La tranquila vida de los habitantes de la isla de Gekkin da un vuelco tras la aparición de varias cartas que alertan de que la encantadora y bella Tomoko es, en realidad, la Abeja Reina, una mujer fatal con la habilidad de atraer y cautivar a todo el que se acerca a ella y de generar en su entorno tanta admiración como resentimiento. Un enigmático asesinato desata una serie de tensiones que rápidamente transforman la pacífica localidad en un avispero, plagado de rumores y sospechas. Kosuke Kindaichi, un perspicaz y poco convencional detective, se enfrentará a este complejo caso en el que todas las personas cercanas a Tomoko, amantes despechados, amigas envidiosas y familiares con oscuros secretos, podrían ser el asesino. A medida que profundice en la investigación, Kindaichi descubrirá un pasado mucho más complejo y perturbador de lo que esperaba.
Catriona Ward 1944. A medida que avanza la Segunda Guerra Mundial, la amenaza ha llegado al frente interno. En un rincón remoto de Idaho, Meiko Briggs y su hija Aiko ansían regresar a casa. Después de que el marido de Meiko se alistara en las Fuerzas Aéreas del Pacífico, a ambas las enviaron a un campo de prisioneros en el oeste. Daba igual que Aiko hubiera nacido en Estados Unidos: eran japonesas y, por tanto, una amenaza. Madre e hija intentan sobrellevar su nueva vida cuando una misteriosa enfermedad se extiende por el campo. Lo que empieza como un resfriado menor enseguida da paso a arrebatos imprevisibles de violencia y agresividad, e incluso a la muerte. Y cuando llega un extraño equipo de médicos, casi más amenazador que los contagios, Meiko se une a una periodista para investigar los sucesos. Pronto le queda claro que está ocurriendo algo aún más perturbador de lo que creía, algo que a ella le recuerda a las historias que le contaban de pequeña sobre un siniestro demonio del folclore japonés capaz de adoptar forma humana...
«Cada novela, cada historia, cada trazo de Petros Márkaris y Jaritos es una instancia hacia la vida de verdad, hacia asuntos cotidianos…, hacia unas formas de vivir y de trabajar próximas, entrañables y miserables (siempre la miseria moral unida a los diversos poderes), y eso es lo que atrae, lo que deslumbra, lo que agradece el lector.» Fernando R. Lafuente, Abc Cultural
«Márkaris se ha convertido en uno de los mejores autores de novela negra actuales.» Lilian Neuman, La Vanguardia
«Un referente actual de la mejor tradición de la novela negra, esa cuyo espíritu inconformista se identifica con los perdedores del sistema.» Andrés Seoane, El Cultural (El Mundo)
«Ideal para los que no quieran despegar los pies de la tierra ni olvidarse de los grandes problemas, como pasaba con las novelas del siglo XIX de Zola o Balzac.» Ángeles López, La Razón
«Uno de los clásicos vivos del género.» Sergio Vila-Sanjuán, La Vanguardia
Kostas Jaritos es todavía un novato en su nuevo puesto como director de Seguridad del Ática. Para colmo, uno de sus principales valedores, el ministro del Interior, ha dejado su puesto y han nombrado a otro con quien Jaritos todavía no ha trabajado. Entretanto, en la universidad de Atenas se ha desatado una revuelta estudiantil.
En pleno fragor de la batalla de Solferino, que en 1859 marcó para el Imperio austrohúngaro el comienzo de la pérdida de sus territorios italianos, el teniente Trotta salva inesperadamente la vida del emperador Francisco José. A partir de entonces el destino de la ennoblecida familia von Trotta -cuyos avatares narra esta novela- parece quedar irrevocablemente ligado al de la dinastía reinante y su declive, que correrá paralelo a lo largo de tres generaciones. Con una gran capacidad de evocación y una exquisita ironía no exenta de nostalgia, la novela nos transporta a un mundo en decadencia que se resiste a dejar de ser tanto como muchos se resisten a despedirse de él.
Este Tercer libro de crónicas reúne algunas de las crónicas que António Lobo Antunes escribió entre 2002 y 2004. El oficio de escritor y las dudas que lo asaltan («¿seré capaz?»), su estancia en Angola, la infancia «en una casa con una acacia», la familia(«estos seres extraños en los que se prolongan nuestras facciones»), el amor, lo efímero y lo eterno son algunos de los temas recurrentes de sus novelas, que desarrolla también en las crónicas. Los múltiples registros del autor, la sutileza de su humor, su virtuosismo y el arte de llevar al lector de la sonrisa a la emoción extrema hacen que estos textos se lean con una enorme facilidad.
Quizá estás decepcionada con la vida, con lo que creíste que iba a ser y no es. Puede que en tu interior haya un lugar vacío que toma más y más protagonismo y que te hace sentir cada vez más disociada.
Este libro puede transformar radicalmente tu vida, gracias a los cuatro grandes focos de incendios donde dejar caer tu cerilla:
Identidad. Quemarás la máscara y la falsa performance que tienes como mujer, para abrazar y conectar con tu esencia.
Poder. Dejarás el miedo a un lado para empezar a descubrir de lo que eres capaz cuando te das cuenta de que, en efecto, eres imparable.
Placer. Honrarás el acceso al éxtasis, a la energía sexual que hay en ti y de la cual no te han permitido gozar… hasta ahora.
Amor. Carbonizarás las dinámicas tóxicas y patrones que nos inducen en una espiral de relaciones dañinas que nos alejan de nuestra propia individualidad.
Mara Torres ha escrito un libro lleno de cariño y delicadeza. Un gran homenaje a su hermana Alicia para tratar de entender las razones que la llevaron al suicidio, y una forma también de seguir demostrándole su amor, más allá del tiempo y la existencia. Este relato en primera persona se cruza con un texto de su hermana que encontraron entre sus pertenencias. Un diario en el que Alicia Torres iba desgranando su vida. El resultado es esclarecedor y emocionante, porque nos sumerge en los sentimientos de alguien que se aferraba a cualquier atisbo de felicidad para superar la existencia. En palabras de la autora: «Este no es un libro sobre mi familia ni sobre el suicidio. Es un libro sobre la mente de mi hermana pequeña y el proceso que la sumerge en la oscuridad total. Es la historia de alguien que deseaba vivir, pero no fue capaz de conseguirlo».
El mundo tiene cajones secretos: eso lo descubrimos poco a poco; y a veces podría ocurrir que nada fuera tan real como nuestros propios sueños. A lo largo de las cinco historias que configuran Con Agatha en Estambul una niña entra en un convento con un baúl y un traje de novia; una joven ejecutiva asiste impotente a las enigmáticas apariciones de una mujer vestida de verde; una feliz esposa se sobrecoge ante el panteón familiar de su marido; alguien pierde súbitamente la memoria una mañana cualquiera en un viejo café; una serie de imprevistos distorsionan la relación de una pareja de turistas en un Estambul envuelto en brumas.
Lo cierto es que nunca he podido narrar –ni opinar– desde un lugar discreto, nunca he podido hacerme invisible, y para ser sincera tampoco lo he intentado. Amo la realidad que desenmascaramos en cada uno de nuestros actos. Amo la voluntad de asombro.
Creo que lo más honesto que puedo hacer literariamente es contar las cosas como las veo, sin artificios, sin disfraces, sin filtros, sin mentiras, con mis prejuicios, obsesiones y complejos, con las verdades en minúscula y por lo general sospechosas. Hacerlo de otra manera seria presuntuoso por mi parte. Estaría engañándome y engañándolos».