Saludar cuando uno llega y despedirse cuando uno se va, pedir las cosas por favor y dar las gracias, pedir perdón, cuidar la higiene, tener buenos modales en la mesa, ceder el asiento en el autobús, ser siempre cortés y puntual... La buena educación no es una misión imposible para los más pequeños y los animalitos de este libro van a demostrarlo.
Enseñar a los niños a compartir empieza por los juegos y los juguetes, la merienda, el paraguas, los lapiceros o un libro. Pero esos primeros pasos deben encaminarse a algo aún más importante para un corazón generoso: compartir todas las cosas especiales que no son materiales, como las ideas, la atención plena, el conocimiento y, sobre todo, el amor.
Los encantadores protagonistas de este libro van a enseñar a los niños a asumir responsabilidades domésticas como hacer su cama, ordenar su habitación, poner y quitar la mesa o cuidar a sus hermanos pequeños, y también a aceptar normas de seguridad como los hábitos de higiene y salud, ponerse el cinturón o cruzar con el semáforo en verde.
Este manual para héroes del día a día enseña a superar el miedo y armarse de valor para atreverse a ir solo a la escuela, a descubrir y aprender cosas nuevas o a ir al médico sin temor, pero por encima de todo eso, enseña que el más valiente es siempre el que pide perdón, el que habla sus sentimientos y el que se muestra tal y como es ante los ojos del mundo.
Los pequeños lectores de hoy son los ciudadanos de mañana; por eso, si queremos una sociedad más solidaria y justa, además de dar a los niños una enseñanza académica, tenemos que formar en valores como la empatia, el respeto o la responsabilidad.
La relación que se establece entre los hermanos dentro de la familia ayudará a los niños a moldear su actitud ante los demás fuera del círculo familiar: la complicidad y la generosidad entre ellos, o la cooperación y el trabajo en equipo, son algunos de los aspectos que configurarán el carácter de los más pequeños.
Los pequeños lectores de hoy son los ciudadanos de mañana; por eso, si queremos una sociedad más solidaria y justa, además de dar a los niños una enseñanza académica, tenemos que formar en valores como la empatia, el respeto o la responsabilidad.
Normas sociales tan básicas (pero no por ello menos importantes) como dar las gracias, pedir las cosas por favor, ser puntuales o no tirar papeles al suelo, entre otras, es lo que tratan estos cuentos para que los más pequeños aprendan a ser educados de una forma divertida.