Lázaro, hijo de un ladrón y acemilero, queda huérfano en Salamanca. Estará al servicio de diferentes amos (un ciego, un hidalgo arruinado, un clérigo avaricioso, un fraile de la Merced, un buldero farsante, etc.), y ejercerá varios oficios, que permiten al narrador realizar una sátira de los diferentes estamentos de la sociedad de la época y reflexionar con ironía sobre el tema de la honra.
Este volumen contiene: Las siete tragedias de Esquilo, Las siete tragedias de Sófocles, Las dieciocho tragedias de Eurípides, El Cíclope, drama satírico de Eurípides.
En esta obra, una de las creaciones cumbre de Conrad, relata a un grupo de atentos compañeros la tragedia de Jim, un hombre de mar que en cierto momento de su vida se ve traicionado por un fatal golpe de debilidad moral. A partir de entonces su existencia se convertirá en una despiadada lucha con su pasado, en un intento por alcanzar la redención.
Anna Karénina, que Tolstói empezó a escribir en 1873 y no vería publicada en forma de libro hasta 1878, es una exhaustiva disquisición sobre la institución familiar y, quizá ante todo, como dice Víctor Gallego (autor de esta nueva traducción), «una fábula sobre la búsqueda de la felicidad». La idea de que la felicidad no consiste en la satisfacción de los deseos preside la detallada descripción de una galería espléndida de personajes que conocen la incertidumbre y la decepción, el vértigo y el tedio, los mayores placeres y las más tristes miserias.
En un momento de notable crisis espiritual, Tolstói, basándose en la experiencia real de un viaje que emprendiera dos años antes, escribe La tormenta de nieve (1856). Con una muy fuerte carga metafísica, nos describe, al amparo de las condiciones externas, un sueño y la presencia de la muerte, el punto de inflexión entre el conformismo y el coraje. Memorable y entrañablemente poética, esta narración a medio camino entre la alegoría y el diario nos habla de la toma de conciencia de uno mismo y de sus retos.
Novela de indudable trasfondo autobiográfico, El jugador (1866) refleja los dos grandes impulsos -el juego y la pasión amorosa- que dominaron la vida de Fiódor Dostoyevski (1821-1881). En medio de una galería de personajes desarraigados y trashumantes que deambulan por la ciudad-balneario de Wlesbaden (el «Roulettenburg» de la ficción), la patética figura de Aleksel Ivanovich personifica el goce y la angustia del tipo humano que acaba por canalizar toda su capacidad de protesta en la pasión por el juego como vía de acceso, mediante el dolor y el envilecimiento, a una libertad vorazmente deseada.