Lanzada de nuevo a la popularidad por la versión cinematográfica que de la obra hiciera en 1993 el actor y director Kenneth Branagh, "Mucho ruido y pocas nueces", compuesta en 1598, fue ya en su día una de las comedias más celebradas de William Shakespeare (1574-1616). Situada en su mayor parte en un amable marco de jardines, aposentos y fiestas cortesanas, la obra gira principalmente en torno a dos fuertes personajes enfrentados, Benedicto de Padua y Beatriz, adversarios irreconciliables y ambos tan ingeniosos, mordaces y sarcásticos como desdeñosos del amor. A lomos de una trama animada por los equívocos, las traiciones y los imprevistos, los enemigos jurados acaban sin embargo, para su propia sorpresa, en aquel lugar a donde se prometieron nunca ir a parar y, lo que es más, en la compañía para ellos más insospechada.
Una tarde calurosa junto al río, la joven Alicia persigue a un conejo blanco hasta su profunda madriguera. Tras una larga y lenta caída llega al país de las maravillas, un lugar disparatado e insólito donde las reglas que conoce no funcionan, y en el que comparte juegos y acertijos completamente ilógicos con unas criaturas extravagantes pero inolvidables como la Liebre de Marzo, el Sombrerero, la Oruga azul, el Gato de Cheshire o la Reina de Corazones.
Cuando se publicó El retrato de Dorian Gray, la crítica moralizante acusó a su protagonista de ser una figura satánica, corrompida y corruptora, sin comprender que era el héroe de una novela que reflejaba la fatalidad de los románticos: Oscar Wilde (1854-1900) había querido hacer de la belleza un refinamiento de la inteligencia; y para ello sumió a su protagonista en una atmósfera de perversión dominada por el arte y los poderes de un misterio que está más allá de la realidad. Pero el autor no se conforma con la simple descripción: incrusta a su personaje en un crimen y, como Edgar Allan Poe en sus relatos, lo rodea de un misterio que la razón no puede explicar. Dorian Gray sigue siendo, más de cien años después de la muerte de su autor, una piedra angular en los debates entre la ética y la estética, en las relaciones que mantienen el bien y el mal, el alma y el cuerpo, el arte y la vida.
Edgar Allan Poe liberó las terribles imágenes que atesora el subconsciente para dejarlas deambular entre sus páginas. Abanderado de la novela gótica y precursor del relato detectivesco y de la ciencia ficción, pergeñó historias que llevan el suspenso y el desasosiego hasta una perfección nunca alcanzada y quizá nunca alcanzable de nuevo. Cuentos extraordinarios reúne los más celebrados de esos textos, incluidas piezas que han hecho historia como "El gato negro", "La carta robada", "El hundimiento de la Casa de Usher" o "Los asesinatos de la rue Morgue".
El presente volumen de la Biblioteca Clásica RAE ofrece la breve pero extraordinaria obra poética de San Juan de la Cruz, encabezada por el Cántico espiritual, cima absoluta de la poesía mística y amatoria en lengua española, acompañado de la «declaración» o comentario que el propio autor escribió para esclarecer la dimensión y el sentido de sus versos.