Esta comedia frívola para gente seria, o, como tambien la describe Oscar Wilde, "una farsa admirable para el estilo, pero fatal para la escritura", es quizá la obra más conocida y representada del genial autor irlandes. En ella, Wilde se consagra al ingenio del lenguaje y hace del estilo, la cháchara y el sinsentido el núcleo de la pieza. Comedia de enredos que lanza sus dardos al matrimonio, la religión o aquello que nos hace respetables, narra la historia de dos hombres, Jack y Algernon, que emplearán toda clase de engaños para añadir emoción a sus vidas.
De la fórmula «poema épico-cómico en prosa» que Fielding eligió para encuadrar Joseph Andrews dentro de la tradición clásica, el elemento más significativo es, sin duda, el adjetivo «cómico». Inspirándose en don Quijote el autor crea un personaje, el vicario Adams, que ha conseguido, gracias a las virtudes que lo adornan, ganarse el afecto de los lectores de todos los tiempos pese a sus excentricidades y a su absurdo comportamiento.
Aunque La historia de las aventuras de Joseph Andrews es una de las mejores introducciones a la Inglaterra del siglo XVIII, su interés no es exclusivamente histórico, pues con el paso del tiempo sigue demostrando cómo Fielding creó en esta novela, iluminándola con su espíritu, un mundo propio que sigue hoy tan vivo como hace más de dos siglos.
Las fábulas ideadas por Herbert George Wells (1866-1946), uno de los padres, acaso el más notable, de la ciencia ficción, han demostrado a lo largo del tiempo mantener un vigor y tocar unos resortes del inconsciente humano que a menudo las han elevado a iconos del mundo moderno. "La guerra de los mundos" (1898), relato trepidante que narra la invasión de la Tierra por los marcianos y que supuso por primera vez la irrupción de seres de otros planetas en el nuestro, marcó en buena medida la fantasía del siglo XX y abrió un filón (el del contacto de los hombres con seres extraterrestres) que no tardó en convertirse en uno de los más importantes de la ciencia ficción, sirviendo de inspiración a numerosos artistas posteriores en los ámbitos de la radio, el cine, la literatura, el cómic y la televisión.
En medio de la guerra de la Fronda, dos mujeres, como dos mosqueteras, se enfrentan con todas sus armas: sus belleza, su gran capacidad para la intriga, su amor y sus celos, sin renegar del coraje ni de sus dotes militares. Una es Nanon de Lartigues, la astuta y encendida amante del duque d´Épernon, fiel a Ana de Austria y al cardenal Mazarino. La otra es la rubia y valerosa Claire de Cambes, que sostiene la rebelión de los príncipes de Condé con inteligencia y sagacidad. Su enemistad se convierte en el eje de una historia llena de acción e intriga, una rara avis en la obra de Alexandre Dumas que aquí presenta y vierte a nuestra lengua el escritor y crítico Mauro Armiño.
En 1872 Carlos de Borbón y Austria-Este, llamado Carlos VII por sus adeptos, entró en España para ponerse al frente de las partidas sublevadas contra el rey Amadeo de Saboya, dando inicio a la tercera guerra carlista. Valle-Inclán, de familia carlista y durante muchos años defensor de "la Causa", dedicó a ella entre 1908 y 1910 tres novelas –Los cruzados de la Causa, El resplandor de la guerra y Gerifaltes de antaño– y dos relatos –Una tertulia de antaño y La corte de Estella– en los que volcó su simpatía por el campesinado y su visceral rechazo a la España surgida de la Restauración. Leído hoy, el ciclo de La guerra carlista, que aquí presentamos en una nueva edición a cargo de Ignacio Echevarría, permite establecer un hilo histórico que llega hasta la Guerra Civil y explicar la evolución de los nacionalismos vasco y catalán.
«Cuatro flechas negras mi cinto tenía, cuatro por las penas que he sufrido, cuatro para otros tantos hombres que mis opresores malvados han sido».
Con estas lacónicas y misteriosas palabras amenaza la hermandad de La Flecha Negra a sus víctimas. Situada en los primeros compases de lo que llegaría a ser la guerra de las Dos Rosas (1452-1485), que enfrentó a las casas de York y Lancaster, y protagonizada por el joven aspirante a caballero Richard Shelton, La Flecha Negra es, sin duda, una de las novelas más recordadas de Stevenson, un narrador magistral en todo momento. El ritmo trepidante de la acción, los inesperados y espléndidamente medidos golpes de efecto, la frescura de la trama y un final no feliz menos inesperado aún son sólo algunos de los elementos que ha convertido a esta obra en todo un clásico de la novela de aventuras, sólo comparable a las mayores obras de la literatura universal.