El eterno marido, publicada en 1870, es una novela que Dostoievski escribió entre El idiota y Los demonios, es decir, en su época de madurez creativa. Su protagonista, Alekséi Ivánovich Velchanínov, es un terrateniente cuarentón, hipocondríaco, torturado por recuerdos de actos deshonrosos que no especifica. Se encuentra en San Petersburgo para resolver un engorroso pleito sobre unas tierras y se siente acosado por la presencia de un caballero con un crespón de luto en el sombrero que se le aparece en las calles y en los sueños. Se trata en realidad de un antiguo amigo, Pável Pávlovich Trusotski, con cuya mujer tuvo una aventura hace nueve años.
El volumen 5 de la BCRAE presenta la obra más conocida de Don Juan Manuel, El conde Lucanor (1335), colección de cincuenta ejemplos, tres colecciones de proverbios progresivamente más complejos y un tratado de doctrina cristiana.
La unidad de esta obra se debe, por un lado, a su propósito didáctico, de educación de los nobles de su tiempo, y por otro a la constante presencia de dos interlocutores, el conde Lucanor y su ayo Patronio, quien aconseja, a través de los distintos procedimientos didácticos a su disposición, el saber teórico y práctico que necesitaba reunir un aristócrata de su tiempo, y con él cualquier lector u oyente del libro.
Las cuarenta y cinco canciones de Hadewijch publicadas en este libro deben situarse en la cima de la creación lírica medieval. Tratan acerca del amor, Minne, y lo hacen de un modo nuevo, porque el amor de Hadewijch es amor a Dios, pero expresado según el estilo de los poetas del amor profano, trovadores y Minnesänger. Esta combinación genera una profunda sensación de extrañeza que embarga por la belleza de sus versos en los que dominan potentes imágenes destinadas a visualizar un sentimiento cuya vehemencia está más allá de toda mesura. Es la furia del amor.
Nada sabemos de Hadewijch, salvo lo que puede deducirse de su obra compuesta, además de estas Canciones, por treinta y una cartas en prosa, catorce visiones y dieciséis poemas rimados, que la tradición manuscrita nos transmite en su totalidad como una edición cuidada por su misma autora, algo muy raro en la Edad Media. Hadewijch vivió en la primera mitad del siglo XIII en Brabante, una encrucijada lingüística como se pone de manifiesto en estas Canciones en vulgar, brabantino o neerlandés, en las que aparecen elementos románicos y germánicos. Era una «mujer religiosa» fuera de la orden monástica, una beguina, y maestra de beguinas, según se desprende del tono didáctico de toda su producción, que busca sobre todo ofrecer una orientación espiritual. Su obra deja traslucir una elevada cultura por la presencia tanto de teólogos latinos como Guillermo de Saint Thierry o Ricardo de Saint-Victor, como de la tradición trovadoresca, lo que permite suponer que su depurada técnica musical y poética debió adquirirla en un castillo donde imperara un refinado ambiente cortesano.
En el momento en que dudas de que puedes volar, dejas de poder hacerlo para siempre.» J. M. Barrie
Esta nueva edición de Peter Pan ofrece una renovada interpretación de un clásico universal, que se aleja radicalmente de los estereotipos a la hora de representar al eterno protagonista. El ilustrador Svetlin Vassilev consigue retratar los matices más controvertidos de un niño mágico, testarudo, desconcertante, cómico, provocador…, así como la deslumbrante escenografía y los variopintos personajes del País de Nunca Jamás.
Más de sesenta ilustraciones en acrílico acompañan la versión íntegra de 1911 de la obra de J. M. Barrie, uno de los autores indiscutibles de la literatura infantil y juvenil de todos los tiempos. Un mundo legendario se configura a través del dinamismo y del trazo virtuoso del artista búlgaro, que reconstruye una gran puesta en escena de un relato que Barrie escribió en un primer momento para ser representado. Su trabajo de ilustración va más allá del dominio de la técnica y la expresión, con un estilo muy personal, cargado de matices y detalles, en el que sublima la tradición pictórica tanto clásica como contemporánea.
Peter Pan no es solo una novela, es un mito para todas las generaciones, un personaje perdido entre dos mundos, el de los humanos y el de los cuentos de hadas. Vassilev plasma maravillosamente esa dualidad y consigue convertir la historia del niño que no quería crecer en una pieza de arte en sí misma. Tanto los amantes de esta obra como quienes la lean por primera vez se deleitarán con esta edición de lujo de un texto atemporal sobre el crecer, la familia, las despedidas y el valor de la espera.
Además de sus capitales contribuciones a la filosofía estoica, la obra de Seneca hace gala de, al menos, otro gran hito en el campo del teatro antiguo al haber escrito las únicas tragedias clásicas en latín que han llegado hasta nosotros. Este volumen completa el anterior dedicado al filósofo convertido en dramaturgo reuniendo las obras conservadas de epoca imperial, que continúan inspirándose en la literatura griega, con una curiosa e interesante excepción: Octavia, de discutida paternidad, pero excepcional al ser la única tragedia praetexta que se conoce. Publicado originalmente en la BCG con el número 27, este volumen presenta las traducciones de las siguientes tragedias de Seneca: Fedra, Edipo, Agamenón, Tiestes, Hercules en el Eta y Octavia, todas ellas realizadas por Jesús Luque Moreno (Universidad de Granada), y que han sido revisadas y actualizadas por el mismo para esta edición.
El títuloHistoria de dos ciudades hace referencia a París y Londres en los años sacudidos por los dramáticos acontecimientos que suscitó la Revolución Francesa. Tales son los polos de esta novela llena de acción y aventuras que salta de una orilla a otra del canal de la Mancha y que ofrece un vivo retrato del ambiente y los sucesos del París revolucionario dominado por la sombra de la guillotina.
El títuloHistoria de dos ciudadeshace referencia a París y Londres en los años sacudidos por los muchos y dramáticos acontecimientos que suscitó la Revolución Francesa. Tales son los polos de esta novela llena de acción y aventuras que salta de una orilla a otra del canal de la Mancha y que ofrece un vivo retrato del ambiente y los sucesos del París revolucionario dominado porla sombra de la guillotina. Entre los muchos y pintorescos personajes con que Charles Dickens (1812-1870) puebla sus páginas, sobresalen los de Charles Darnay y Sidney Carton, quienes, marcados por muy distintos orígenes y peripecias vitales, acaban fundiendo sus existencias como dos caras de una misma moneda.