Da igual lo que quieras ser de mayor, porque hasta los superheroes tienen que saber primero unas cuantas cosas, como hacerse la cama solitos, vestirse botón a botón, atarse los zapatos, lavarse las manitas, ordenar la habitación o cepillarse bien los dientes. Desde que se levantan hasta que se acuestan, los pequeños Nina y Nino van a enseñarte cómo aprender a crecer pasito a pasito.
«No todos los relatos empiezan por el principio y no todos los finales son indiscutibles»
Tal es el caso de la historia de Brisa y Cosmo, un relato de las cosas que no vemos, pero que no por ello dejan de existir; una historia de dos mundos conectados, que luego se separaron. Basta un pequeño instante para cambiarlo todo y para hacer que dos mundos se enreden y se desborde la magia. La magia de un amor, que mezcla fantasía y realidad, principio y final, Brisa y Cosmo.
Una historia de amor brillante, escrita por Magela Ronda e ilustrada con las evocadoras imágenes de Pilar Centeno. Una joya para todos los lectores.
¡Una nueva serie de primeras lecturas para partirse de risa!
El perro de Violeta ha desaparecido justo el día del concurso de Mundo Perruno. No puede ser, si estaba ¡JUSTO AQUÍ!
Este es un caso para SuperJul, no hay duda... lástima que los únicos perros que le interesen sean los perritos calientes. Aunque, quizá, si Leo León logra convencerle de que la recompensa por encontrar a Pulguitas merecerá la pena... ¡consigan encontrar al perro desaparecido!
¡Será mejor salir por patas!
Joé, a las tías no hay quien las entienda. Desde luego, no hay quien entienda qué quieren los chicos. Y a la que ha venido de intercambio la pillo todavía menos. Si me hago lío con los listenings, la voy a entender a ella, macho.
No poder ir al Baile de Primavera con Cameron me parecía la peor de las tragedias, pero ¿esto? Pasar un mes en este apartamento diminuto, con esta familia absurda y teniendo que ir a clase con el estúpido que me ha tocado de compañero... ¡Esto sí que es un drama!
Ahli, dice que se llama Ahli. Eso sí que lo he pillado. Bueno, le voy a preguntar al Jose, a ver si él sabe qué puedo hacer con ella para que no se me muera de aburrimiento. Que si la palma, me suspenden y, si me suspenden, ¡ME QUITAN LA MOTO!
Aunque, en realidad, que Juanjo sea tan tonto me viene bien. Me río con sus tonterías y, cuando me río, se me olvida que Cameron no me hace ni caso y que todos los planes de futuro que teníamos (la casa de dos plantas, la parejita de hijos rubios y el cachorrito de golden retriever) se han ido al traste. Bueno, igual la que tenía los planes de futuro era solo yo, pero... Espera un momento, ¿qué es esto? ¿Un casco de acompañante?
¡JUANJOOO! ¡Ya puedes tener cuidado, que como esmoñes a la muchacha con la moto te la cargas!
Las mascotas forman parte de la vida de
muchas familias, a las que regalan compañía,
alegría, musicalidad. Pero en ocasiones se
les exigen sacrificios que a ellas no les
corresponde hacer. Porque se les aparta de
su hábitat natural, se les encierra y se les
roba su libertad. En El ruiseñor que no
quería cantar, en gran medida basado en
un hecho real, Maritza Florentino nos trae
un testimonio de hoy, que pone de relieve la
importancia de tener una voz, de dialogar y
de procurar un acuerdo para que vivamos en
armonía con la naturaleza y todos seamos
felices.
Cinco cuentos, cinco autores, cinco ciudades y MUCHOS FANTASMAS.
Humor, emoción y ectoplasmas en un libro único: diversión de amplio espectro.
Cinco cuentos, cinco autores, cinco ciudades y MUCHOS FANTASMAS.
Humor, emoción y ectoplasmas en un libro único: diversión de amplio espectro.
Diego Arboleda, Ana Campoy, Ledicia Costas, Patricia García-Rojo y El Hematocrítico, cinco de los autores más relevantes de la literatura infantil española, se reúnen en este libro para sorprender, divertir e intrigar al lector con cinco fantasmales relatos.
Fantasmas en el cementerio de Vigo, en el valenciano Jardín del Turia, en el conservatorio de Jaén, en una vieja casa en A Coruña e incluso en la Biblioteca Nacional.
Eugenia Ábalos: «Siempre he querido ver algún fantasma. Aún no ha sucedido. Pero al dibujar a estos simpáticos espectros he sentido que el más allá estaba muy, pero que muy acá».
Diego Arboleda: «Considero una buena idea mezclar libros y fantasmas. Salvo en dos casos: libros de cocina y contabilidad. Con este tipo de libros, si los mezclas con fantasmas, al final alguien acaba pasando hambre».
Ana Campoy: «No temo a los fantasmas porque mi abuelo siempre me dijo que hay que tener más miedo de los vivos que de los muertos».
Ledicia Costas: «Siempre llevo en el bolsillo una castaña de la bruja, muy eficaz contra el mal de ojo. Me gusta pasear por los cementerios. De mayor quiero ser fantasma».
Patricia García-Rojo: «De pequeña recibí las visitas de un gato fantasma. Al principio me asustaba muchísimo, pero aprendí a hacerle sitio en la cama y, al final, le cogí cariño».
El Hematocrítico: «Quiero desmentir el rumor de que he llorado viendoCasper aunque sea totalmente cierto».