¿Qué es el infinito? ¿Queda lejos o está más cerca de lo que pensamos?
Pablo Bernasconi conjuga sus ilustraciones maravillosas con un texto poético que intenta poner palabras a eso que ni los niños ni los grandes pueden realmente abarcar: el infinito.
Un libro álbum para leer y atesorar, de una sensibilidad y un refinamiento inolvidables.
COMIENZA LA CUENTA ATRÁS.
Un avión a punto de estrellarse, criaturas que acechan en las profundidades del océano, zonas radiactivas... y diez valientes que tendrán que escapar del peligro.
Tienen trescientos minutos.
Para las Cinco Guardianas ha llegado el momento de pasar al ataque: ¡el Poder de Encanto parece querer guiarlas a la guarida del malvado Egor! Pero ¿estarán realmente preparadas para enfrentarse al enemigo?
¿Te imaginas no saber jugar al escondite? ¿Ni cómo subir a los árboles o mirar las nubes? ¿Te imaginas no saber jugar al fútbol, ni cómo correr por un parque?
En este divertido cuento conoceremos a Leo y su pandilla, un grupo de niños y niñas del futuro que solo saben jugar con sus gafas virtuales. Pero un día, un gato muy travieso les estropea su juego virtual y, de pronto, todos los niños y las niñas tienen que descubrir cómo pasar el tiempo y aprender a divertirse de verdad.
¡Cuidado con el superpoder de los pedetes!
Todo el mundo cree que Martin es el niño más limpio del pueblo. No saben que también es Superpedete, ¡el superhéroe más apestoso de la historia!
Una repugnante y maléfica villana conocida como la Dama de la Cera se dedica a aterrorizar Villapulcra con las pringosas esculturas que hace con su propio cerumen. Pero Superpedete piensa detenerla con las poderosas descargas de su trasero.
PEDOS y CERA lidiarán una batalla mortífera. ¿Quién ganará?
4ºB es la peor clase del mundo. Y eso es así. O, al menos, eso dice la directora del colegio, la señora Bottomley-Blunt. Pero, claro, ¿qué puedes esperar de alguien que dice que al colegio se va a aprender y que debes comportarte y estar callado? ¡Pues que sea una aburrida! Por eso, puedes imaginarte lo que se enfadó cuando, en lugar de vigilar el recreo, nos convertimos en los culpables de que un retrete se desbordara y, bueno, aquello no oliera demasiado bien; o cuando decidimos "rescatar" a un pingüino el día que nos fuimos de excursión al zoo...