25 de noviembre de 1506. Un tipógrafo aparece muerto de forma violenta en una imprenta de Salamanca. El taller está revuelto y han desaparecido varios originales del célebre humanista Antonio de Nebrija. Este le encarga a su antiguo alumno, el pesquisidor Fernando de Rojas, que averigüe quién mató al cajista y recupere los manuscritos robados. La tarea no va a ser fácil, pues Nebrija cuenta con muchos detractores dentro del Estudio salmantino por sus numerosos enfrentamientos con otros catedráticos. Para colmo, el humanista será objeto de un proceso inquisitorial por haber osado enmendar la traducción latina de la Biblia. Esto hará que Rojas tenga que defenderlo ante el Santo Tribunal y plantar cara a los enemigos de la imprenta y de las nuevas ideas.
Ambientada en el fascinante mundo de las imprentas y librerías de comienzos del siglo XVI, con ella su autor ha querido rendir un apasionado homenaje al maestro Nebrija, haciendo de él un personaje inolvidable que seducirá a todo tipo de lectores.
Dos hermanos. Un oscuro secreto. Y el mayor imperio de perlas cultivadas en el Tahití colonial.
1890. Bastian y Hugo Fortuny parten a Tahití en busca de una oportunidad después de perder su trabajo como sopladores de vidrio en su Mallorca natal. Durante la travesía conocen a Laia Kane, la hija de un cónsul inglés corrupto en Menorca al que han desterrado a la isla de la Polinesia. Este encuentro marcará la vida de los hermanos Fortuny y de Laia para siempre.
1930. Denis Fortuny, el heredero del imperio de las perlas de lujo en Manacor, decide viajar a Tahití para averiguar el misterio que se oculta tras sus primeros años de vida.
Una historia épica de amor, superación, lazos familiares y secretos con el telón de fondo del Tahití colonial y el fascinante origen de las perlas cultivadas.
En marzo de 1978, las Brigadas Rojas secuestraron al político democristiano Aldo Moro y, en mayo de ese mismo año, lo asesinaron, algo que conmocionó a toda Italia. Leonardo Sciascia, por entonces diputado del Partido Radical, participó en la comisión parlamentaria que investigó los hechos y, en agosto de 1978, escribió El caso Moro. A partir de las cartas escritas por Moro desde su cautiverio, Scascia lo interpreta con rigor y perspicacia y reconstruye una trama de pensamientos y hechos que es, hasta el momento, lo que mejor permite comprender ese terrible episodio de la historia italiana.
García Márquez construyó, en El otoño del patriarca, una maquinaria narrativa perfecta que desgrana una historia universal -la agonía y muerte de un dictador- en forma cíclica, experimental y real al mismo tiempo, en seis bloques narrativos sin diálogos, sin puntos y aparte, repitiendo una anécdota siempre igual y siempre distinta, acumulando hechos y descripciones deslumbrantes.
Novela escrita en Barcelona entre 1968 y 1975, El otoño del patriarcadeja asomar en su trasfondo el acontecimiento más importante de la historia española de aquellos años, la muerte del general Franco, aunque su contexto y estilo sean, como siempre con García Márquez, el de la asombrosa realidad latinoamericana, que el autor ha elevado una vez más a la dignidad del mito.
En Barcelona, una prostituta que va entrando en la vejez entrena a su perro para llorar ante la tumba que ha escogido para sí misma. En Viena, una mujer se vale de su don de ver el futuro para convertirse en la adivina de una familia rica. En Ginebra, el conductor de una ambulancia y su esposa acogen al abandonado y aparentemente moribundo ex presidente de un país caribeño, solo para descubrir que sus ambiciones políticas siguen intactas. En estos doce relatos magistrales acerca de las vidas de latinoamericanos en Europa, García Márquez transmite la melancolía, tenacidad, pena y ambición que forma la experiencia del emigrante.
A principios de 1985, el director de cine chileno Miguel Littín -sobre quien pesaba prohibición absoluta de volver a su tierra- entró clandestinamente en Chile. Durante seis semanas filmó más de siete mil metros de película sobre la realidad de su país después de doce años de dictadura militar. El resultado de su peripecia fue una película de cuatro horas para la televisión y de dos horas para el cine. Con el testimonio directo del protagonista, el premio Nobel colombiano escribió este libro en el más puro estilo del reportaje periodístico.
«El vuelo 115 de Ladeco, procedente de Asunción (Paraguay), estaba a punto de aterrizar, con más de una hora de retraso, en el aeropuerto de Santiago de Chile. A la izquierda, a casi siete metros de altura, el Aconcagua parecía un promontorio de acero bajo el fulgor de la Luna. El avión se inclinó sobre el ala izquierda con una gracia pavorosa, se enderezó luego con un crujido de metales lúgubres, y tocó tierra antes de tiempo con tres saltos de canguro. Yo, Miguel Littín, hijo de Hernán y Cristina, director de cine y uno de los cinco mil chilenos con prohibición absoluta de regresa, estaba de nuevo en mi país después de doce años de exilio, aunque todavía exiliado dentro de mí mismo: llevaba una identidad falsa, un pasaporte falso, y hasta una esposa falsa.»