En el corral de la abuela Catalina, las gallinas Criolla, Pinta y Jabada pasan sus días cacareando y poniendo huevos. Un día llega la gallina Japonesa; tiene un cuello largo y delgado, y penacho de plumas alborotadas. Su aspecto despierta las burlas de las demás. Japonesa, triste y solitaria, busca refugio fuera del gallinero. Sin embargo, una noche oscura de feroz tormenta ella salvará de un peligro mortal a las demás.
Anita convirtió un pañito mágico en amuleto y cómplice inseparable contra el miedo. Se lo regaló su abuela, quien lo cosió con sus propias manos y le puso sus iniciales en una delicada tela roja de algodón orgánico. Por un evento inesperado, el pañito se extravió y la niña organizó su búsqueda porque quería entregarlo a su abuelo para que sanara de una enfermedad.
Juancho estaba muy triste, su abuelo estaba enfermo. La Navidad no era la misma porque él era la alegría del hogar. La llegada de un anciano misterioso les recordó que esa era la época más hermosa y de fe de todo el año. Luego ocurrió el milagro esperado, el abuelo se recuperó, la fe en Jesús les devolvió la alegría navideña.