los temores y las fantasías de la Roma de la Antigüedad, un asunto poco frecuentado por los manuales históricos al uso, más dados a reflejar una imagen augusta y estereotipada de aquella civilización. En el libro se dan cita casi todos los grandes autores de las letras latinas, como Virgilio, Horacio, Séneca, Ovidio o Cicerón, pero también otros menos conocidos, como Floro o Valerio Máximo. La antología incluye, además, una pequeña selección de textos anónimos en soporte epigráfico —cultos unos, populares otros—, entre los que cabe destacar una serie de maldiciones y hechizos amorosos, que sorprenderán seguro a buena parte de los lectores.
Nueva edición del Herbario que recolectó y clasificó Emily Dickinson (entre los años 1839 y 2846), acompañado por una Antología Botánica de poemas que giran en torno a las plantas, árboles y flores, en edición bilingüe con traducción de Eva Gallud.
En 1872 Carlos de Borbón y Austria-Este, llamado Carlos VII por sus adeptos, entró en España para ponerse al frente de las partidas sublevadas contra el rey Amadeo de Saboya, dando inicio a la tercera guerra carlista. Valle-Inclán, de familia carlista y durante muchos años defensor de "la Causa", dedicó a ella entre 1908 y 1910 tres novelas –Los cruzados de la Causa, El resplandor de la guerra y Gerifaltes de antaño– y dos relatos –Una tertulia de antaño y La corte de Estella– en los que volcó su simpatía por el campesinado y su visceral rechazo a la España surgida de la Restauración. Leído hoy, el ciclo de La guerra carlista, que aquí presentamos en una nueva edición a cargo de Ignacio Echevarría, permite establecer un hilo histórico que llega hasta la Guerra Civil y explicar la evolución de los nacionalismos vasco y catalán.
George Sand y Gustave Flaubert se vieron por primera vez el 30 de abril de 1857. Fue en el foyer del teatro del Odéon de París: un apretón de manos y, posiblemente, unas palabras corteses sellaron el encuentro. A ese encuentro siguieron, en septiembre del mismo año, unas páginas en el Courier de Paris que declaraban públicamente la admiración de Sand por Madame Bovary. Y muy poco más, en esos años: apenas un encuentro documentado, en 1859, en el cuarto piso del nº 2 de la rue Racine, vivienda parisina de Sand en ese tiempo. Hasta ese momento, cualquiera -y, para empezar, los dos protagonistas mismos- podría pensar que la relación entre ambos era de carácter literario, en cualquier caso social, cortés y nada personal o íntima. Tras leer las cartas que se intercambiarían en los trece años siguientes descubrimos que la realidad fue después casi la inversa: Sand y Flaubert casi nunca coincidieron en lo literario, pero sus sentimientos no dejaron de acercarlos.
El volumen 5 de la BCRAE presenta la obra más conocida de Don Juan Manuel, El conde Lucanor (1335), colección de cincuenta ejemplos, tres colecciones de proverbios progresivamente más complejos y un tratado de doctrina cristiana.
La unidad de esta obra se debe, por un lado, a su propósito didáctico, de educación de los nobles de su tiempo, y por otro a la constante presencia de dos interlocutores, el conde Lucanor y su ayo Patronio, quien aconseja, a través de los distintos procedimientos didácticos a su disposición, el saber teórico y práctico que necesitaba reunir un aristócrata de su tiempo, y con él cualquier lector u oyente del libro.