«No soy epiléptica, tengo epilepsia». Esta aseveración, pronunciada con la furia eléctrica que habita en Lily, la protagonista de este libro, es una de las múltiples puertas de entrada a una historia, jamás mejor dicho, deslumbrante. Una novela donde la enfermedad es presente cotidiano, la búsqueda convierte al pasado en futuro inmediato y las relaciones humanas se enfrentan a su condición determinante: la ruptura constante y repetida que antecede a la reconstrucción. Aunque se ha dicho hasta el cansancio que leer es habitar un espacio diferente, encontrar un libro que encierra al lector en los acontecimientos narrados es tan extraño como doloroso, más cuando se trata de vivir una enfermedad que no nos ha sido destinada, padecer la urgencia de una investigación que de testigos nos convierte en cómplices, experimentar la dualidad amor-odio que gobierna las relaciones de Lily con los otros, pasear por un Londres que se come a sí mismo y a sus habitantes, deambular por los pasillos de hospitales que parecen cementerios. Ray Robinson, en su primera novela, ha logrado lo que tantos escritores buscan durante toda su vida: entregar a sus lectores una experiencia sinestésica, una historia absoluta. Hacernos sentir las descargas de energía que recorren la piel en un ataque, inmovilizarnos los brazos y las piernas, descontrolar el castañeo de nuestros dientes, deslumbrarnos con la luz blanca y destellante que lo gobierna todo mientras la electricidad toma posesión de nuestros cuerpos.
Corren los años setenta del siglo XIX y el joven Will Andrews, recién graduado en la Universidad de Harvard, decide dejar el bullicio de la gran ciudad e irse al Oeste para encontrar un lazo de unión con la naturaleza. Por el camino, Will recala en una aldea de Kansas llamada Butcher’s Crossing, un lugar donde la única diversión es tomar copas con hombres que han perdido ya muchas batallas y acariciar a mujeres cansadas de tanto traficar con el placer. Todo parece tristemente anodino en ese pueblo alejado de las aventuras soñadas por Will hasta que el muchacho traba amistad con Miller, un experimentado cazador de búfalos. Miller y Andrews, seguidos por otros dos compañeros, emprenden una aventura que los llevará a una pradera de ensueño donde esos animales abundan. Uno tras otro, los búfalos caen, pero el invierno acecha y la codicia de los hombres se cobrará su precio.
Un agudo análisis del pensamiento de Lévi-Strauss por una figura imprescindible de la literatura contemporánea.
«La lectura de Lévi-Strauss me descubrió tantas cosas y despertó en mí tales interrogaciones que, casi sin darme cuenta, hice algunos apuntes. Este texto es el resultado de mi lectura.» Con estas palabras, el Nobel de literatura Octavio Paz emprende una lúcida reflexión sobre la obra del prestigioso antropólogo francés, que celebra ahora su centenario en vida.
En la aldea medieval de Lapvona, el pequeño Marek vive en la más absoluta pobreza con su padre Jude, viudo, devoto y agresivo. Cojo, con la cara deforme y una concepción distorsionada de la realidad, Marek solo halla consuelo en su temor de Dios y en sus visitas a Ina, una anciana con saberes ocultos que vive alejada del mundo. Cuando una muerte violenta lo sitúa en el epicentro de la vida palaciega, Marek pasa a convertirse en un auténtico aristócrata dentro de la corte del corrupto y ensimismado señor feudal que gobierna Lapvona. Sin embargo, su nuevo estatus se verá amenazado por la llegada de una misteriosa mujer embarazada, de rasgos sospechosamente similares a los suyos.
Javier Mallarino es una leyenda viva. Es el caricaturista político más influyente del país, «un hombre capaz de causar la revocación de una ley, trastornar el fallo de un magistrado, tumbar a un alcalde o amenazar gravemente la estabilidad de un ministerio, y eso con las únicas armas del papel y la tinta china». Los políticos le temen y el gobierno le hace homenajes. Después de cuatro décadas de brillante carrera, puede decir que tiene el país a sus pies. Pero todo eso cambiará cuando reciba la visita inesperada de una mujer que le obligará a revaluar toda su vida, a poner en entredicho su posición en este mundo.
En estos relatos aparecen las primeras familias que han emigrado a Marte; exploradores solitarios que se rinden a sus visiones; colonizadores que empiezan a sentirse cada vez más peligrosamente extraterrestres; un joven marciano atraído por una muchacha terrestre a la que no comprende; entre otros. Esta edición cuenta con ilustraciones de David de las Heras, cuya capacidad técnica y enfoque surrealista resulta muy afín a los relatos del autor norteamericano.